Kady no cree en el amor. Nunca lo ha hecho y la culpable es su madre. Sin más preocupaciones que seguir dedicándose a su gran pasión, la fotografía, no espera verse envuelta en un suceso del pasado que cambiará su vida para siempre.
Dylan es un romá...
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C A P Í T U L O 35
Turner
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Capítulo 35
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En días como hoy el tiempo me es más relativo que nunca. Han pasado tres meses y un día desde que detuvieron a Adair y tengo la sensación de que todo ocurrió ayer y, a la vez, hace años. Hoy es el juicio y estoy nerviosa. No sé qué esperar porque no quiero hacerme ilusiones.
Cuando llego al juzgado me tiemblan las piernas. Mi cerebro desconecta nada más cruzar el umbral de la puerta y reconecta con la realidad cuando la juez dicta sentencia:
―Declaro a la acusada culpable de todos los cargos y se la condena a cadena perpetua.
No va a salir en lo que le queda de vida. Se va a pudrir ahí dentro y no se merece otra cosa. No siento ninguna lástima hacia ella.
Celebro la victoria con Dylan, Darcy, Shane, Aglay y Edgar. Por la tarde me despido de ellos y voy al encuentro de mi familia. Llego diez minutos tarde ―he estado esperando en la calle de la esquina para que no me vieran―. Al llegar a su altura me siento sin saludar y mi hermana y mi padre me explican básicamente lo que ocurrió.
Durante sus explicaciones sólo miro a Orna.
―Tienes que entenderme, Kady. Recupero a mi hija después de muchos años. Años en los que he pensado que podías estar muerta y quería recuperar el tiempo perdido. Sé que actué mal y tu hermana y tu padre te lo han explicado también.
―Te entiendo, pero ahora mismo no puedo tener alguna relación contigo.
―Claro y piensa, si quieres, en lo que te comenté de los apellidos.
Me marcho antes de alargar más la conversación, aunque lo último que me ha dicho me llama la atención. Los apellidos...
De camino a casa trato de no recordar, pero es un pensamiento demasiado intrusivo. Una vez en casa me doy una ducha mientras sigo dándole vueltas a los apellidos. Escucho la puerta y el saludo de Dylan que respondo cuando estoy en el cuarto vistiéndome.
―Puedes llevar el apellido Turner.
Me giro en el momento en el que pasa a la habitación con una sonrisa y respondo de sopetón, como hizo él.
―Sí, quiero casarme contigo, Turner.
Sus ojos se abren con sorpresa que dura poco pues avanza hacia mí, acuna mis mejillas me da un beso de película. Sus manos recorren mi cuerpo semidesnudo mientras nuestros labios se se acarician con amor y pasión. Me desprendo de su ropa y antes de darme cuenta estoy tumbada en la cama con él encima recorriendo mi mandíbula y mi cuello con pequeños besos que me erizan la piel.
―Soy el hombre más feliz del mundo ―murmura sobre mis labios mirándome con adoración.
―Te amo, Dylan Turner.
―Te amo, futura Kady Turner.
FIN
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Sé que es un final corto, pero creo que tampoco tenía mucho sentido rellenarlo de paja para dar mil vueltas y terminar en el mismo sitio.
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