C A P Í T U L O 28

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C A P Í T U L O 28

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C A P Í T U L O 28

No todo es lo que parece

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Decido quedarme en la empresa. Tengo cosas que hacer y puedo aprovechar que mi novia ha quedado con su familia a comer para adelantar trabajo y así ser un buen apoyo para ella conforme se vaya acercando la fecha.

Esta mañana he notado a mi tío raro, pero al preguntarle me ha dicho que no pasaba nada. Supongo que para él, al igual que para mis padres, seguiré siendo el pequeño de la familia. Bien es cierto que a veces ni yo mismo me siento como un adulto, pero estaría bien que te brindasen algo de confianza.

Como con Aglay en un puesto de comida callejera que hay en una plaza pequeña cerca de la oficina. Le pregunto por Theo, pero me dedica una mirada que me deja en claro que fue algo de ese fin de semana sin más. Desde el primer momento en el que la conocí me la imaginé como la tía soltera que viaja por el mundo sin ninguna obligación y no me equivoqué en nada.

Aglay se va a su casa puesto que ya ha terminado su jornada laboral. De camino a la empresa le envío dos mensajes a Kad. En el primero le pregunto qué tal la comida con su familia y en el segundo le digo que me quedaré más tiempo en el trabajo. No lo ve y guardo el teléfono. Una de las empleadas me da una carpeta con documentos que debo revisar y tras agradecerle subo en el ascensor hasta mi planta, pero antes de llegar a mi despacho la voz de mi tío me detiene frente al despacho de mi madre.

―¿No dices nada, Daelyn? ―pregunta mi tío y su tono de voz es escalofriante.

―¿Qué pasa? ―Mi padre parece tan perdido como yo―. ¿Alguien puede explicarme qué está pasando?

Por favor.

Deduzco que hablan de un tema de la empresa y me doy la vuelta con la clara intención de ir a mi despacho.

¿Qué? ¡Yo quiero saber!

―Dylan... ―La voz de mi madre me hace volver a mi posición inicial con la intención de excusarme diciendo que no había oído nada, pero al hacerlo me doy cuenta de que no me ha visto―. Te juro que no lo sabía, Wyatt. ―Conozco lo suficiente a mi madre para saber que está llorando.

Empujo un poco la puerta entornada para ver qué está pasando. Mi madre tiene una hoja en su mano y con la otra trata de retirar las lágrimas de sus mejillas. Mi tío está frente a su mesa completamente tenso y mi padre mira alternativamente a ambos.

―¿De qué hablas, Dae? ―Mi madre le extiende el papel. Cuando mi padre lo lee unas gruesas lágrimas surcan sus mejillas―. No... Dylan... Dylan es mi niño. Es mi pequeño. Le vi dar sus primeros pasos, su primera palabra fue papá y me la dijo a mí... Me sentía fatal cada vez que nos teníamos que ir de viaje... Es mi hijo...

Todo este tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora