C A P Í T U L O 4

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C A P Í T U L O 4

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C A P Í T U L O 4

Ladrona de chocolate

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Cuando me desperté a la mañana siguiente, Dylan estaba hecho una bolita a mi izquierda. Sonrío y me levanto para preparar café.

En mi infancia, las noches que tenía pesadillas iba corriendo a la cama de mi madre muy asustada. Ella me abrazaba, pero no encontraba el más mínimo consuelo, al contrario me sentía desprotegida. Pensaba que esos monstruos con los que soñaba iban a venir a por mí y yo no me iba a poder defender porque estaba apresada. Cuando me ocurrió los mismo unas dos o tres veces más dejé de ir con mi madre y simplemente me cubría con las sábanas y abrazaba a Boo-Boo mi osito de peluche.

La primera vez que me quedé a dormir a casa de Dylan debíamos tener unos cinco o seis años y, con muchísima vergüenza le pedí que no me tocara por la noche. No me pregunto, no hizo ningún comentario al respecto, sólo me abrazó y me dio la espalda para dormir.

Con el aroma del café recién hecho Dylan se despierta y viene a ayudar con el desayuno, es decir a tostar el pan porque no he comprado y estoy casi sin existencias.

―¿Qué tal has dormido? ―pregunta todavía con la voz rasposa por el sueño.

―Bien, pero preferiría quedarme en la cama, tengo muchísimo trabajo con las fotos de la boda y tengo que aprovechar que tengo el día libre. ¿Tú has dormido bien?

―Sí ―dice justo antes de bostezar―. En cuanto termine de desayunar me voy a mi casa porque tengo que ponerme al día con varios temas de la empresa, estos días en casa de mis abuelos han sido muy poco productivos en el tema laboral.

Terminamos de desayunar mientras hablamos poco, somos de esas personas que tardan un rato en reiniciarse en las mañanas. Cuando terminamos le obligo a irse para que sea productivo en su casa. Recojo lo poco que hemos ensuciado y me dispongo a seguir mis propios consejos.

Alrededor de medio día Darcy me manda un mensaje para decirme que van a fumigar su edificio y deben pasar un día fuera y para pedir alojamiento en mi casa, así que quedamos para que venga esta noche. Como delante del ordenador porque esta creatividad no se tiene siempre y no hay que desaprovecharla. Después me preparo el café y ya empiezo a notar el cansancio cuando mi teléfono suena.

Desconocido: He oído que hoy en día, todavía hay gente que cree que si les sacas una foto les estás robando parte de su alma. Si es cierto, creo que tendremos que vernos para buscar una solución, quizá sepas algún conjuro para devolverme el alma, qué opinas?

Kady: No puedo negarme a las peticiones de un caballero, no? ;)

Mientras veo que está escribiendo una respuesta guardo el contacto

Todo este tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora