Huracán

3 1 0
                                    

*Jayden

La puerta del ascensor se cierra y atrás queda la mirada llorosa y el rostro agotado de Farah.
Me debato entre salir corriendo por las escaleras e intentar alcanzar a Farah o dejarla ir, tal y como me pidió, más bien suplicó.

No consigo entender que hacia en el hospital, y acompañada de Jon.
Decido no seguir a Farah, igualmente estoy trabajando y no puedo descuidar mi puesto. Eso no quiere decir que deje de pensar ni un solo segundo en ella durante el resto de mi jornada. La cual se me está haciendo pesada y eterna.
Necesito un café urgentemente. Y
justo cuando me estoy sirviendo una taza del café más oscuro que he encontrado en la sala de descanso Mimi me saca de mis pensamientos.

-¿Un día pesado jefe? -dice tan sonriente como de costumbre-. No es normal verte tomar café sin ponerle tres kilos de azúcar.

Hago lo que parece un intento de sonrisa en respuesta a su observación, pero no tengo ánimos de conversar.

-Ya en serio, a ti te pasa algo Jayden, estás más pálido de lo normal.
-Estoy bien Mimi, este turno se me está haciendo largo. -respondo sin dar más explicaciones.

Mimi se encoge de hombros y se dispone a servirse también una taza de café.
De repente pienso que quizás ella, que anda de un lado al otro del hospital, también se haya cruzado con Farah.

-Oye Mimi, ¿Has visto hoy a Farah y Jon? -digo quitándole importancia a mi cuestión.
-Si, te lo habrá comentado Farah imagino. -dice sin parecer sorprendida por la pregunta-. Fui a su casa para terminar de cuadrar el asunto de la venta benéfica de pasteles.
-A casa de quién. -pregunto sin entender mucho su respuesta.
-De Jon, de verdad necesitas otro café o algo porque estás adormilado.
-Farah... -comienzo a formular la pregunta pero tengo miedo de la respuesta-. Ella estaba allí con Jon.

Mimi ahora me mira algo confundida, da un largo sorbo a su taza y se aclara la voz.

-A ver, te explico -dice casi con un suspiro de cansancio-. Fui a casa de Jon, para lo de los dulces, y al rato llegó Farah. Yo me largué porque tenía que venir a trabajar. Además ya habíamos hablado todo lo necesario.
-Farah estaba en casa de Jon y allí es dónde los viste hoy. -repito su explicación para asegurarme de haber entendido bien.
-Eso acabo de decir Jayden. -se mueve incómoda cambiando el peso de su pierna de un lado a otro-. No sé si he dicho algo que no debería pero al preguntarme si los había visto he imaginado que te referías a eso.
-Todo bien Mimi no te preocupes.
-Mira jefe no se qué te está ocurriendo pero si necesitas algo puedes contar conmigo. -añade pasando su mano por mi hombro.
-Siendo sincero Mimi, no me refería a si habías visto a Farah en casa de Jon.

Mimi da un largo pestañeo y sus cejas se arquean mostrando expresivamente su confusión.

-Los vi hace un rato en el ascensor de aquí, del hospital. -digo algo derrotado por lo que la enfermera me acababa de contar.
-¿Y que hacían Farah y Jon aquí en el hospital? -cuestiona con la misma confusión que siento también en este instante.

Ahora soy yo el que se encoge de hombros. No sé qué responder.

-Habláis de la chica con el ataque de ansiedad. -interrumpe el Doctor Cruz que acaba de llegar y rebusca en el estante una taza en la que servirse café- La he atendido yo, Farah es un nombre poco común.

Mimi y yo nos miramos con cara de asombro, mientras el Doctor agarra la cafetera y se sirve despreocupadamente café.

Cruz es uno de los doctores más veteranos del hospital.
Seguramente se jubile en un par de años y lleva la mayor parte de su carrera en las urgencias de este lugar, lo que lo hace bastante conocido. Su gran bigote y su carácter paternalista y protector le dan su merecida fama de buena persona. Todos adoran a Cruz.
Más de una vez me lo he encontrado en esta misma sala y hemos conversado durante los descansos... y efectivamente, siempre me ha parecido un señor de lo más amable.

El Postre Primero Donde viven las historias. Descúbrelo ahora