Ahora Soy Yo

Capitulo 36.

Ino y Sai paseaban juntos, algo a lo que se habían acostumbrado desde hace un tiempo, ambos eran amigos y para el pelinegro, no había nadie más confiable que la de ojos celestes, quien se había tomado la molestia de ayudarlo con sus problemas sociales, gracias a ella podía pasar una tarde con personas y lograr atinar algunas veces en conversaciones amenas, otra cosa era que estaba aprendiendo a conocer a las personas, resulta que no todo el mundo reacciona a una situación de la misma forma, por eso cuando ponía a prueba lo que leía en sus libros las cosas no se cumplían al pie de las letras impresas, algunos no hacían nada parecido a lo que supuestamente debía pasar, otros si que lo hacían peor y más raro de lo que era lo “ normal”.

Si bien no entendía todo muy bien al menos ya no estaba tan perdido como al principio, hoy era una de esos días de “clases” como lo llamaba Ino. Solo que esta vez en cuanto vio a la rubia no sintió esa cosa cálida que aparecía en su ser y lo hacía relajarse, ahora había una sensación nueva para él, algo que se parecía a lo que sintió cuando perdió a la persona que llamaba hermano, solo que no era igual a eso, solo se le parecía.

El día de hoy habían quedado de ir a un lugar público y sentarse a ver a las personas pasar, para crearles historias y que el pelinegro intentará describir sus supuestos sentimientos.

Ino: mira a esa chica la que está en la banca.— eligió y el asintió dando a entender que la había visto. — pues ¿qué crees que siente? su historia es la siguiente, hay alguien que le gusta mucho, es su gran amigo pero el no se da cuenta de sus sentimientos, ella ya no sabe que hacer, quiere que el lo sepa pero también tiene miedo de que no sea el momento adecuado y si él se entera se aleje o se hagan daño.— dijo con voz extraña, esquivandolo volteo su cara para que no viera ni el sonrojo, ni su triste mirada.

Sai: Creo que sabe que lo que siente no tiene futuro, sabe que no será correspondido, que no son el uno para el otro como lo dice las historias de los libros de romance. Porque no se puede y ya, no se decirte el porque pero se que sería el caso.— respondió sin un tono en específico, pero parecía muy convencido de lo dicho.

Para Ino fue como una puñalada, no sabe porque sintió su respuesta tan a pecho, parecía que se lo decía directamente y eso la asustó. ¿El sabía de sus sentimientos? ¿Eso es lo que pensaba de ellos? ¿Y si no lo sabía y solo lo dijo porque si? Pero ¿Por qué parecía tan convencido y la estaba mirando con tanta frialdad?. No podía quedarse o iba a llorar, así que decidió mentirle.

Ino: va..vaya eso um fue muy específico...
Sai ahora recuerdo que mi madre me pidió ayuda con la florería y no puedo negarme me tengo que ir.— dijo con palabras atropelladas.

Sai: te acompaño.— dijo levantándose de dónde se sentaron.

Ino: no hace falta, nos vemos ¡adiós!— se fue casi que corriendo.

Sai no tuvo ánimos de seguirla, desde que se había reunido junto a su equipo con el hokage se había instalado en él, algo que no podía explicar, no podía decirle a la chica tampoco, por orden del hokage y porque sentía algo raro que lo hacía sentirse inseguro, como cuando te lanzas a la batalla sin ningún arma para defenderte, demaciado expuesto y vulnerable.

Desde esa conversación no pudo dejar de darle vueltas a la situación de su amiga, seguro que Ino se pondría feliz ella era tan bella y se merecía algo parecido a las historias de amor, que mejor que ser elegida por alguien poderoso que le daría la mejor de las vidas, solo esperaba que también le ofrecieran protección y no la descuidara porque el brillo de la chica era tan real que había hecho del cuadro de su gris vida, una obra llena de colores.

Colores que empezaban a desaparecer ante la idea de no volver a verla.

_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_-_