~ Capítulo veinticuatro ~

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<< Anuncio sexy.
Casi nunca digo nada al principio, solamente quiero decirles que los quiero mucho y que perdón por no actualizar pronto, he estado haciendo portadas, que junto escuelas y toda esas cosas aburridas te agobian. Los quiero, Aída. >>

-¿Qué te pasa, Ethan? - gruño molesta.
Da un paso adelante, pero rápidamente detiene el acto y sonríe sin sentido. Frunzo el ceño.
- ¿Puedo pasar a MI departamento? - pregunta sarcásticamente, me mira fijamente y eso hace que se me pongan los pelos de punta.
Las palabras salen de su boca con poco sentido y coherencia.
- No - contesto. - No puedes pasar. - Cruzo las manos en mi pecho.
Para mi sorpresa su sonrisa se hace aún más grande y ríe como si le hubiera contado algo digno de reirse, frunzo el ceño y empiezo a cerrar la puerta en sus narices. Pone su enorme pie y abre la puerta, delicadamente.
- Largo de aquí, Ethan
Sus ojos se ven heridos y decepcionados. ¿Qué demonios le pasa?
- ¿Me estás echando, preciosa? - pregunta maliciosamente recobrando la compostura. Su estúpido sentido de sarcasmo.
Mi mandíbula cae al suelo cuando se acerca hacia mí, lentamente y sin ningún indicio de vergüenza me da un beso en la mejilla. ¿Qué?, para su beneficio se aleja antes de que lo golpeé y cuando el aire vino en mi dirección pude percatar un olor a whisky en su boca... y ahí es cuando todo concuerda.
- Eras tú... - susurro casi sin aliento. Me mira, pidiendo explicaciones. - el del bar... Te estabas peleando con alguien, ¿cierto? - acuso.
Sus ojos son de sorpresa antes de que su pupila se dilatara, sus manos se hicieran puños y me diera una mirada envenenada por el rabillo del ojo. Acto seguido, extiende los brazos en el aire, como si solo con ese movimiento, demostrara su inocencia.
- Me topé con un imbécil... - explica encogiéndose de hombros - nada excepcional... Le dí una paliza y el pobre salió llorando... - me da una media sonrisa malvada.
Lo miro sin ser capaz de reconocerlo.
- Eres un idiota - suelto.
Posa sus ojos en los míos, se acerca a mi cara, me guiña un ojo y susurra:
- Pero, ¿sabes algo, hermosa? - Hace una pausa - soy TÚ idiota
Mi corazón dá un vuelvo y yo lo reprimo mentalmente por sentir algo en mi interior que no se merece.
- ¡Largo de aquí, Ethan!
Mira adentro de la casa ignorando lo que dije antes durante el acto, frunce el ceño como si no comprendiera algo.
- ¿Estás sola? - pregunta.
Demonios.
- No - miento.
Alza una ceja.
- ¿encerio? - reta con una sonrisa. - Nunca has sido buena mintiendo, muñeca - me recuerda.
- Si, enserio - le digo. - No me digas muñeca, Ethan- le reprimo - Jenn está en su habitación....
Chasquea la lengua y se acerca de nuevo a mi cara. Ya basta; su aliento a borracho inunda mi cara y es suficiente, Brent llegará pronto, así que Ethan se tiene que largar de aquí AHORA.
- Mentirosa, los ví caminando por la playa... - dice.
Es un idiota, sabe que no me gusta que me digan lo contrario, y eso es justo lo que hace. Las palabras en mi mente y las maldiciones que quiero decirle no son lo suficientemente rápidas como para salir de mi boca antes de que me quite a Ethan de encima.
ES UN IDIOTA.
- ¡LARGO ETHAN!- grito furiosa.
Me ignora y pregunta:
- ¿Tienes cerveza? - Me pregunta que si tengo cerveza, ¿aún y cuando está borracho?
- ¿Qué demonios...? - Veo que lo dice en serio así que le contesto- No, Ethan. ¡NO TENGO CERVEZA, BORRACHO EGOISTA!
Sus ojos se abren como platos y pareciera que todo lo que le digo le causa gracia, lo que hace enfurecerme aún mas.
- ¿Borracho egoísta? - repite, me pone una cara de póker tan graciosa que si no fuera porque me está saliendo humo por las orejas, lo hubiera matado. - Sé que se te pueden ocurrir insultos mejores, Ivyyyyy.... - arrastra la palabra solo para irritarme.
