Capítulo 3

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—¡Una hora, dos B mujeres! —anuncian por alto parlante. —¡Dirigirse a entrada!

Las demás chicas se levantan con rostros lánguidos y caminan hacia la entrada donde se encuentra Josh, las sigo.

Nos hacen formar una fila, y guardias mujeres nos revisan antes de ingresar de vuelta. Josh observa con ojos pervertidos como nos revisan. Atrás de la puerta nos espera Lilly con las manos cruzadas.

Llega mi turno, me hacen abrirme de piernas y manos mientras pasan el detector de metal por mi cuerpo. Luego viene la revisión manual.

—¿Qué es eso? —pregunta la guardia mirando mi bolsillo abultado.

Saco la manzana que tenía guardada.

—El tiempo de la comida ya acabó, no se permite sacar alimentos del comedor.

Frunzo el ceño. —Es solo una manzana.

—Me da igual —extiende su mano para que se la entregue.

—Esto es una estupidez —exhalo —es lo mismo que me la coma en mi habitación que aquí.

La mujer me quita la manzana de un manotón.

—Aquí se hace lo que yo diga, si debes dejar la manzana, lo harás —se acerca a mí —¿Te ha quedado claro?

—Como sea —suelto.

La mujer me mira enojada.

—¡Emily! —Lilly me pide que me acerque. —Josh abre la puerta —Josh aprieta el botón y Lilly me toma del brazo.

Me hace caminar tomada del brazo por el corredor, hasta llegar al pasillo en donde se encuentra mi nueva habitación. Frenamos a un lado de ella.

—¿Qué? —alzo una ceja, mientras me observa molesta — ¿porque me miras así?

—Estás complicando las cosas Emilia.

—Soy Emily —corrijo.

—Como sea —dice poniéndose unos rulos detrás de la oreja —si sigues así tendremos problemas.

—Vaya, así que ya no eres la chica que se comportó amable cuando me mostró mi habitación —sonrío con ironía —no quieres que te pongan de patitas en la calle ¿cierto? Tienes miedo de perder este horrible trabajo ¿No?

—Escúchame bien niñita—me aprieta el brazo —no me importa quien seas, ni porqué estás aquí, solo házmelo fácil o si no las cosas se complicaran para ti —me suelta —haz lo que te digan y acata las órdenes, si tenías que dejar esa estúpida manzana en el comedor la dejas y ya, no digas nada, ni un suspiro, los guardias no aguantan este tipo de estupideces. Tómalo como un consejo.

—Me sonó a amenaza.

—Ya nos vamos entendiendo, ahora ve al pasillo del vestíbulo y sigue derecho hasta una puerta gris, te esperan ahí.

La miro hasta que desaparece de mi vista. Estúpida pelirroja.

Camino hasta el vestíbulo y sigo por el corredor, algunas enfermeras pasan por mi lado, escucho gritos y encuentro la puerta. Golpeo.

Una mujer abre, lleva un moño recogido y viste un traje del mismo color de la puerta. Me mira tras sus gafas con una ceja levantada.

—¿Eres Emily Wilde?

—Sí.

Entro a una oficina. Hay dos sillones viejos en medio de la primera planta que veo dentro de este lugar. El escritorio de la mujer tiene un pequeño ordenador que hace ruido, algunos papeles y atrás hay una puerta cerrada.

Mi Telequinesis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora