Capítulo nueve

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ESPECIAL 1/2

NICO

Lena me está mintiendo.

No es feliz. Yo sé ver cuando es feliz, conozco su sonrisa de felicidad, y no la he visto en bastante tiempo, más del que me gustaría admitir.

Y yo intento actuar tranquilo frente a ese hecho, pero la verdad es que tengo muchos sentimiento bullendo en mi interior que quieren salir y acabar con todo.

Un mes tardó en decir que estaba saliendo con este chico, al cual no conozco, y ni siquiera me lo dijo directamente. Lo dijo en una reunión de Cupido. ¿Dónde quedaba nuestra amistad de catorce años?

Luego de eso yo solo había visto negro. Quise estar contento por ella, pero no la veía feliz, así que mi mal carácter solo salió a relucir...

Y si, también los malditos celos que tenía y que odiaba.

Odiaba los celos, me parecían un sentimiento tan poco noble que siempre me creí afortunado de no sentirlos... Hasta que vi a Lena besar a un idiota desconocido y lo único que podía pensar era "debo partirle la cara por tocarla".

Nada noble, en lo absoluto. Estoy intentando controlarlos, pero se hace difícil. Más aun cuando no sé nada de ese tipo. Se llama Samuel Gordon y es un perro, eso es todo.

—Me encantan nuestros paseos juntos, siempre son vigorizantes —Rick se coloca unos lentes de sol, pese a que estamos a comienzos de octubre y casi no hay sol, y suspira: — ¿Pero qué estamos haciendo?

—Investigando, Barbie. Estamos investigando.

—Al perro —Una sonrisa burlesca aparece en su rostro—. ¿No crees que estás exagerando un poco, Luigi?

Me giro para mirarlo.

—Si quería que me criticaran y cuestionaran, habría traído a Dawn.

—Ay si... Gruñona puede ser bastante criticona —Suspira y vuelve su vista al frente—. ¿Cómo encontraste a estas chicas, de todas formas?

Me quedo en silencio. Hay otra razón por la cual traje a Rick y no a Dawn, y es que Dawn es bastante apegada a las reglas. Lo que hice para obtener los contactos de las ex del perro no fue demasiado ético.

—Ay no... No lo hiciste —Rick se detiene y me mira de forma acusatoria. No respondo—. Si lo hiciste.

—Es perfectamente legal.

—¡Pues a mí no me parece tan legal, ¿quién te dijo que...?! —Se calla cuando no respondo. Resopla—. ¿Metiste a mi hermano en esto?

—Es el único abogado que me iba a responder sin hacer preguntas.

—¡Ni siquiera es abogado aun! —Rick desordena su cabello y toma aire—. Está bien, esto es lo que haremos: no le diremos a Dawn.

Asiento, pero él sigue.

—Porque si le decimos a Dawn que utilizaste datos del archivo de Cupido, nos mata a ti y a mí.

—Es legal —Repito—. Según lo que me explicó Hol, en teoría los datos de la aplicación son de uso público para los servidores de Cupido. Cualquiera podría usarlos ya que se aceptan los términos y condiciones de eso.

—Sigue pareciéndome poco ético... —Suspira con sonoridad—. Pero ya qué. No es lo peor que hemos hecho. Mientras la gruñona no sepa, estamos a salvo.

—¿Y si lo descubre?

—Aún tengo esos ID falsos que usábamos en la escuela, y suficiente dinero para escapar a Aspen y desaparecer de la faz de la Tierra.

Las Alas de Cupido (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora