ESPECIAL 2/2
De vez en cuando me pregunto si las decisiones que tomo son las prudentes.
Sé que muchas de ellas no lo son, y sé que tiendo a cometer errores, no me duele disculparme por ellos.
Pero últimamente no sé diferenciar entre qué está bien o mal, qué es sano y qué no lo es tanto. Los límites se han vuelto borrosos en los últimos meses.
Por un lado, salir con Samuel se siente incorrecto. Estar con él, ser una pareja, es horrible. Además de que no tenemos nada en común (y me refiero a literalmente NADA), él tiende a tratarme de "chiquita" y menospreciar todo lo que digo o hago.
Aun no me siento capaz de hablarle de Cupido y de mi rol en la empresa, porque siento que no le va a importar y desestimará aquello que amo.
Sin embargo, cada vez que intento dejarlo es imposible, o él no me deja hablar o me trabo, y siento... Siento que quizás no me siento capaz de dejarlo porque quizás, solo quizás, una parte de mí cree que se merece ser tratada como un objeto sin valor.
Salir de fiesta es, por otra parte, algo que se siente correcto. Beber hasta desinhibirme completamente, bailar, gritar, todo eso se siente bien porque hace que mi mente no piense no piense en oda la mierda con la que vivo.
La universidad es algo parcialmente bueno. Hay momentos en los cuales me cuestiono por qué hago esto, ¿de qué servirá al final del día? Ya tengo Cupido, ¿acaso necesito más? Luego recuerdo las clases, lo mucho que las disfruto y lo divertidas que son, y me convenzo de que sí lo vale.
Sin embargo, cada día voy menos y menos. Les digo a mis padres que voy, cuando la realidad es que paso varias horas en casa intentando recuperarme de la resaca del día anterior antes de volver a la vida.
Cami no está feliz conmigo.
Y no porque esté faltando a clases, sino porque cree que me estoy destruyendo sola. Tiene razón, por supuesto, pero no sé cómo detenerme, entonces no lo hago.
Detenerme significaría aceptar el dolor, lidiar con él, y aun no estoy lista.
Así que me sumerjo en la miseria que yo misma he construido. En mi relación tóxica y enfermiza, de la cual no sé cómo huir, en mis tendencias autodestructivas, representadas por el alcohol y las fiestas, y en mi incertidumbre frente al futuro y mis capacidades.
Vuelvo a lo que mi hermana me dijo una vez: crecer es una mierda, especialmente cuando estás sola.
No... No estoy sola, solo me siento de esa forma. Tengo a mi familia, tengo a mis amigos, tengo a mis hermanos... Y, sin embargo, rodeada de todas esas personas que me aman, me siento miserable.
Suspiro y miro mi entorno, insegura de lo que va a suceder.
Luego de dos semanas de cinco días de la reunión con Cupido y que los chicos se hubiesen burlado de mi relación, Nico se había aparecido en mi ventana disculpándose. No solo eso, también me dijo que estaba dispuesto a conocer a Samuel si eso me hacía feliz.
No, no me hacía feliz. Nico era la luz en medio de toda mi miseria, era mi parte segura, el único que no me hacía sentir del todo sola. No quería exponerlo a la podredumbre de Samuel, ni a la mierda de relación que manteníamos.
Nico era demasiado bueno para eso.
Y yo soy una idiota, porque en lugar de decir que no, le dije "con gusto", y planifiqué una reunión que sabía terminaría mal.
Muy mal.
—¿Llegué tarde? —Inquiere Nico, apareciendo con el cabello húmedo—. Lástima...
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Las Alas de Cupido (#1)
Roman d'amour"Abre tu corazón y no tengas miedo de que te lo rompan. Los corazones rotos se curan. Los corazones protegidos acaban convertidos en piedra" P.S. Tengo muchas cosas claras en mi vida: ¿Me gustan los libros eróticos? Por supuesto. ¿Amo a mi familia...