Un mal Brindis

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La fiesta es en una hora y estoy literalmente aterrada. Estos días han sido mágicos junto a Jayden, pero no sé si el hecho de haber estado solos en nuestra propia burbuja habrá influido en que esos momentos hayan sido más especiales.

Doy vueltas por la habitación mientras no paro de pensar si quizás no le agrado a sus amigos, o si ellos saben que soy la loca que lloró aquel día en el muelle. ¿Qué les habrá dicho Jay de mi?.

Me dejo caer en la cama y suelto un suspiro.

— Todavía estás así Farah. No puedo creer que estés nerviosa por lo de esta noche, vamos nena eres maravillosa, les encantará conocerte. Si todos son como Jay, será un grupo de amigos de lo más interesante.- agrega mi hermana desde el marco de la puerta.
— Esta ansiedad social mia me va a provocar un microinfarto. - digo dramáticamente.
— ¿No podrías ser un poco más dramática? Además si te da un microinfarto puedes pedirle al médico tuyo que te reanime.- dice Ari en tono burlón mientras me lanza un vestido. - Vamos vístete, esta noche tienes que brillar.

Termino de maquillarme los labios y me miro al espejo. Estos días mi piel ha tomado un poco de tono bronceado y creo que este labial coral me sienta bien.

Sonrío a mi propio reflejo en un intento optimista de calmarme, aunque me estoy muriendo de nervios por dentro, intentaré serenarse. Jay de verdad me gusta y quiero encajar en su mundo.

Con Israel era horrible, sus amigos me odiaban y el sentimiento fue siempre mutuo. Eran maleducados, machistas y groseros. Estar cerca de ellos en cualquier reunión era como presenciar un encuentro de hombres de las cavernas. Pero Israel acababa cargando la culpa  sobre mi, mi actitud era la peor según él, decía que actuaba como una amargada. ¿Cómo quería que actuase ante comentarios y actos tan asquerosos? Al final acabé aislandome y nunca acudía a ningún evento. Prácticamente no tenía vida social.

Cruzo la calle decidida, aunque las piernas me tiemblan.
Llevo un vestido negro demasiado corto para mi gusto, he decidido usar tacones y me he alisado el pelo. Espero no haberme pasado.

Un sonriente Jayden abre la puerta y al verme se queda en silencio y su sonrisa desvanece.
Una punzada en la boca del estómago me sacude.

— Bendito momento en el que se me ocurrió ir detrás de ti Farah, no haber presenciado este espectáculo en mi vida habría sido una gran perdida.- dice sin dejar de inspeccionar mi cuerpo con la mirada.
— Vamos Jay no entiendo qué dices, estoy muy nerviosa. - Exclamo intentando calmar la respiración.
— Digo que estás preciosa, que eres maravillosa y que me encantas Farah.

Dice pausadamente devolviendo la sonrisa a su rostro mientras me agarra de la cintura y me besa. Justo el beso es lo que necesitaba para disparar mi ya incontrolable corazón.

Si Jay no me llega a tener agarrada por la cintura creo que me habría tropezado como cien veces en el camino desde el recibidor hasta la sala.
Al pasar a la sala un silencio abrumador se hizo de repente y todos giran sus cabezas al unísono. Intento memorizar sus rostros y nombres mientras Jayden los va presentando pero estoy tan nerviosa que dudo que pueda recordarlos.

Son tres amigos y cada uno con su respectiva pareja. Los chicos parecen desenfadados y todos devolvieron el saludo con una gran sonrisa. Dos de las chicas parecían responder con desgana y una de ellas fue la más amable de todas, hasta recordé su nombre. Laura, era bajita y morena, llevaba unas gafas redondas que le daban un aire intelectual y amable, sus ojos eran claros y su amplia sonrisa le hacía parecer algo aniñada. Fue la única que se acercó a darme dos besos y un abrazo. La pareja de Laura era Daniel, también me pareció uno de los más cercanos, Jay me había hablado de él creo que es su mejor amigo.

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