Capitulo 38

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AMALIA

-Seattle? ¿Acaso has pensado que nunca me iba a enterar?

Eso fue lo que me faltaba para terminar de coronar un día extenuante para mí, aunque ahora que miro la hora veo lo tarde que es y la maldita forma en que me desperté.

Estoy en shock no solo porque lo tengo frente después de empujarme dentro de mi casa y cerrar de un portazo si no porque lo sabe.

Yo no quería esto, no quería que se entere antes de irme porque no tenía ánimos para soportar esto, juro que matare al que se lo haya dicho.

Lo mire detenidamente, hacía varios días no lo veía y su aspecto no era el mejor. Lucia cansado y con ojeras.

Sus ojos, esos ojos azules que me derriten por completo en este momento están llorosos, pero aun así puedo ver claramente el enojo, la rabia, él odio y el dolor que está sintiendo. Sin embargo, no fue hasta que me acerque que el olor a alcohol inundo mis fosas nasales.

-Acaso estas ebrio Henry? - Cuestione ante su inquisitiva mirada- ¿Qué demonios haces en mi casa?

Escuche aclararse la garganta pensando que iba a responder mis preguntas, en cambio se quedó en silencio un momento perdiendo su mirada en algún lugar del living.

-Es por él? - Pregunto casi en un susurro- Acaso te iras con él?

No sabía si reírme o darle un cachetazo y a este punto creo que quería hacer ambas. Como es que se sentía con el derecho de hacer esto, acaso no se daba cuenta que esto era su culpa, que él era el que se casaba mañana.

-No es tu asunto- Dije.

-Claro me había olvidado que todo esto es mi culpa y tú me superaste muy rápido- Definitivamente eso fue lo que termino de colmar mis nervios, ¿Acaso estaba loco? ¿Porque mierda estaba aquí? ¿Cómo se atrevía a decirme una cosa así?

Maldito bastardo, meses tuvo para parar todo esto y luchar por mí y viene borracho a mi casa a exigir explicaciones porque sabe que me voy con Alex.

-Que es lo que quieres? - Lo vi y vi la frustración en sus ojos cuando me miro.

-Porque no me dijiste que ibas a irte? - Su voz sonaba dolida.

-Perdón, ¿Que has dicho? - Pensé que mi cansancio me estaba jugando una mala pasada y estaba escuchando mal. El obvio por completo mi pregunta.

-Porque mierda no me dijiste que te ibas a ir? - No necesite nada más, automáticamente sentí como mi vista se nublaba del enojo que estaba sintiendo y mi garganta rogaba escupir todo lo que hace mucho tiempo quería decir.

-Oh, ¿Entonces ahora debo informarte de las decisiones que tomo? - Me miro atónito- Lo siento Henry, pero creo que sabes que perdiste ese privilegio hace mucho tiempo.

-Pensé que al menos merecía saberlo - Estaba a punto de explotar en cualquier segundo.

No pude evitarlo, me reí tan fuerte que mi sonora risa se escuchó por todo el lugar. No podía creer lo que estaba escuchado.

-Acaso me estas jodiendo? - Di vueltas tratando de ordenar mis pensamientos hasta que me giré para volver a verlo- Nada te mereces de mi después de lo que me has hecho - Traté de ignorar y aguantar las lágrimas que amenazaban con salir- Me engañaste, me ocultaste que estabas comprometido, me dejaste por mensaje y vas a casarte en unas horas, ¡No te mereces una mierda de mí!

-Nunca fue mi intención lastimarte- Mis ojos se abrieron sorprendentemente.

-Nuca fue tu intención lastimarme? - No podía soportarlo más, estaba tan furiosa que lo empuje y aproveche que se tambaleo para golpear su pecho. Sabía que no le hacía nada, pero necesitaba descargar mi ira.

-No, no lo fue. Yo pensé que alejándome evitaría que sufrieras más, sabía que lo había arruinado todo- Me dijo agarrándome de las muñecas, manteniendo mis brazos juntos, deteniendo mi ataque.

-Esa es la excusa más de mierda que escuche- Trate de zafarme de su agarre, pero era demasiado fuerte para mí.

-Lo sé, no sabes cuánto me arrepiento- Dijo mientras yo dejaba de forcejear con el- Lo siento.

-Púdrete- Vocifere.

Me di media vuelta, quería irme sin saber en realidad a donde ir puesto que no había lugar en este departamento donde esconderme sin que él me siguiera.

-Ya basta Amalia, estoy tratando de hablar contigo- Rabia era lo que sentía en este momento.

-No crees que llegaste un poco tarde para eso maldito imbécil! Pero claro tu maldito ego te impidió hacerlo ¿verdad? - Lo empuje nuevamente completamente en vano cuando me giro dejándome de espaldas hacia el presionando su cuerpo contra el mío- Solo estás haciendo esto porque crees que otro hombre tomo lo que es tuyo como si yo fuera un jodido objeto.

No dijo más nada, sentía su respiración cuando nuevamente me dio vuelta presionado mi cuerpo contra su pecho. Su boca encontró la mía y todo exploto alrededor, nuestras lenguas luchaban por dominarse mientras que mi mano lo sujeto de su cuello acercándolo más.

Lo odio, lo odio demasiado pero más odio haber deseado su boca todo este tiempo, odio demasiado haberlo necesitado pero mucho más odio me da no poder odiarlo en lo absoluto.

Lo empuje abruptamente para alejarlo de mi cuando reaccione a lo mal que estaba todo esto.

-Acaso no puedes ver lo miserable que soy Amalia- Susurro con su voz a punto de quebrarse. Necesitaba sentarme, no estaba preparada para esto, su dolor no debería importarme y aun así eran como mil cuchillos clavándose en mí- Estoy arruinado, borracho y completamente perdido y lo único que hago todo el jodido tiempo es pensar en ti.

Estaba aturdida, sus palabras rebotaban en mi pobre cabeza incapaz de poner uno solo de mis pensamientos en orden. Estaba furiosa y me iba a ir, eso no iba a cambiar por mucho que el suplique. Pero a la vez no sabía cómo sentirme, quizás era el hecho de verlo frente a mi borracho llevándome al límite de dejar salir todo lo que estuve guardando todos estos meses.

Quizás era frustración o rabia o decepción, quizás era todo eso junto pero ya no pude contener más las lágrimas. Me contuve durante tanto tiempo que ahora estaba sintiendo todo junto.

-Entonces qué? - Traté lo mejor que pude de limpiar las lágrimas que corrían sin parar por mis mejillas- ¿Pensaste que en cuanto golpearas mi puerta, borracho yo iba a correr de nuevo a tus brazos cancelando mis planes de irme y quedarme aquí a ver cómo te casas con otra?

-No, claro que no- Era evidente su dolor, pero podía distinguir la honestidad en su tono.

-Entonces que es lo que quieres Henry? - Dije mirando hacia otro lado incapaz de seguir conteniendo el llanto de nuevo. Pero en cuanto lo mire nuevamente desee no haberlo hecho. Veía tanto dolor en ellos, tanto arrepentimiento que me era imposible dejar de mirarlo- ¿Qué es lo que quieres?

-A ti- Sus manos acariciaron mis mejillas quitando el rastro de mis lágrimas mientras juntaba nuestras frentes- Te quiero a ti- Un suspiro ahogado se escapó de mi boca en cuanto escuche esas palabras. ¿Porque ahora? ¿Porque tan tarde?

Meses tuvo para hacer las cosas diferentes, incluso pudo haber hablado conmigo antes de que todo esto se vaya al demonio. Pero nada de eso importa ahora, porque el daño ya está hecho, porque ya no hay punto de retorno para nosotros...

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