Jayden

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* Jayden

El ardiente sol se cuela por la ventana y hace que me sea imposible seguir dormido, me estiro en la cama en un intento de despertar por completo.
Bajo a la cocina y aún con los ojos pegados abro la nevera en busca de agua fresca, el calor de esta época del año se hace notar y estoy sediento.

Me apoyo en la barra de la cocina y ojeo por la ventana, la casa de mi nueva vecina se ve desde aquí y me hace recordar todo lo ocurrido anoche.

Aún estoy asimilando que fue exactamente lo que sucedió.
Había decidido ir al muelle a cenar con mis amigos, son amigos de la infancia. Antes pasábamos los veranos juntos, todos eran de esta zona y formábamos la típica pandilla inseparable. Ahora apenas nos vemos unas veces al año por esta época. La mayoría ya están casados o con hijos y algunos ni siquiera veranean ya por 'Sea Tower'.

Después de la cena y entre bromas, me puse a tocar la guitarra como hacíamos en aquellas fiestas interminables de noches de verano en la playa, alrededor de una hoguera cuando adolescentes.
Me puse a tocar y no imaginaba que la gente que paseaba por el muelle iba a ponerse alrededor mía a escuchar como cantaba. La verdad tampoco me molestó, amo la música y me gusta cantar.

Pero cuando mi mirada se fijó en la de Farah no pude perderla de vista, y al observar que se iba directa a las escaleras del muelle que se dirigen a la playa, decidí ir tras ella.
Me excuse con todos los presentes e intenté hacerme hueco entre la multitud para seguir su rastro.

A pesar de la situación, conversar con ella fue muy agradable. Algo provocó la tristeza en su mirada y anoche no logré averiguar el motivo que la atormentaba. Me hubiese gustado pasar más rato juntos, o poder ayudarla. 

Quizás podría invitarla a almorzar hoy, siento una irremediable necesidad de indagar en la misteriosa Farah.
No soy el tipo de hombre que se cuelga de la primera cara bonita que ve, de hecho soy bastante reservado, hace años que no tengo una pareja estable.
El no tener un hogar fijo hasta hace poco influye mucho en el tipo de relaciones que tienes. No solía encariñarme de nadie, por el simple hecho de que no sentía estabilidad en mi vida. Hoy estaba en un lugar y mañana en otro.

Desde que acepté el trabajo en el hospital siento que mi vida se ha establecido al fin. Tengo casa, trabajo... Siento que mi rutina se va normalizando, ahora pertenezco a un lugar y además me encanta mi trabajo en el hospital.
En la zona de urgencias pediátricas, mis pequeños pacientes suelen llegar con alguna caída jugando en el parque, algún resfriado con fiebre... En definitiva conseguir cuidar de esas criaturas  es reconfortante. Se me dan bien los niños, tengo que reconocer que la paciencia es una virtud que poseo.

Decido que lo haré, invitaré a Farah a almorzar hoy.

Sin más me pongo unos jeans, una camisa de mi banda favorita e intento arreglar el caos que es mi cabello.

Al cruzar la calle debo reconocer que empiezo a sentir nerviosismo, medito en si es buena idea o si me estoy excediendo y quizás es demasiado pronto, tal vez Farah no quiera tener una cita, ni siquiera la conozco, no se casi nada de su vida.
Dios soy una contradicción andante, no seas cobarde Jayden, me digo a mi mismo.

Cuando estoy apunto de hacer sonar la campana, la puerta se abre antes de que llegue a tocar el interruptor.

Farah se queda sorprendida al verme, lleva el cabello recogido y puedo apreciar mejor sus facciones. Es preciosa, sus ojos tienen un tono verdoso y su nariz revela unas pequeñas pecas, que le dan un aire adorable.
Decido romper el hielo y explicar que diablos hago en la puerta de su casa.

— Hola Farah, quería saber cómo te encuentras - me excuso.
— Vaya gracias Jayden. - parece sorprendida y no la culpo por ello.
— He pensado que quizás te gustaría almorzar conmigo, conozco la zona y podría mostrarte algunos lugares que podrían gustarte.
— No sé si deba Jayden, la verdad había hecho planes con mi hermana y ...

Farah no termina su frase, cuando una rubia asoma por detrás de la puerta, no se parece en casi nada a Farah pero imagino que es su hermana, tienen el mismo color de ojos. Una sonrisa se mantiene en su rostro cuando se dispone a hablar.

— Perdón por la interrupción, la verdad es que justo venía a decirte que han cancelado el evento que teníamos, así que creo Farah que no tenemos planes para hoy - dice la rubia guiñándole un ojo. - por cierto soy Ari su hermana encantada.
— Un placer, Jayden.

La sonrisa de satisfacción de la rubia es notable, parece que ha metido a Farah en un lío y eso le divierte.
Las mejillas de Farah se sonrojan demasiado, haciendo resaltar el tono de su piel tan delicado. Me encanta.

— Bueno entonces supongo que podrías aceptar mi invitación - replico deseando que acepte.
— Claro, dame unos minutos y regreso.

Farah entra rápido al interior de la casa y tal y como dijo en unos pocos minutos aparece junto a mi de nuevo.
Le señalo que me siga hasta mi coche que está aparcado justo en un lateral de la casa. Me sigue y subimos al coche.

— Está bien, y ¿Cuál es el plan vikingo? - dice divertida, me alegra saber que hoy parece estar de mejor humor.
— Creo que estoy empezando a tomar gusto por ese apodo que me pusiste. Pero no voy a decirte, espera y verás

Arranco el coche y pongo rumbo a mi improvisada cita con la dulce Farah.
En el trayecto vamos conversando de grupos musicales, tenemos algunos en común y los hago sonar en la radio. Su rostro se ilumina cada vez que suena su parte favorita de cada canción. Me contagia al instante su entusiasmo, no sé que tiene Farah que la hace tan hipnotizante.

Llegamos y detengo el coche justo enfrente del lugar, he decidido traerla a mi restaurante favorito, es un italiano con vistas al mar, de noche es aún más bonito pero ni modo, de día también tiene su encanto.
Salgo apresurado para abrir la puerta del coche por el lado de Farah.

— Que gesto tan caballeroso, nada típico de un vikingo.
— Oh Dios si sigues llamándome así voy a tener que buscarte un apodo yo también. - digo cruzando mis brazos.
— No seas capaz, mejor dime dónde estamos.
— Andiamo in Italia amore mio - digo con un falso acento italiano que la hace reír- espero que tengas hambre preciosa tienen la mejor pasta del lugar.

Extiendo mi mano y se la ofrezco, ella me mira y sonríe, espero con ansias que tome mi mano, lo hace y la ayudo a bajar del coche.

Es increíble cómo se siente tan normal ir de la mano de Farah teniendo en cuenta que la acabo de conocer. Pero no sabría explicar la sensación, solo se que me agrada.



























No puedo evitar pensar que Jayden es adorable, por más que Farah piense que no le pega serlo por sus pintas de vikingo! Jajajaja
Quiero pediros un favor, acabo de empezar y no sé si alguien me está leyendo o si la historia está gustando, así que si estás ahí... Pleaseee haste notar, comenta o da un voto ⭐ a la historia, así podré saber que hay alguien disfrutando tanto como yo de esta aventura.
Gracias por estar ahí ( si es que estás )
Besos dulces !! 💋

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