Capítulo 6

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Winnie salió a mirar la televisión con las demás, al parecer es lo único interesante que hacen aquí. Los minutos pasan lentamente, mi mente deambulaba desde lo que ocurrió en la oficina de la Doctora, el raro comportamiento de Patty y Michael, mi hermano.

¿Qué estará haciendo? ¿En dónde se encontrará ¿Me extrañará, creerá que ya me di por vencida y no iré por él? Michael es todo para mí, es mi medio hermano de parte de mi madre, pero él forma una parte fundamental en mi vida. No puedo dejarlo, me necesita, así como yo lo necesito a él. ¡Saldré de aquí! ¡Lo haré! ¡Iré por ti Michael, lo juro!

Tomo la almohada y la lanzo contra la pared, necesito desquitarme con algo. Suspiro resignada y muevo mi mano, la almohada asciende hasta el techo de la habitación y luego la dejo caer en mi cama.

—¿Alucinación Doctora? ¡Jah! no lo creo.

Nos formamos y entramos al comedor, recibo mi bandeja y me siento alejada de las demás. Esquivo el asiento de Patty, no por miedo, sino para no levantar miradas, ni murmullos innecesarios.

No es la comida más agradable pero no está mal. Observo a las personas que se encuentran arriba vigilandonos. Por un momento me siento como una rata para algún experimento.

—Son un asco ¿cierto? —esa voz me hace despegar la vista.

Me topo con unos ojos color cielo. — ¿Qué haces tú aquí?

Es el chico del otro día.

—Puedo venir una vez al día.

—No me refiero a que haces aquí dentro, sino a que haces sentado frente a mí.

—¿No me puedo sentar aquí?

—No —respondo seca.

—¡Hey Flash! —le llama un tipo rubio que se encaminaba hacia nosotros, se sienta a un lado de... ¿como se llamaba? ¡Ah, ya se! Colton.

¿Flash es su apodo?

—¿Otra del psiquiátrico? —el rubio me mira curioso. Es alto, tiene los ojos como canicas de un verde pastoso, lleva su cabello rubio revuelto y se ha arremangado la camisa hasta los codos.

—¿Eh? —levanto una ceja, eso me sonó a ofensa.

—Jota —Colton le palmea el hombro. —Ella es Emily, mi nueva amiga.

—No soy tu amiga —niego tajante. —y tampoco soy del psiquiátrico.

— ¿Segura? —el rubio levanto una ceja — ¿Tu cabello es así? me da la sensación que ocuparon la silla eléctrica contigo —se burla.

Colton comienza a hablar antes que lo mande al carajo.

—Si no somos amigos, ¿entonces porque ayer compartiste tu almuerzo conmigo?

El rubio se acomoda en la silla y ríe. —Sabía que tú amigo mío no durarías mucho sin mirar a otra chica y, por cierto —se dirige a mí —si fueras de reformatorio tendrías algún tatuaje y yo no veo nada.

—Otro más —ruedo los ojos —no tengo ningún tatuaje, ni piercings y eso no significa que pertenezca a un psiquiátrico.

—¡Jah!, mira —se sube la camisa, aparece grabado en su piel un tatuaje de un halcón que cubre todo su hombro —esto deberías tener si fueses de reformatorio.

—Ya, ya —dice Coltón bajándole la camisa —no es necesario que te luzcas.

—Me da igual —dice el chico —esto se hizo para mostrarlo —dice haciendo fuerza con su brazo, recalcando sus músculos.

—Mucha testosterona por aquí —suelto rodando los ojos.

El rubio frunce el ceño.

—Bien, bien —dice Coltón moviendo a su amigo —será mejor que vayas a buscar a alguien que si quiera ver todos tus tatuajes.

Mi Telequinesis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora