La Sultana Melek

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Palacio de Çırağan.

La madre sultana y la sultana Hatice se acercaron a la cama para así poder observar el estado de Melek.
Al ver el pequeño cuerpo que aún se encontraba en el pecho de la sultana, la sultana madre procedió a tomar a su pequeña nieta en brazos.

-¿Esta es la pequeña sultana Hasret?.-preguntó con una pequeña sonrisa tierna en sus labios,para luego proceder a posar sus ojos en sus nietos.- Por Allah están enormes mírate nada más Kaan eres todo un- No pudo terminar de hablar ya que se escuchó el sonido de unas arcadas todos posaron los ojos en la cama donde la sultana estaba a punto de vomitar, su hijo mayor rápidamente le acercó una pequeña vasija para que pudiera vomitar en ella, su hija mayor se posicionó detrás de su madre sujetándole el pelo. El sultán por otro lado se encontraba lo más cerca posible de su amada, nervioso y preocupado, sus demás hijos fueron sacados de la habitación por su tía Hatice.
Luego que la sultana terminara de vomitar se volvió a acostar con los ojos cerrados, su hija fue hacía una pequeña mesa en la cual tenía una vasija con agua y un pequeño paño el cual mojó y lo usó para limpiarle la boca a su madre.
La sultana luego de que su hija le limpiaría la boca abrió los ojos, encontrándose la mirada azulada del sultán, se iba a levantar a hacer la debida reverencia pero la mano del sultán lo impidió.

-No, no te levantes mi sultana.- dijo acercándose a la cama. La madre sultana le hizo una seña a sus nietos para que dejaran a sus padres solos, aunque recios a la idea los dejaron solos.

-Su…Suleiman…- pronunció en un hilo de voz la sultana.

-Mi sol, mi vida, mi ángel, amor mío, Allah me debe de estar castigando por haberte dejado.- pronunció el sultán.- Te sacaré de aquí, nos iremos a Topkapi donde perteneces, criaremos a nuestros hijos y recuperaremos el tiempo que hemos perdido.
A este punto la sultana tenía sus ojos llorosos pues lo que tanto había esperado al fin pasaba, iba a responder pero otra arcada se hizo presente, rápidamente el sultán le acerca la vasija, le sostuvo el cabello mientras ella vomitaba, luego de que terminara se desmayó alertando así al sultán el cual no tardó en llamar a los médicos.

Los médicos no tenía nuevas noticias siempre lo mismo, es una enfermedad extraña pero no es contagiosa. Luego de que los médicos salieran entraron sus hijos, su madre y su hermana.

-¿Mami volvió a dormir?.- dijo el pequeño Osman.

-Si cariño estaba muy cansada.- Le contestó su tía
La pequeña Hasret aún en los brazos de su abuela se empezó a remover, soltó un pequeño pero tierno bostezo, abriendo sus ojos y mostrando por primera vez a los adultos sus ojos, está de más decir que se sorprendieron al ver los ojos de la pequeña idénticos a los de su madre.

-Pero que hermosa niña.- musitó la madre sultana, logrando sacar una hermosa sonrisa de la infante que rápidamente fue reemplazado con un puchero.

-Mami…-pronunció con voz tierna la pequeña, la madre sultana la acercó a a su madre, rápidamente empezó a removerse en los brazos de su abuela la cual la dejó a un lado de la cama en donde yacía su madre, la pequeña empezó a tocar la cara de su madre la cual poco a poco iba despertando al ver los ojos de su madre la pequeña sonrió.

-Mami…- volvió a pronunciar.
-Mi pequeña…- dijo la sultana.
La más joven en esa habitación se recostó en el pecho de su madre causándole ternura a los presentes.

-Melek, hija ¿Como te encuentras?.- dijo la madre sultana sentándose al lado de la sultana.

-Madre es un placer volver a verla, y en cuanto a su pregunta me encuentro bien, dentro de lo que cabe.- digo con una pequeña sonrisa acariciando la cabeza de su hija menor.