Mi pecho sube y baja como si hubiera corrido un maratón. Por primera vez desde que ha llegado este idiota a mi puerta, me percato de que está hecho un desastre, literalmente. Su cabello está mojado y no creo que sea porque se haya bañado, su camisa esta manchada de algo... rojo; sangre, su cara está con el labio partido y desde que puso un maldito pie aquí no parece que se detendría en sangrar. Mi sentido de coherencia y mis valores me dicen que lo deje pasar que se lave la cara y le dé hielo o algo... PERO mi sentido realista e incentivo me dicen que lo mande al infierno.
- ¿Te gusta lo que ves, Ivy? - Levanta una ceja.
Suspiro.
Perdón sentido realista.
- Pasa, no quiero que los vecinos te vean así...
- ¿Chica con reputación, eh? - bromea. Sonrío sin darme cuenta y lo miro sin gracia.
- Vas a pasar ¿si o no? - le advierto.
- Por supuesto, precio... - contesta cortésmente.
Entra y no me pregunta donde está el baño porque este fue su departamento alguna vez, rodo los ojos y me dirigo a la cocina.
6:50
No, no, no.
No puedo dejar a Ethan solo aquí, pero tampoco dejaré que Brent vea a Ethan...
¿Qué voy a hacer ahora? ¿Por qué lo dejé pasar?
Idiota. El es un idiota que está en MI departamento.
Un sonido peculiar me hace detener todo mi análisis crítico de la situación.
- No puede ser ... - Corro hacia el baño y sujeto la perrilla de la puerta. ¿La abro? ¿Qué tal si está desnudo? No, no, no. - ¡Ethan, ni se te ocurra! - lo amenazo.
Toco la puerta cuando veo que no hay respuesta por su parte.
- ¿¡Quieres meterte conmigo a bañar, Ivy?! - grita desde adentro.
- ¡SAL DE MI BAÑO, ETHAN! - grito, frustrada y sin saber que hacer, me siento inútil.
Llega ya Brent, rezo. Ahora.
Escucho la risa que retumba en el baño por parte de Ethan. Idiota.
Gruño.
- ¡Vete al demonio, Ethan!
- ¿Por qué no entras a decírmelo en la cara, Ivy? - provoca.
¿Qué haré ahora? ¿Me quedo, o me voy? ¡Qué maldito dilema! ¡ES MI MALDITO DEPARTAMENTO! Puedo hablar a la policía...
¿En realidad lo harías, Ivy?, pregunta mi subconsciente.
Me enfuresco más porque se que no lo haré. No me iré, este es mi lugar y me vale un soberano pepino si se está bañando, o si trae a todas las zorras existentes en este maldito planeta a MI departamento, NO ME IRÉ DE AQUÍ.
Ganaré este round.
Tocan la puerta y rápidamente el aire sale de mis pulmones con un fuerte y aliviado, suspiro. Agarro mi bolso de la encimera.
Brent. Mi salvador.
- Hola - digo con la voz entrecortada. Trae un ramo de rosas en las manos, sus ojos se ven nerviosos, ansiosos y cohibidos, todo al mismo tiempo. Sonrío amablemente.
- Wow - Ríe. - ¿Estás bien? - pregunta en tono serio. Asiento y lo saludo de beso. Se ve muy guapo, pero no estoy como para admirarlo detenidamente sin que mi subconsciente me esté recordando que Ethan está en mi baño.
- am... Si, claro, yo... Si... - tartamudeo. El sonido del agua se detiene y el chirrido de que las llaves se cierran inunda el departamento. Brent sonríe. No, el no entenderá.
- oh, yo... Lo siento si interrumpí algo - se disculpa. Mi corazón se parte en mil pedazos - ¿ Está Jenn? - pregunta. Niego con la cabeza y lo agarro de la mano para guiarlo a la salida.
- Tenemos que irnos - apresuro. Su ceño se frunce pero asiente como todo un caballero. Me siento sumamente nerviosa, pero lo lograré.
Por el nerviosismo y mi inutilidad para sujetar las cosas firmemente, las llaves se me caen de las manos y antes de que pueda cerrar la puerta principal. Ethan sale sin camisa (y gracias al cielo que con pantalones) del baño.
Le sonríe maliciosamente a Brent. Miro al chico sujetado de mi mano que parece estar petrificado... por un instante me da miedo, la mirada de ambos me da a entender que se conocen.
No puede ser.
- Brent Tyson ... - saluda Ethan.
El chico traga saliva y le dedica una media sonrisa.
- Ethan James - Su mirada de miedo se transforma en intimidación - Gusto en saludarte
Dos chicos que se odian en una sola habitación no es una buena combinación.

Bésame™ +16 [PAUSADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora