Capítulo 16

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Estoy soñando con mi hermano, con una casa llena de césped, flores silvestres, y mi hermano y yo estamos riendo, pero es solo un sueño, un absurdo sueño.

Estoy en mi habitación, en mi cama con las piernas encogidas y los dientes apretados aguantando el dolor, estoy cansada, triste y no tengo esperanza alguna de que las cosas vayan a mejorar.

Las personas siempre dicen "La esperanza es lo último que se pierde", pues yo les digo que la esperanza es lo primero que yo perdí.

Lilly entra a mi habitación a darme comida con una bandeja. Mi cuerpo está lleno de magulladuras tanto como en las muñecas y piernas, y tengo un tobillo vendado a causa de mi caída en el salón.

La Doctora al parecer ya no quiere atenderme, cree que con lo que me mando a hacer dejare de darle problemas, pero se equivoca. Esto recién está comenzando.

La sopa de verduras esta tibia. Lilly no es capaz de mirarme a los ojos. Sabe lo que hizo y que eso me dejara marcas de por vida tanto en mi cuerpo como en mi alma.

Cuando termina, se levanta y se marcha sin decir nada. Han pasado tres días de lo ocurrido en el salón, todo el mundo aún lo comenta.

El salón quedo completamente quemado y ya comenzaron su reparación, ahora nuestro comedor es ocupado por los hombres.

No me han dejado salir, ni tampoco han dejado a Winnie visitarme a pesar de su insistencia, aunque yo lo prefiero así, no quiero que vea las marcas que me han dejado.

Nadie me visita y así transcurre el día, no uso mi "Don", porque hace que me duela la cabeza y eso sumado a mis quemaduras, lo hace un infierno.

No he sabido nada de Colton ni de Thomas, pero no me siento preocupada por ellos, ni siquiera me preocupa mi estado, lo único que me preocupa son los días que pasan y en lo que estará pasando mi pequeño hermano.

Al cuarto día Lilly se preocupa de curarme las heridas, la miro fijamente, pero me sigue esquivando la mirada.

— ¿Tanta culpa sientes, que no puedes ni siquiera mirarme a los ojos? —alzo la voz con el ceño fruncido.

Levanta la mirada por primera vez hasta toparse con mis ojos.

—Yo no siento culpa —susurra —y menos por ti.

—Eres igual a ella después de todo ¡Hipócrita!, todos dicen que este lugar está hecho para rehabilitar, pero torturan a sus pacientes.

—¡Yo no soy igual a nadie! —frunce el ceño —y si tu no crees en la rehabilitación que aquí se brinda, es cosa tuya. No tienes por qué juzgar la experiencia ni el profesionalismo de los médicos y autoridades que resguardan este Psiquiátrico.

—¡Claro que puedo! —exclamo — ¡Es a mí a quien han torturado! —le aparto de un manotazo su mano de mi herida. —¡Eres una maldita hipócrita! estuviste presente cuando me torturaron y no hiciste nada, dejaste que me llevaran como un puerco al matadero, ¿Y aun así hablas de profesionalismo?

—Tú no eres médico, ni siquiera una enfermera, así que no puedes opinar.

— ¿Qué no puedo opinar? —levanto las cejas — ¿Es enserio? por todos los pacientes que están aquí, pagan tu salario de todos los malditos meses Lilly, es a nosotros a quienes hacen daño, mientras personas de mierda como ustedes nos dicen que estamos locos y que necesitamos rehabilitación.

— ¡No vuelvas a hablarme así! —exclama enojada — ¡Yo no tengo porque aguantarte esto, tú te buscaste esto, tú desobedeciste las reglas desde el día en que llegaste a este lugar! ¡Tú eres el problema!

Mi Telequinesis © [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora