Dulce como Ice Cream

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El lugar es realmente precioso, la decoración estilo veneciano le da un aire nostálgico al restaurante, pero las vistas directamente al mar, lo hacen un paraje único. Jayden asegura que de noche es aún más bonito, y le creo.

La conversación no ha parado de fluir en todo el almuerzo, es tan fácil hablar de cualquier tema. Para mí es genial ya que siempre me cuesta un poco entablar diálogo, pero con Jayden está siendo realmente sencillo.

Me cuesta creer que esto esté sucediendo de verdad, ¿Desde cuándo tengo citas? Además citas con un hombre como Jayden.
Quiero disfrutar y dejarme llevar, pero por otro lado desconfío, tengo motivos para pensar que quizás le doy lástima. Debió de verme tan mal aquella noche llorando en la playa qué tal vez quiera asegurarse que estoy bien y así no pesarle en su consciencia.

A pesar de esos pensamientos intrusivos, no puedo evitar sentirme cómoda con Jayden, su sonrisa es casi permanente y sus ojos, Dios esos ojos, podría pasarme el día mirando cada tonalidad de azul que la luz crea en ellos.

— Entonces sabes preparar muchos dulces, soy un glotón, me encantaría probarlos. - dice mientras se lleva a la boca un trozo de postre. - ¿Sabes preparar esto?
— Tiramisú italiano, si creo que podría preparalo. - digo convencida.
— Wao cásate conmigo, es mi postre favorito. - dice en tono teatral, lo que provoca una risa entre ambos.

Terminamos de comer y Jayden me obliga a dejar que el pague la cuenta. Salimos del restaurante y regresamos al coche.

— ¿Tienes hueco para un postre más? - me cuestiona.
— Una pastelera rechazando un postre, ¿Qué clase de monstruo crees que soy? - ahora soy yo la del tono dramático.

Jayden explota en una carcajada y arranca el coche mientras la música ya empieza a sonar por los altavoces del coche.

Llegamos a una pequeña heladería, la mujer que regenta el local es muy amable y nos atiende con una sonrisa, parece que lleva toda la vida haciendo estos helados, nos los muestra con entusiasmo, explicando la gran variedad de sabores.  Decido tomar el de menta con chocolate, Jayden se burla de mi y opina que ese no es un sabor válido para un helado.

— Claro que lo es, es mi favorito. - resalto poniendo cada de indignación.
— Debes probar el de chocolate y vainilla, es el mejor. - reafirma mientras saborea el helado que acaba de llevarse a la boca.
— Entonces tú deberías probar el de menta.
— Está bien, déjame probar esa cosa.
 
Estamos aparcados en un mirador, desde donde todo lo alto se ve la bahía al completo, 'Sea Tower' se extiende ante nosotros. La música suena de fondo y las vistas no pueden ser mejores.

Noto como Jayden se acerca para probar de mi helado y el pulso se me acelera, no sé cómo no se derrite el helado en mis manos.

— Farah sabe a pasta de dientes por el amor de Dios.
— No sabes apreciar la combinación de sabores - Rebato orgullosa.
— Prueba este, verás la diferencia.

Acerca su helado a mi y un escalofrío recorre toda mi espalda, sus ojos se clavan en mi esperando mi respuesta, y no me puede parecer más guapo en este momento.

— ¿Y bien? Mucho mejor verdad. - dice expectante.
— Delicioso no puedo negarlo, pero me quedo con mi menta.
— Oh Dios, eres un caso perdido. - dice con gesto abatido.

Las horas pasan volando mientras conversamos, hace largo rato que terminamos los helados pero seguimos ahí sentados observando el horizonte.

En estas horas he podido comprobar que Jayden tiene un lado tierno e incluso infantil, y otro lado totalmente profesional y serio, sobretodo cuando habla de su trabajo. Se nota que le apasiona, estoy segura que es un gran profesional.

