Siete citas

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Desde aquel beso Jayden y yo nos hemos hecho prácticamente inseparables, han pasado siete días, hemos ido al cine, me ha enseñado los mejores restaurantes de la zona, hemos ido a un concierto en un pub... La música en directo fue una auténtica maravilla.

Cuando empecé mis vacaciones aquí jamás imaginé que algo así podría ocurrir, simplemente es algo emocionante a la vez que aterrador. Me da miedo que esta burbuja de amor de verano estalle.

No soy ninguna adolescente que llega a su primer amor sin cargas ni traumas, el daño que Israel causó en mi aún está presente y me ata a no dejarme llevar.
En esta semana Jay me ha mostrado un hombre dulce, divertido, inteligente... Pero, cómo sé que es así, cómo puedo estar segura de que no me hará daño. Realmente, no puedo estar segura y no sé si quiero huir para evitar el dolor que me causaría o quedarme y averiguarlo.

Las tardes y las puestas de sol han sido nuestro testigo más fiel estos últimos siete días, casi como una pequeña rutina que consistía en un helado y una charla en el mirador. Sedientos de conocernos mejor, hemos hablado de todo: infancia, escuela, familia, trabajo... Cada cosa que descubro de él, hace que me encante aún más.

Siendo sincera, creo que Jayden ha sido capaz de abrirse mucho más a mi que yo a él, aún me cuesta exponerle mi sentimiento, soy reacia a explicarle cómo era mi relación con Israel, realmente a nadie le he confesado lo que vivía con Israel y lo imbécil que me hace sentir que ni siquiera fui yo quien salió de ese infierno sola, si no que más bien tuve que esperar a que el propio Israel me dejase.

— ¿Te gustaría que fuésemos esta noche al cine de verano? Han instalado unas pantallas gigantes y se podrá ir en coche. Muy de película americana. - dice Jay mientras da el último bocado a su helado, sacándome de mis pensamientos.
— Podría estar bien, siempre he querido ir a uno de esos, como en la peli de 'Grease'. - añado intentando parecer emocionada. — Hmmm y porqué siento que la señora menta no está muy entusiasmada esta tarde. - añade arqueando una ceja.
— Si estoy animada es un buen plan aunque quizás debería pasar esta noche con mi hermana y mi sobrino. - digo intentando desviar la pregunta - además deja de llamarme así prometiste buscar un apodo mejor y no veo progresos en tu búsqueda Jay.

Jay sonríe por mi último comentario aunque su sonrisa no llega a sus ojos, espero que no se haya molestado por rechazar su cita de esta noche.

Lo de mi hermana es solo una excusa, paso todas las mañanas con Pau y Ari, vamos a la playa, a la piscina, jugamos... Luego Jay pasa a recogerme, pero hoy simplemente no sé si quiero salir.
¿Llegar más lejos con Jayden o detenerme? Estoy estancada en este sentimiento. Y si sigo conociéndolo y teniendo estas citas tan perfectas con él, irremediablemente no habrá marcha atrás.

— Esta bien preciosa entonces vamos, te llevaré a casa.

Jay se acerca a mi lentamente y me rodea en sus brazos, su calor es mi nueva droga, no sé que tiene el contacto con su cuerpo que produce esa reacción en el mío.

Aún no hemos pasado de unos besos, algunos más subidos que otros... Esa es otra parte que me aterra no sé si él piensa que soy ya demasiado mayor para ir tan despacio. Dos adultos de treinta años que llevan una semana teniendo citas y solo se han besado... ¡Pero que Besos!
Debo reconocer que Jayden me hace arder como jamás he experimentado, sus besos son extremos, o dulces o picantes... No importa, el resultado es el mismo, me derriten igual.

Llegamos al vecindario y el camino de vuelta ha sido más calmado que otras veces, no creo que Jayden este enojado por rechazar su cita de esta noche, pero siento que piensa que le estoy poniendo una excusa, y tiene razón.

— Disfruta de la cena con Ari y Pau preciosa, lo que necesites estoy enfrente de ti. - dice cariñosamente.
— Gracias Jay, podrías aprovechar y salir también. - añado en un intento de sentirme menos culpable por mi pequeña falsa excusa.
— Oh no, me hará bien estar en casa, tengo algunos informes del hospital que revisar.
— Pero que aplicado el doctor. - digo intentado poner un tono sexy que acaba fracasando cuando añado. - El Doctor Vikingo.

Jay pone sus ojos en blanco y me rodea con sus brazos por mi cintura acercándome a él.
Me corta la respiración su cercanía, dudo que me acostumbre a esto, es demasiado para mi.

— Te meterás en problemas si sigues llamándome así, o peor aún si en el hospital conociesen este apodo... Tendría que cambiar de trabajo. ¿Eso quieres?

Sus ojos tan intensos se clavan en mi y nose si esto es demasiado sexy o demasiado tierno, esa mezcla de Jayden siempre confundiendo mi mente.

— Porfavor dios me libre de ser la causante de que le hagan burla al doctor - añado intentando que mi respiración parezca normal.
— Eso pensaba yo. - afirma sonriendo.

Hace más fuerte su abrazo y sus labios buscan los míos, sus manos aprietan mis caderas, por suerte, siento que si me suelta soy capaz de caerme porque el aire comienza a estar ausente en mis pulmones.

Acaba el beso mordiendo mi labio inferior y esa sonrisa de chico malo aparece cuando aún ni siquiera ha separado sus labios de los míos. Le encanta este juego, y a mi jugar.

— Será mejor que te libere - dice incorporándose aunque sus manos siguen en mis caderas. - disfruta de la cena preciosa.

Cuando entro en casa Pau y Ari están en el sofá viendo una película.

— Pero que pronto ha regresado cenicienta del baile - añade en burla mi hermana - ¿Saldréis más tarde de nuevo?
— No, esta noche me quedo en casa. - digo intentando que mi tono suene lo más casual posible.
— Hmmm todo bien con Jayden.
— Todo perfecto. - es la verdad.
— Genial, puedo preparar algo para la cena, aunque Pau no ha querido comer en toda la tarde dice que le duele la panza - añade en tono preocupada.
— Esta mañana ya estaba así pero pensé que mejoraría.

Observo al peque recostado en el sofá asistiendo la película que aparece en el televisor. Definitivamente algo le ocurre, Pau no se está quieto ni viendo dibujos, siempre está pegando saltos incluso en encima del sofá, su energía es arrolladora.
Me acerco y le doy un beso.

— ¿Cómo se encuentra el peque de la tita? - le susurro en tono cariñoso.
— Me duele. - añade señalando su frente y su panzita.
— Te pondrás mejor cielo.

Quizás tomó mucho sol o muchas golosinas.

Después de la cena mi hermana me pide que me quede con Pau, lo vigilo mientras ella va a tomar una ducha. El pequeño no ha probado bocado en toda la cena y aunque se ha dormido aún nos tiene preocupadas.

— Gracias Farah por cuidarlo, realmente necesitaba esa ducha pero no me atrevía a dejarlo solo por si despertaba.
— Nada de eso, al final ha sido buena idea quedarme hoy en casa. - me encojo de hombros.
— No seas boba, mañana vas a tener que explicarme bien que te ocurre con Jay.
— No declararé nada señora jueza.- ambas reímos.

Ella dormirá hoy con Pau, así que yo me despido y le doy las buenas noches. Me dirijo a mi habitación, después de una buena ducha intento que el sueño me atrape pronto y así no pensar demasiado en la locura de estos últimos días.
Todo pasa siempre tan deprisa. A veces parece que voy a marchas forzadas.































Hola! Ojalá estar en esas citas de Jay y Farah, aunque sea por tomar el helado también! No? Jajajajaja
Gracias por leer, me ayudaría demasiado saber que me lee, deja una ⭐ o coméntame tu opinión, no imaginas lo importante que sería para mí.
Muchas graciiiiias ❤️
Besos dulces 🥰💋

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