Segundo capítulo del maratón para celebrar los 50K en Tour Bus. Asegúrate de haber leído el anterior.
Gracias otra vez.
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C A P Í T U L O 3
Amigos y pizza
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Nada más llegar a casa me quito la ropa, me meto en la ducha y me pongo un pijama de manga corta antes de meterme en mi cama, poner a cargar el móvil y dejarme arrastrar por los brazos de Morfeo.
Gruño cuando el móvil empieza a sonar. Sin abrir los ojos busco a tientas el aparatito del infierno y descuelgo.
—Mmm.
—Alguien se acaba de despertar, ¿eh?
—No, Dylan, tú me has despertado que es distinto —murmuro intentando no sonar muy borde ya que es la primera vez que me llama desde que está con su abuela.
Su risa se escucha al otro lado y me entran ganas de llorar al notarle mucho mejor que la última vez que le vi.
—Detalles, te llamo para dos cosas, la primera es que quiero detalles de esa maravillosa boda temática y la segunda para ver si quedamos con estos para cenar.
—¿Me vienes a buscar? —pregunto abriendo los ojos.
—Estoy abajo así que ábreme.
Cuelgo y me siento en la cama, dos minutos después suena el telefonillo como recordándome que mi mejor amigo está abajo. Me levanto y nada más hacerlo bostezo y me estiro. Más despejada me dirijo al salón y abro tanto el portal como mi puerta. Me tiro en el sofá mirando al techo y empiezo a subir las piernas y a abrirlas como la mujer madura e independiente que soy.
—¿Cuántos años tienes, Kad? ―pregunta Dylan unos minutos después.
—En teoría veintisiete, pero si le preguntas a mi espalda en determinado momento te dirá que ochenta.
Su risa me llega cada vez más fuerte hasta que su cabeza está sobre la mía y deja un beso en mi frente
—Buenas tardes, empieza a contarme todo lo de esa boda —pide mientras me levanta la cabeza, se sienta y deja que me apoye en sus piernas.
—Antes cuéntame qué tal estás tú.
—Siguiendo los consejos de mi abuela he decidido no pensar en ello, o al menos intentarlo porque pueden ocurrir muchas cosas, desde que ese bebé no sea mío, hasta que haya sido una falsa alarma, no sé todo lo que sea para no sentirme culpable por no ilusionarme con la noticia —termina encogiéndose de hombros.
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Todo este tiempo
RomanceKady no cree en el amor. Nunca lo ha hecho y la culpable es su madre. Sin más preocupaciones que seguir dedicándose a su gran pasión, la fotografía, no espera verse envuelta en un suceso del pasado que cambiará su vida para siempre. Dylan es un romá...