Capitulo 10.

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Mi vida no ha sido fácil, ni siquiera cuando mi madre estuvo viva, ella tenía una habilidad especial mucho más que cualquier Uzumaki, una mordida a su cuerpo era capaz de curar las heridas más graves, y fue obligada a servir por personas a las que ella nunca les importo, recuerdo cosas muy feas de mi infancia, maltratos a mi progenitora y a mi, lo peor llegó cundo supieron que yo había heredado su habilidad, ya no era solo mi madre a la que usaban sino que a mí también.

Cuando ella ya no estuvo en este mundo, fui usada por los ninjas de la aldea en dónde vivíamos, mi madre era una de las pocas sobrevivientes de la destrucción de la aldea del remolino, se que hay más de mi clan vivos, pero eso no me motiva a buscarlos.

Un día en los exámenes chūnin que se hicieron en konoha, en la segunda fase del examen mi equipo me dejó sola para cuidar del pergamino yo no tenía fuerza ni chakra ellos me lo habían absorbido todo por curar sus heridas y un gran oso casi me ataca, entonces lo ví, un chico el primero que hizo algo por mi, me salvó de esa bestia y aunque yo sabía que era el enemigo me sentí segura, gracias a la sensación que me transmitió su chakra.

El encuentro fue corto y sus palabras escuetas, pero era la primera vez que alguien me veía sin maldad, su consejo fue que me fuera de ahí; que ese no era mi lugar, para cualquier otro habría sonado prepotente o grosero pero muy en el fondo era lo que necesitaba escuchar, y le hice caso me fui de ahí pero no volví a la aldea.

Deambule por días y de una mujer escuché que alguien había creado una aldea, era el sonido y ahí no había un líder o reglas, Orochimaru ese era el nombre de ese tipo que experimentaba con personas que buscaban poder de manera fácil, se que salía de una boca de lobo para meterme en otra pero aún así fui con el, y le dije lo de mis habilidades y que le ayudaría siempre y cuando me permitiera quedarme y aprender con el y me acepto.

Aunque al principio tenía miedo; conforme pasaban los días me acostumbré a esa aldea de locos Orochimaru-sama nunca me obligó hacer algo que no quería, es más yo me ofrecía a ayudarlo y descubrí otras habilidades que poseía, por ejemplo mi capacidad para el rastreo o las cadenas de diamantina, una técnica de los Uzumaki. Pero me enfoque más en aprender la ciencia que hace Orochimaru-sama y un poco de medicina de su mano derecha Kabuto.

Con nosotros vivía un chico llamado Juugo, el no salía de una celda, yo no me acercaba a el porque ese tipo no podía controlar sus ganas de matar todo lo que veía, supe que era el origen de la marca de maldición uno de las tantas habilidades únicas con la que Orochimaru-sama  experimento pero no encontró una cura para eso.

unos meses después de que llegue ahí, un chico llamado Suigetsu lo hizo también, era un tipo insoportable no dejaba de hacerme enojar y meterse en todo lo que no lo incumbe, al parecer podía volver todo su cuerpo en agua y no paraba de hablar de las espadas de la niebla y lo que daría por conseguir una, no sé por qué no lo he matado aún, es un aliento de pez insoportable.

El tercer chico en aparecer me sorprendió en demasía, era ese chakra, lo reconocí al instante, como olvidarlo, me sonroje al mirarlo con más detalle, se veía diferente está vez no tenía rasguños o esa suciedad que teníamos la mayoría en los exámenes chūnin, y sí antes me parecía atractivo ahora se veía mil veces más guapo.

Me entristeció ver qué no me recordaba y lo frío que era conmigo, supe su nombre era Sasuke Uchiha, hijo menor del líder de su poderoso Clan
Y supe a qué se debía ese porte que traía siempre, pertenecía a una de las familias más rica en todo el mundo, con la educación más estricta y el orgullo y ego más grande que existían.

El mismo Orochimaru-sama lo entrenaba más que a otros y sus avances se vieron casi desde el principio, es tan listo e inteligente, tiene tanto estilo y talento que no me sorprendió que se volviera su favorito, en secreto lo espiaba y me encantaba ver lo concentrado que era en lo que hacía, cuando nos dieron misiones juntos no pude estar más feliz, pero no estaríamos solos, aunque al menos él era capaz de mantener bajo control a el grandote de Juugo y hacer callar al idiota de Suigetsu.

Ahora Soy YoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora