Capítulo 13

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Hoy hice exactamente lo mismo, ir a limpiar las letrinas del pabellón de hombres. Pero esta vez cerré la puerta con llave y vigile si habían cámaras cerca. No dude ninguno minuto en usar Telequinesis para limpiar todo en menos de una hora. Claro que sentí el cansancio, me duele la cabeza y me siento agotada mentalmente, esas son las consecuencias de usar mucho mis poderes.

Entrego las cosas en recepción, la mujer me sonríe, cada vez se vuelve más amable. Me conducen nuevamente a mi pabellón. No he tenido contacto ni con la Doctora, ni con Winnie y mucho menos he sabido algo de mi hermano, lo que me tiene preocupada.

Cada noche me despierto en medio de la oscuridad buscando algo, buscándolo a él y me doy cuenta que estoy encerrada.

Lloro hasta que ahogó mis gritos en la almohada. Me siento vulnerable hasta el punto en que me puedo quebrar fácilmente, aunque trato de tragarme las lágrimas muchas veces, me es imposible no pensar en mi hermano. Lo único que se me viene a la mente es a Bill llevándose a Michael lejos de mí y yo aquí sin poder hacer nada.

Vuelvo a mi habitación con mucho dolor de cabeza, quiero acostarme y cerrar los ojos, aunque sea por unos segundos. Cuando Lilly me ve de regreso en el pabellón, se acerca y me toma del brazo.

—¿Qué haces? —me guía por el pasillo hasta que estamos lejos de los murmullos de las demás.

Su forma de actuar me comienza a asustar.

—Emily —dice con un tono desesperado.

—¿Qué pasa? —frunzo el ceño.

—Winnie.

—¿Winnie? —levanto una ceja —¿Le pasa algo?

—Alguien intentó hacerle daño —susurra tan bajo que tengo que agudizar mi oído.

—¿Qué? —exclamo —¿Quién? ¿En dónde está Winnie?

—Se la han llevado los médicos, tenía principios de asfixia

—¿Asfixia?

—Alguien intentó asfixiarla con una almohada mientras dormía. Esta mañana no fue a desayunar así que fui por ella —traga saliva —no respiraba, me preocupe, así que le avise a la Doctora y se la llevaron de urgencia. Pensé en ir a buscarte al otro pabellón, pero la Doctora me pidió que no te lo dijera. Lo lamento, pero no pude, yo sé que aun eres su amiga.

Esto se ha vuelto una pesadilla.

—¿Sabes quién lo hizo?

Niega con la cabeza.

Me muerdo el labio. Se de dos personas que serían capaz de lastimarla. Tengo que hacerles una visita. Comienzo a caminar por el corredor.

—¿A dónde vas? —pregunta Lilly tras de mí —¿Emily?

No respondo y sigo caminando. Ya perdida en los pasillos, me detengo delante de una puerta esperando que lo que busco se encuentre dentro, abro lentamente y entro sin hacer ruido.

Patty está acostada en su cama, tiene un libro para niños en sus manos y lee con una sonrisa en el rostro. Cuando me ve, instantáneamente se tira hacia atrás como un cachorro mal herido.

—Yo... Emily, no he hecho nada —dice con la barbilla temblando —¡Por favor!, no me hagas nada.

—No te haré nada si me dices todo lo que sabes.

Está temblando. El miedo la invade, me teme a mí y a mis dones.

—Te juro que no le he contado a nadie sobre ti —susurra.

¡Ah!, así que teme que me moleste por contarle a las demás que tengo telequinesis.

—Me alegro —sonrío forzada —pero vengo por otra cosa.

Mi Telequinesis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora