Capítulo 12

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Siete de la mañana y el desayuno está servido. Tomo mi bandeja y no me molesto en mirar a las demás o en ver a Winnie. Es mejor así.

Cuando termino subo rápidamente y Lilly me hace esperar en recepción. A los minutos llegan dos guardias y me escoltan como tal criminal hacia el pabellón de hombres, donde comienza mi nuevo beneficio. Entramos por donde los hombres ingresan al comedor. Es un extenso corredor, con cañerías que gotean desde el techo.

Distingo tres cámaras de vigilancia en todo el trayecto. Subimos unas escaleras en forma de espiral y llegamos a una puerta de barrotes. Uno de los guardias desliza una tarjeta por una ranura y la puerta se abre.

El corredor es idéntico al del pabellón de mujeres, completamente lleno de habitaciones, con una recepción y un vestíbulo con televisión.

Los guardias me llevan hasta la recepción. Una mujer mayor nos atiende.

—Nombre —dice con voz seca.

—Emily Wilde —respondo. Observo sus manos, tiene un tic nervioso.

—¿Edad?

—Dieciocho años.

—¿Has venido para limpiar las letrinas? —levanta una ceja.

—Sí —respondo entre dientes, ¿Que podría ser peor?

Saca algo de un cajón y me lo tiende. Es un delantal, junto con una mascarilla, guantes y un gorro de malla.

—Sígueme —dice saliendo de recepción.

Los guardias se retiran de mi lado.

Caminamos por un corredor descascarado y giramos a la derecha. Dos puertas aparecen, una dice "Duchas" y otra "Baño".

—Tienes que limpiar ambas—me indica.

La tercera puerta contiene todo artículo de aseo, desde carros de agua, hasta desodorantes y líquidos de limpieza.

—Cámbiate aquí dentro y luego limpiaras las duchas y el baño. Recuerda utilizar el cartel de cerrado o los hombres entrarán. Que no se te olvide —saca algo de su bolsillo y me lo pasa por la cabeza. Es una tarjeta —esto solo sirve para abrir estas tres puertas, no la pierdas.

—¿Cuando me puedo ir?

—Cuando termines de limpiar todo. Te han asignado cuatro horas, por lo que tienes tiempo de sobra. Los guardias te llevarán de regreso a tu habitación cuando termines.

—¿Es cierto que este pabellón tiene mas lugares que el nuestro?

—¿Mas lugares? —levanta una ceja.

—Una biblioteca —Colton escribio en el papel que me entrego, sobre juntarnos en una biblioteca, necesito cerciorarme si al menos ese lugar existe —¿es cierto? en nuestro pabellón no hay.

—Sí, solo aquí hay una biblioteca.

—¿Sabe si algún día podre visitarla?

—Eso solo lo autoriza la Doctora.

Todo lo autoriza ella ¡Demonios!

—Pero —hace una pausa —veamos cómo te va con esto y luego podría solicitar que te den acceso ¿está bien? —me da unas palmadas en el hombro —ahora a trabajar —comienza su camino de regreso.

De repente me asalta una duda —Espere, ¿Qué pasa si viene alguien? —le grito, pero ella ya se ha marchado.

Me cambio y saco el carro con los utensilios de aseo. Me pongo la mascarilla, dejando solo a la vista mis ojos y mi cabello.

Mi Telequinesis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora