Capitulo 10

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AMALIA

Nos llevó a la habitación como le dije y suavemente me posiciono sobre mi cama. No dejaba de mirarme y besarme como si quisiera grabarse en la memoria este momento, sus manos recorrían mis piernas en caricias que mandaban mil sensaciones a todo mi cuerpo.

Estaba a su merced y él lo sabía.

Lentamente desabrocho cada botón de mi camisa hasta sacármela dejando a la vista mis pechos desnudos, su mirada deseosa y llena de lujuria me atravesó.

-Eres jodidamente perfecta- Me susurro antes que su boca se apoderara de mis pezones. Los lamia y chupaba mientras yo ardía en placer queriendo más de él. Cuando el mordió suavemente uno, un grito de placer inundo el lugar.

-Dios Henry, me estas volviendo loca- Mis manos jugaban con su pelo mientras el bajaba dejando besos por todo mi abdomen.

-No tienes idea de lo loco que tienes, de todo lo que me produces con solo verte- Siento sus manos jugar con mi ropa interior, que es lo único que me separa de la completa desnudes- No sabes todas las cosas que quiero hacerte.

Henry no tarda en quitarme las bragas y dejarme completamente desnuda para él, me mira como si me estuviera adorando, tocando cada centímetro de mi piel.

-Hazlo- Le digo mientras el muerde mis muslos- Hazme todo lo que quieras.

-Pequeña no tiene idea de lo que pides- Y cuando siento su lengua en mí, me empuja a los límites del placer, él me está devorando con lentitud estremeciendo cada fibra de mi ser- A mí me gusta coger fuerte y duro y tú no estás preparada para eso aún.

-Oh por dios... si -Gimo sin pudor, jamás sentí algo como esto. Su lengua hace maravillas en mi- Entonces enséñame

-Vas a acabar conmigo Amalia.

Él tiene mucha ropa y me desespera, quiero verlo y sentirlo.

Lentamente me siento en la cama y comienzo a desabrocharle la camisa torpemente, pero parece no molestarle. Su torso desnudo es una obra de arte y lo acaricio a mi antojo.

Bajo mi mano y rozo su entrepierna escuchándolo gruñir ante mi tacto. Voy directo a acariciar su miembro sobre la tela de su pantalón y me asusta que se sienta tan grande. Lo desabrocho y le bajo el cierre, sin dejar de mirarlo a los ojos, le bajo los pantalones con el bóxer dejando su pene expuesto para mí.

Es grande y grueso y estoy segura que no me va a entrar todo en la boca.

Empiezo a masturbarlo con mi mano, el cierra los ojos y su respiración se vuelve más pesada. Sin pensarlo lo meto en mi boca y lo saco para volver a lamer todo su grosor y volver a meter todo lo que más puedo.

Cada vez que lo saco rozo mis dientes en su punta.

-Mierda Amalia si sigues haciendo eso voy a acabarte en la boca- Yo jadeo con su miembro en mi boca al escucharlo. Sigo con mis movimientos y cuando lo sentí tensarse supe que iba a acabar, por supuesto lo dejé hacerlo y recibí complaciente su orgasmo.

Henry me vuelve a recostar en la cama dándome a entender que va a terminar lo que hace un rato no le deje hacer. Besa mis piernas hasta llegar a mis muslos mientras que con su mano acaricia mi clítoris, estoy acostumbrándome a la sensación de su dedo ahí cuando su lengua lame todo de arriba hacia abajo.

Se siente tan malditamente bien.

El ataca mi clítoris con su lengua chupándolo y mordiéndolo al tiempo que mete dos dedos dentro de mí.

-Eres exquisita-Yo solo jadeo arqueando mi espalda porque siento que mi orgasmo no tarda en llegar. Él es un experto con su lengua, sabe exactamente donde tocar- Me encanta que estés tan mojada para mí.

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