Epílogo

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Junio

—Solo dime si está bien o no —Le digo a mi hermana a través del teléfono.

—No sé, Lena, lleva dos días en el sofá, no deja de llorar y cada vez que Holden intenta moverlo, lo patea.

—¿Pero se ve bien?

—Se ve como si le hubiesen partido el corazón en todos los pedazos posibles —Escucho que se mueve—. Richard, te llaman.

—No me importa, déjenme morir.

Suelto un suspiro y aprieto el puente de mi nariz, buscando paciencia.

—Dawn va en camino —Es lo que digo antes de colgar.

Me dejo caer en mi cama soltando un resoplido.

Mis vacaciones empiezan en una semana y estoy desesperada porque lleguen pronto. Las vacaciones no indican que vaya a descansar mucho, pero al menos podré dormir unas horas más.

Esto de la segunda fase de Cupido me está quitando muchas horas de sueño, y eso que no estoy del todo involucrada: Dawn está al borde del colapso, y ahora con Rick...

—¿Cómo está la Barbie?

Nico sale de la ducha con su toalla colgando de sus caderas. Lo observo detenidamente, sus músculos moviéndose, la forma en que su cabello gotea... Dios, es hermoso, y mío.

—Según Olive, no se mueve —Resoplo y cierro mis ojos—. Dawn salió hace una hora por él.

—Es una mierda.

—Lo es —Suspiro con tristeza—. No esperaba que sucediese así.

—Ni yo.

Va al armario y saca su ropa. Mientras tanto yo lo observo, analizo y sonrío.

—Te amo —Le digo sin poder contenerme.

—¿Me hablas a mi o a mi culo? Porque no sé a quién estás observando.

Le lanzo una almohada, pero estoy riendo y él también.

Se acerca a mí, como tigre acechando a su presa y se deja caer sobre mí, aplastándome con parte de su cuerpo.

La toalla que llevaba encima se pierde en algún momento pero no me importa. Sus ojos me observan con esa profundidad e intensidad de la cual nunca quiero acostumbrarme.

—Yo también te amo, Lena —Besa mi nariz con suavidad—. Todo de ti. Miedos, alegrías, defectos y tristezas... Incluso con tu obsesión insana por libros pornográficos.

—Amas lo que he aprendido con esos libros.

—Lo sé —Besa mi barbilla—. Te amo, lo he hecho desde los ocho años. Aprendí lo que es el amor y la felicidad contigo, y pretendo seguir aprendiendo hasta que ambos estemos arrugaditos y gruñones.

—Eso es mucho tiempo.

—Soy paciente.

Esta vez me besa en los labios y yo no puedo ser más feliz que en ese momento con él.

¿Quién diría que después de todo el trauma, el miedo y el sufrimiento, encontraría la luz junto a mi mejor amigo, el amor de mi vida?

Fin

Las Alas de Cupido (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora