AMALIA
-Henry, que haces aquí? ....
Mis ojos no daban crédito a lo que veía, que carajos hacia el aquí. Dos semanas sin noticias suyas y se aparece justamente en este lugar, sí, es cierto que no devuelvo sus llamadas o mensajes desde ayer, pero era lo mínimo si el no dio señales de vida durante quince días.
Además, imagino o intuyo por qué esta aquí y eso me enfurece más.
-Necesitaba verte- Respondió de lo más tranquilo.
-Asique ahora necesitas verme- Irónico pensé- Bueno Henry yo no, quizás dentro de dos semanas te busque.
-Amalia por favor déjame explicarte- Pidió con un tono de voz que simulaba parecer apenado.
-Henry de verdad no es el momento ni el lugar.
-Sabes que no me voy a ir de aquí sin ti ¿Verdad? - Puse mis ojos en blanco, esto era increíble.
Estaba tan ensimismada en mi intensa conversación con Henry que me había olvidado que estaba charlando con mi profesor hasta que sentí que este se paró justo a mi lado...
-Amalia todo en orden? – Dijo en un tono protector mirando fijamente al hombre frente a mí, aunque si soy justa la mirada intensa se la estaban dando mutuamente.
-Si profesor, no se preocupe- Trate de no sonar tan apenada por la situación.
-Puedes llamarme Alex – Dijo de manera suave, miro a Henry y se dirigió a el- Usted ¿es?
-Su novio- Contesto sin titubear, mi cara se transformó, a esta altura no podía entender como en su sano juicio podía haber dicho eso. Mi profesor me miro y me hiso reaccionar.
-Claro que no, déjate de bromas Henry- Mire a mi profesor y no porque me importara lo que pensara si no porque me enojo semejante mentira para demostrar su hombría de macho alfa- Es solo un amigo de la familia.
Me disculpe con mi profesor y tome a Henry del brazo casi arrastrándolo de ahí sin saber de dónde sacaba tanta fuerza puesto que él era el doble de grande que yo. Estaba sumamente enojada y ya no por el hecho de que había desaparecido dos semanas sin ninguna explicación ya que en efecto no éramos nada más que dos personas que ocasionalmente compartían la cama, lo que realmente me molestaba era que sintiera que tenía el derecho de aparecer y desaparecer a su antojo.
¿Porque tenía que venir hasta aquí? Y no era porque necesitaba verme o me extrañaba claro que no, porque si así hubiera sido en algún momento por más breve que fuera podría haberme llamado y no lo hizo en cambio cruzo el maldito océano porque me escucho decir que Ethan estaba aquí también.
Llegamos al lobby sin decir palabra, me quede parada esperando a que dijera algo, pero él solo me observaba, iba a hablar ya que esta escena se está tornando sin sentido cuando él se me adelanto...
-Vamos a mi habitación y hablemos- Pidió.
-Que? No claro que no, no voy a ir a tu habitación- Conteste.
-Por favor Amalia- Sonaba cansado- Solo vamos a hablar te lo prometo.
Yo solo asentí, nos dirigimos al ascensor y en el trayecto ninguno dijo nada hasta que llegamos al último piso del hotel porque claro él tenía la habitación más cara de todo el lugar.
Cuando entre me quede asombrada con la vista que tenia de la ciudad ya que desde mi habitación no se veía así. Estaba perdida con la maravillosa imagen que tenía cuando sentí su respiración en mi nuca para después sentir como sus manos se apoderaban de mi cintura y un beso era depositado en mí cuello. Dios no había pensado en profundidad cuanto había extrañado su toque en mi piel y sus besos.
Pero no, no iba a caer o al menos no se la iba a hacer tan fácil. En el fondo realmente quería escuchar que explicación él quería tan enfáticamente darme.
-No Henry, detente- Dije mientras me zafaba de su toque- No vine a esto, dijiste que querías hablar asique te escucho.
-Amalia yo... yo...- Se quedó mirándome fijamente unos segundos que me parecieron una eternidad, pero no dejaba de trabarse en monosílabos sin sentido.
-Si no tienes realmente nada que decir es mejor que me vaya que me están esperando- Di media vuelta y camine hacia la puerta cuando su voz me detuvo en seco.
-Es porque él te está esperando otra vez? - Dijo, me di vuelta para verlo serio y con el ceño fruncido.
-De que hablas? - Pregunte- ah ¿Estás hablando de Ethan verdad? Es por eso que estas aquí, necesitas marcar una especie de territorialidad.
-No, no hablo de el precisamente en este momento- Yo lo miraba incrédula de que tuviera semejante tupe.
-Y entonces de quien hablas?
-De tu profesor, o acaso piensas que no me di cuenta cómo te estaba mirando- Yo lo miraba perdida, ¿Mi profesor? ¿Acaso estaba loco?
-No lo puedo creer, ahora sí perdiste completamente la razón- Grite y es que no podía creer el grado de cara dures de este hombre y encima decir tal cosa cuando no era así, Alex había sido completamente correcto en su trato conmigo y si bien habíamos estado tomando algo cuando él me vio solo hablábamos de lo que nos apasiona a ambos que es la medicina- ¿Con qué cara vienes aquí a reclamarme algo?
-Sé que no estuve bien y te pido disculpas no tendría que haber desaparecido así, pero me surgieron varios imprevistos que tenía que atender- Fue acercándose lentamente hacia mí- Pero entiende esto Amalia, tú eres completamente mía.
-Yo no soy una cosa para reclamarle propiedad- Tenia su boca a escasos centímetros de mi cuando su dedo pulgar rozo mis labios mandando en esa sola acción ondas de excitación a todo mi cuerpo. Odiaba en este momento el poder que su cuerpo ejercía sobre el mío, porque estaba enojada y quería reclamarle, pero en cuanto me tocaba mínimamente mi cerebro se desconectaba de mi cuerpo y este respondía solo a él.
Hábilmente fue llevándome hasta acorralarme contra la pared donde no tardo en apoderarse de mis labios y devorar mi boca. Me beso con una intensidad como si no existiera un mañana como si su existencia dependiera de eso.
Yo sentía demasiado placer y su lengua danzar con la mía me extasiaba. Dios como había extrañado sus besos, él era adictivo y pude ver como mi fuerza de voluntad cuando él estaba cerca o me tocaba era inexistente.
-Henry... basta- Dije apenas pudiendo hablar.
-No puedo Amalia- Susurro cortando el beso- Sé que soy un imbécil, pero es un infierno para mí cuando no te beso o te toco. Dios me vuelves loco, todo de ti me vuelvo loco y ya no aguanto más.
Quería negarme, mostrarle cuan enojada estaba o incluso reclamarle, pero no pude, me dejé caer en sus brazos porque yo también estaba loca por él.
Lo deseaba como nunca había deseado a nadie.
Apretó más fuerte mi cintura pegándome más a él dejándome sentir su ya creciente erección, me separé al sentirla e instintivamente mordí mi labio imaginado todo lo que quería hacer con ella.
El bajo sus manos a mi cola dándole un apretón para luego cargarme sobre el dejando que mis piernas rodeen su cintura. Me pego nuevamente contra la pared moviendo sus caderas generando un placentero roce entre ambos excitándonos aún más.
Mordió mi labio inferior mientras me miraba intensamente con esos ojos azules que eran mi perdición y que en este momento solo mostraban deseo...
-Voy a tener que recordarte que eres solo mía kitten- Me susurro al oído mientras me llevaba a la cama.
Y yo...
Solo me deje consumir por él.
ESTÁS LEYENDO
Seduction games
RomanceAmalia Altman es una chica de 18 años a punto de convertirse en estudiante de medicina. Tiene sus metas claras y una vida tranquila hasta que vuelve a encontrarse con el mejor amigo de su hermano por el cual comienza a sentir una pequeña atracción...