NICO
—¡Se están quemando los huevos! —Cari me empuja y se hace cargo de la sartén—. Dios, Nico. ¿Dónde tienes la cabeza? ¿Acaso quieres intoxicarnos?
—Lo siento, lo siento —Abro una ventana para que el humo salga.
—Estás distraído —Señala mi hermana, buscando la manera de arreglar los huevos—. ¿Sucede algo?
Si... No... Tal vez... Demasiadas cosas suceden y no sé enfocarme en una sola.
Tengo que entregar un proyecto de inversiones hoy en la universidad, debo ir a la reunión de padres y maestros de los chicos mañana, Theo tiene un partido el fin de semana, mamá lleva más de 72 horas en el hospital sin responder mis mensajes, debo reunirme con Dawn y Rick esta noche, y Lena me besó hace dos días y aun no logro procesarlo.
—Ve a prepararte para la escuela —La empujo para hacerme cargo de su desayuno—. Y apresura a los chicos.
Me da una mirada dudosa, pero no insiste y va por Theo y Andy para que desayunen. No planeo dejar que vayan a la escuela sin desayunar.
Los huevos no estaban completamente perdidos, hago unas tostadas y caliento la cafetera para ellos. No me gusta que tomen café, pero no soy perfecto y a ellos les gusta. Uno de mis propósitos en la vida es darles la infancia feliz y sin preocupaciones que yo no tuve.
No reprocho a mi madre por haberme prácticamente empujado a hacerme cargo de mis hermanos, ella pasaba por un mal momento, pero a veces me pregunto qué sería de mí si ella se hubiese hecho cargo. Si ella se hubiese levantado todos los días dos horas antes para prepararles sus comidas, si ella se hubiese asegurado de llevarlos al doctor y de abrazarlos cuando tenían pesadillas.
No fue una mala madre conmigo, porque a mí me dio todo eso, pero a ellos los descuidó, y no planeo hacer lo mismo.
—Andy no quiere salir de su cuarto —Informa Theo, jugando con su balón—. Y no quiero hablarle.
—¿Sigues molesto con él? —Se interesa Cari, ordenando su cabello con delicadeza y preparándose su desayuno.
—¿Están peleados? —Inquiero.
Theo hace una mueca y evita mi mirada.
—No necesitabas saberlo, por eso no te dije... Quizás quieras hablar con él, sabe lo que hizo.
Lo miro, intentando entender a qué se refiere, pero prefiero dirigirme al cuarto de Andy y preguntarle directamente. Nunca hemos tenido problemas de comunicación, y no planeo comenzar ahora que mis hermanos son adolescentes.
Toco la puerta con suavidad, pero al no recibir respuesta abro y lo encuentro acostado en la cama, envuelto en las sábanas, aun en pijama.
—¿Te sientes mal? —Me preocupo, sentándome en el borde de la cama, tocando su frente en busca de algún síntoma.
—Déjame en paz.
—Lo haré cuando me digas por qué aun no estas listo para la escuela, y por qué Theo está enojado contigo —Me recuesto a su lado—. Puedes empezar a hablar, porque no planeo moverme de aquí.
Miro su cuarto. Tiene paredes blancas sencillas, y muchas fotografías por todos lados, especialmente de cuando era bebé y papá aún vivía.
Junto a su cama hay una foto enmarcada de nosotros cuatro, con Lena, Olive y Luc el día que él nació. Es una foto hermosa, y muy triste al mismo tiempo.
Teníamos catorce cuando él nació, y Lena estaba pasando por un mal momento que nadie vio pues todos estaban enfocados en el nuevo bebé. Yo la vi, yo la cuidé, y siempre he estado a su lado.
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Las Alas de Cupido (#1)
Romansa"Abre tu corazón y no tengas miedo de que te lo rompan. Los corazones rotos se curan. Los corazones protegidos acaban convertidos en piedra" P.S. Tengo muchas cosas claras en mi vida: ¿Me gustan los libros eróticos? Por supuesto. ¿Amo a mi familia...