Capítulo seis

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NICO

No debí haberle dicho del incidente del nombre a Lena, porque de no haberlo hecho no estaría en una quinta cita ahora con Lisa, una chica hermosa, divertida y muy amable que no era en lo absoluto mi tipo.

Viniendo al caso, yo no tengo un tipo, tengo una persona. Es rubia, de ojos marrones y la conozco desde hace una vida, pero soy tan cobarde que prefiero llamarla "mejor amiga" a "el amor de mi vida".

Elena Marie Donovan me arruinó desde el momento en que posó sus ojos en mí y me dijo "hola".

—Esto no va a ninguna parte, ¿no? —Lisa, al otro lado de la mesa, me dedica una sonrisa comprensiva—. No estás realmente en esta cita.

Suspiro. ¿Por qué mentir? Es la verdad.

—Lo siento, de verdad —Y es cierto, sí estoy arrepentido. Lo he estado en cada cita, cada pareja que he tenido a lo largo de los años, porque incluso cuando intento no tener a Lena en mi sistema... Ella está en mí—. No es... No puedo evitarlo.

—Ella es linda —Me dice con suavidad—. Muy linda, ¿por qué no le has dicho lo que sientes?

¿Por qué? Muy buena pregunta. Porque nos conocíamos desde los cuatro años, porque nuestras familias eran prácticamente una, porque ella consideraba a mis hermanos como suyos. Pero por sobre todo eso, porque temía perder lo que teníamos.

Esa afinidad que compartíamos... No cualquiera podía tenerla.

—Es complicado —Es todo lo que digo, pasando mi mano por mi rostro con cansancio—. Ella y yo... Es complicado.

—¿Seguro? ¿O tú lo haces complicado? —Lisa me mira, alzando una ceja—. Dime algo, Nico, ¿alguna vez has tenido pareja? ¿Algunas vez has compartido intimidad con alguien?

—¿Por qué quieres saber? —Pregunto a la defensiva.

—Compláceme, ya que llevo cinco citas con un zombi.

Suspiro, resignado.

—Ambas sí, pero nunca duraban más de un par de meses.

Nunca nada duradero, nada permanente, solo mi familia, mis amigos y Lena.

—¿Por qué?

Hago una mueca. Porque esas mujeres con las que estaba se daban cuenta de que, aunque me gustaban, aunque de verdad estaba atraído hacia ellas, Lena siempre sería... Siempre sería ella, por sobre todo lo demás.

—Una vez... —Empiezo a contar, sin poder reprimirme—. Estaba con esta chica, Jazmín, íbamos a hacerlo, nada formal solo diversión... Lena me llamó para ver películas y abandoné todo solo para ir por ella —Con ella, quiero corregir pero no lo digo.

—¿Y ella sabe que todas tus relaciones terminaron porque tú la escogías siempre?

No, por supuesto que no. Lena se sentiría extremadamente culpable si supiese eso, y lo último que deseaba era entristecer a Lena.

Me gustaba verla sonreír cuando recibía uno de sus libros pornográficos nuevos, me gustaba verla enojarse porque las cosas no salían como ella quería, me gustaba verla en todas y cada una de sus facetas... Menos la triste.

Porque cada vez que la veía llorar, el impulso de besarla hasta que sus lágrimas fuesen sonrisas era demasiado fuerte.

—Quizás, y esto te lo digo como la chica que estuvo durante cinco citas sentada frente a ti sin recibir ninguna sonrisa, deberías considerar dejar el mercado de las citas y enfocarte en lo que verdaderamente importa: la mujer que amas —Se levanta y me sonríe con dulzura—. Te veo en clases, Nico.

Las Alas de Cupido (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora