Palacio de Topkapi.
La habitación estaba en total silencio, excepto por la respiración errática de la sultana, las Hatun’s no sabían que hacer, su plan había fallado otra vez, pero esta vez si falló en grande.
-¡Aghas!.- vociferó enojado el sultán, avanzando hacia donde estaban sus hijos, los cuales se removían en sus cunas, aún sin despertar, haciendo que las mujeres de pie se movieran en un intento de cubrirse de la furia del sultán. Pasaron algunos segundos para que tocaran la puerta dando paso a los dos aghas que custodiaban las puertas.- ¿Me pueden decir que hacían mientras estas mujeres se colaban en los aposentos de mi esposa?.- preguntó con falsa calma dejando a un lado el candelabro.
-Su majestad.- habló uno después de unos segundos.- Estábamos afuera, cuando una señorita iba caminando y de repente se desmayó, la pudimos identificar como la nodriza de uno de sus hijos.
-¿Y alguno me puede decir que hace ésta mujer fuera de los calabozos y con esas ropas? ¡Se supone que debe de estar en las mazmorras esperando el día de su ejecución!.- gritó el sultán, despertando a sus hijos, los cuales intentó calmar, dichos gritos alteraron a cierto eunuco que iba pasando, Sümbul al ver las puertas de la habitación de su sultana abiertas y sin custodia, añadiendo los gritos, decidió acercase, está de más decir que la escena lo sorprendió bastante.
-¿Su majestad?.- miró al sultán, luego pasó su mirada hacia los demás presentes en la habitación, cuando su vista cayó en la sultana, aquella mujer de la que había sido fiel sirviente y confidente desde tiempos remotos.- ¿Mi sultana, se encuentra bien?.
-Si Sümbul, puedes llevarte a los bebés y asegurarte que mis otros hijos se encuentren bien por favor.-el eunuco sin protestar obedeció no sin antes darle una mirada a la sultana.
Por otro lado aprovechando el momento de distracción de los presentes, Hurrem se agachó con delicadeza y tomó la daga, la tomó con fuerza en sus manos, cuestionándose si era una buena idea lo que iba a hacer, cegada por sus impulsos y el deseo de venganza, se abalanzó sobre la sultana específicamente a su todavía no tan plano vientre, a duras penas la esquivó, pero no del todo, el sultán y los guardias fueron a socorrer a la sultana Melek, momento en el cual María aprovecho para huir, fallando en el intento pues solo unos pasos adelante choco con un cuerpo femenino, el cual al instante reconoció como la hermana de la sultana, Isabel, la cual con agilidad tomó los brazos de la hatun haciendo una movida para dejarla inmovilizada, cuando un agha dentro de los aposentos se percató que no estaba la otra implicada salió en su búsqueda, llevándose una grata sorpresa.
En los aposentos el agha restante sostenía con fuerza a la pelirroja, mientras el sultán se encargaba de socorrer a su esposa, dándose cuanta que la daga había rosado con algo de profundidad el brazo de su mujer, se volvió hacia la rusa la cual forcejeaba con el agha, la tomó fuertemente de la mejillas para que ella lo observara a esos ojos que algún día la vieron con amor, pero que hoy día la veían con furia y odio.
-¡Que demonios te pasa por la cabeza!.- gritó colérico el sultán.- Hasta aquí llegaste, cruzaste la línea.- miro al agha.- Llévala a las mazmorras, y pon doble seguridad.
-¡NO PUEDES HACERME ESTO!.- gritó la pelirroja.
-Si puedo y lo haré.- dijo algo calmado el sultán, dirigiéndose a su esposa para ayudarla a levantarse.- Cruzaste los límites, te iba a dejar vivir una vida cómoda por darme dos hijos, pero luego de esto.- la miro a los ojos mientras ponía una bata en el cuerpo de su mujer y la abrazaba contra su pecho, aún presionando la herida con una pequeña toalla que la sultana se colocó.- Luego de esto, la muerte te parecerá el mejor regalo.- Dijo viéndola fríamente.- Primero desprecias a ¡mi hija!, una sultana de sangre, ¡sacas a una prisionera que intentó matar a mi hijo!, Y luego atentas contra la vida de mi esposa!.- digo furioso.- La muerte es lo que te mereces.- miro a su esposa.- Pero tu castigo no lo decidiré yo.- dejó sorprendidos a todos.- Lo decidirá ella.- dijo volviendo a mirar a su esposa, sin más salió ignorando los gritos de la rusa, fuera se encontró a su pequeña cuñada, la cual al ver el estado de su hermana no paró de maldecir a la rusa y a la otra mujer.
-Isabel, tranquila si, estoy bien.- dijo la sultana con calma.
-¿Que me calme? ¿!Que me calme dices!?.- gritó furiosa la princesa.- ¡Como quieres que me calme si han intentado matarte!.- exclamó exasperada.
-Pero estoy bien, no pasó nada -.volvió a refutar la sultana.
-Y saber que cuando venga padre se volverá loco.- murmuró la princesa, la sultana detuvo sus pasos chocando en el pecho de su esposo.
-¿Qué?.- dijo mirando a su hermana.
-¿Qué de qué?.- se hizo la desentendida la princesa.
-Isabel.- dijo en tono de advertencia, el sultán solo observaba divertido pues eran comunes estas “discusiones” entre la hermanas.
-Ay bueno ya.- dijo en un tono un tanto infantil.- Esta mañana me llegó una carta, padre viene para acá, salió hace como un mes y algo, en realidad no sé, pero hizo varias paradas por eso su viaje a durado más.
-¿Y hasta ahora me lo dices?.- dijo incrédula la sultana.
-En mi defensa la carta de padre venía adjunta a una carta de nuestro hermano, en la que decía que no te dijera de su llegada.
-¿Y por qué?
-Bueno, no lo sé hermana, no puedo saberlo todo.- se encogió de hombros despreocupada.- No es por interrumpir esta agradable charla, pero hermana, ¿Recuerdas que tienes una herida en tu brazo?.- dijo la princesa, la sultana alternó su vista entre su hermana y la herida.
-Si, si…- la sultana miro su herida, la toalla ya tenía bastante sangre para ser una herida pequeña, luego miro a su hermana y por último su esposo, como si hubiese recordado algo sus facciones cambiaron de curiosidad a enojo.-¿!Y tú qué haces ahí!? ¡Llévame con la doctora, No vez que me desangró por tu culpa!.- exclamo la sultana.
-¿Por mi culpa?.- preguntó el sultán confundido.
-¡Si por ti! Si no estuvieses metiendo a toda loca que se te cruza enfrente a tu cama éstas cosas no sucederían.- exclamó para soltarse de su marido, Isabel solo la observaba divertida, pues ella había acompañado a su hermana en todos sus embarazos y sabía de los cambios de humor de Melek.- ¿!Y qué haces todavía ahí!? ¡Andando!.- dijo para luego caminar dejando a su esposo y hermana detrás.
-¿Qué…- el sultán miró a su cuñada.
-Está embarazada.- dijo la princesa respondiendo a la pregunta muda de su cuñado, el sultán suspiro e iba a decir algo más pero su esposa lo interrumpió.
-¡Me dejarás desangrar aquí! ¡Andando!.- vociferó un poco lejos la sultana, Isabel mandó una mirada de comprensión y burla a su cuñado, el sultán suspiró y prácticamente corrió para llegar con su esposa que lo miró furiosa, sin más ambos se pierden en los pasillos bajo la atenta mirada de la princesa Isabel.
-Dios protégelo.- murmuró la princesa para luego desaparecer en dirección a sus aposentos.
Espero que les haya gustado este capítulo, gracias por su apoyo, Los amo <3
Créditos: Lissette411 gracias por tu hermoso cap :3
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La Sultana Melek
FanfictionSoy la sultana que el sultán Suleiman olvidó por un tiempo, pero después volví, en frente de mis enemigos y de todos mucho más fuerte y poderosa. ¡ATENCIÓN SU EXCELENCIA HASEKI MELEK SULTAN ESTÁ AQUÍ! Soy la sultana más poderosa de este imperio...