— Entonces, ¿Vives siempre con tu hermana? - pregunta curioso.
— No de hecho hasta hace poco vivía con mi pareja, pero ahora he tenido que ir a vivir a casa de mis padres mientras encuentro como situarme en el mundo. - digo sin pensar, no le he contado aún a Jay nada sobre mi ruptura.
— Entiendo, yo también pasé por eso, cuando me mudé definitivamente aquí tarde en encontrar mi lugar.
— Eso intento. - y noto como mi ánimo desciende, recordar estos últimos meses me abruma.
— No te desanimes, seguro que lo harás. - hace una pausa. - Puedo preguntar si ese era el motivo por el cual te sentías tan mal la otra noche.

Medito mi respuesta y respiro hondo, supongo que quizás desahogarme con Jayden me alivie un poco el peso.

— Lo cierto es que si, he pasado unos meses bastante jodidos desde mi ruptura, y tal vez se me hizo todo una bola, no tiene más importancia.
— Claro que la tiene, todo lo que te haga sentir, bueno o malo, es importante. - me regala una sonrisa y añade - Pero intenta enfocarte en lo que te haga sentir bien preferentemente.
— Tomo tu consejo.
— Así se habla Señora menta.
— ¿Señora menta? ¿Ese es el apodo que llevas todo el día buscando? Permíteme decirte que eres pésimo eligiendo.
— Que fastidio, en mi cabeza sonaba mejor... Seguiré buscando el apodo perfecto.

Su ocurrencia me devuelve el ánimo y no puedo evitar reírme de nuevo.

Sin darnos cuenta el sol comienza a esconderse por el horizonte, llevamos toda la tarde aquí y las horas me han parecido minutos. Jayden es como un calmante natural, es reconfortante y cálido. No debería acostumbrarme a esto.

— Es increíble la puesta de sol desde aquí. - añado asombrada por la belleza de la escena que hay ante nosotros. - Es un auténtico espectáculo.
— Si que lo es.

Al apartar la vista de la puesta de sol para mirar hacia Jayden me doy cuenta que el no está mirando la puesta de sol, me mira a mi.
El choque con sus ojos azules me hacen temblar, el aire entra en mis pulmones torpemente y pierdo el sentido cuando Jay acerca su mano hacia mi mejilla.

El calor de su mano es una sensación tan agradable en mi piel, no sé qué hacer y simplemente cierro los ojos, queriendo retener esta evocación lo máximo posible.

Jayden se acerca más a mi y sin saber cómo ni cuando siento sus labios rozar los míos.
El corazón late tan deprisa que puede oírse aunque yo siento que se ha parado y dejó de latir hace rato.
Sus labios son los más suaves que haya probado, sabe a vainilla y besa como los dioses. Jamás me han besado de esta forma.
Su mano acaricia mi mejilla mientras nuestros labios se aprietan más, hasta que sin apenas aire, uno de los dos decide respirar.

Abro los ojos lentamente, aún agitada por todo lo que el beso de Jay ha causado en mi.
Sus impresionantes ojos se clavan en los míos y en la comisura de sus labios se forma una sonrisa tan arrebatadora que a mi mente le cuesta asimilar tanta perfección. 

— Esto ha sido genial. - rompe el silencio Jayden, quién aún no ha apartado su mano de mi mejilla.
— Genial. - consigo decir en un susurro.

Jayden me regala una sonrisa. Y sin más vuelve a repetir el beso. Esta vez más intenso, menos tímido, su lengua invade mi boca y no puedo remediar aferrarme a él, mis manos buscan acariciar su cabello, enredo mis dedos en ellos y noto como Jayden separa sus labios para emitir un sonoro suspiro.

Dios hacía años que no sentía algo así en mi cuerpo, Jayden acaba de despertar dentro de mi algo que pensaba que no era posible.































Si esto emitiera sonido ahora podrías oír mi grito.
Creo que Farah merece un poco de acción en su vida.
Jayden nos derrite como el helado a tod@s !!! 🍦
Gracias por continuar leyendo!
Muchos besos dulces 🥰 💋

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