Mentiras

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No puedo creer lo que acaba de ocurrir con Jon, me siento muy mal por esta situación, estoy perdida y totalmente desconcertada.

Ni en un millón de años habría imaginado que pudiese sentir algo por mi. Jon es atractivo y me agrada pero tampoco me he sentido atraída por él de ese modo, quizás lo veía tan imposible que ni siquiera me he permitido plantearme que me guste o gustarle, aunque eso mismo me ocurre con Jayden, mi mayor problema es creer que soy capaz de provocar esa clase de sentimientos en otras personas.

No puedo negar que me siento abrumada, a la par que aterrada, amo mi trabajo y no sé como pueda repercutir esta situación. Estoy hecha un lío, Jon besa bien y supongo que si no sintiese esto tan fuerte e intenso por Jayden, quizás podría haberme sentido alagada, o quizás todo habría sido menos dramático.
Pero no puedo parar de pensar en Jayden, nuestra "relación" está apenas comenzando y ocultarle algo así es lo último que necesito.

Camino hacia el parking aún agitada, intento recomponer mi rostro, necesito urgentemente parar de lagrimear y calmar mis nervios.

A lo lejos veo el coche de Jayden, le tuve que mandar un mensaje advirtiéndole que trabajaría hasta tarde y que al final no saldría a las dos, pero el ha insistido en pasar a buscarme fuese la hora que fuese.

Respiro hondo y abro la puerta del coche, un sonriente Jayden al volante me da la bienvenida.
Debo estar hecha un desastre después de tantas horas trabajando, no es la imagen que quisiera dar a Jay pero ahora mismo no puedo ofrecer otra cosa.

— Hola preciosa, cómo estás, pareces agotada. ¿Un día duro de trabajo? - Pregunta inclinándose hacia mi. - Siento lo de tu jefa, espero que se recupere pronto.
— Si, creo que ya se sentía mejor, pero yo debo tener una pinta horrible, lo siento Jayden.
— No digas bobadas, te ves preciosa hasta con esa carita de cansada. - Dice mientras pasa su mano acomodando mi cabello. - Eso si, tienes hasta harina por todo el cabello y esta manchita de chocolate.

Jayden señala unas gotas de chocolate por mi mejilla, el roce de sus dedos hace que se active cada célula de mi organismo, cierro los ojos en un intento de intensificar su caricia.
Y comienzo a sentir como sus labios sustituyen a las yemas de sus dedos y ahora son ellos los que rozan mis mejillas.

Dos semanas sin Jayden me han parecido una eternidad. Ya dije que el efecto calmante que provoca en mi se estaba volviendo un vicio y la falta que me hacía sentirlo ha sido una tortura.

Jayden busca mis labios y esta vez respondo el beso sin dudarlo, lo necesito. Hay desesperación en mi beso, tengo miedo de estar soñando y que Jayden se esfume de mi vida de nuevo.

Jayden advierte rápido que algo no está bien, y con toda la suavidad que le caracteriza separa sus labios de los míos, sin soltar mi rostro clava sus ojos en mi, la intensidad del azul me abruma y no aguanto más, exploto en llanto.

— Vamos cielo cálmate ¿Qué ocurre Farah? Pensé que estaba todo bien.

Me dice preocupado sin apartar su mirada  inspeccionando cada gesto.

— Jay lo siento ha sido un día largo y de muchas emociones.
— No te preocupes preciosa.

Jayden me abraza sin dudarlo, hundo mi rostro en su cuello y el olor tan dulce hace que mis nervios se calmen, el calor de su piel rodeándome provoca esa paz que hasta ahora solo he podido sentir estando en sus brazos.

De repente me siento más tranquila, en calma. Acaricia mi cabello mientras besa mi frente.
Debo parecer una niña pequeña pero pagaría dinero para que este abrazo fuese eterno.

— ¿Quieres que te lleve a casa preciosa?

Niego con la cabeza, que aún sigue hundida en su cuello y me aferro más a el.

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