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Palacio de Topkapi.



Al día siguiente la sultana se despertó con un mal presentimiento pero lo desechó rápidamente al ver a su hija Mariham entrar en sus aposentos.

-Madre.- dijo la menor dándole un beso en la mano haciendo la debida reverencia.- Mis hermanos están en sus entrenamientos y estudios, así que vine a pasar tiempo contigo.- dijo con una sonrisa.

-Mariham mi sol y mi luna.- dijo con una sonrisa acariciando el rostro de su hija.- Me alegra que vengas cariño.

-Cuándo venía escuche a dos criadas hablar que había llegado una nueva favorita, ¿Sabes algo madre?.- preguntó con cautela la menor.

-Si, me enteré pero no he tenido el placer de conocerla.- dijo en un suspiro.

-Yo tampoco la he visto.- dijo pensante.- ¿Y si vamos ahora?.- preguntó nerviosa.

-Mariham.- dijo en tono de advertencia.

-Madre.- dijo la menor con una sonrisa inocente.

-Bien.- suspiro la sultana.- Vamos.- dijo tomando la mano de su hija para caminar hacia el harem.

En todo el camino la sultana no dejó de pensar que prácticamente conocería a la mujer que se está acostando con su marido, si bien con Mahidevran había logrado establecer una amistad, dudaba que lo hiciera con la nueva. Al llegar al harem fue recibida por Firial que anteriormente estaba revisando cómo hacían las criadas sus labores diarias.

-Sultana.- dijo Firial haciendo una reverencia.

-Señorita Firial, quiero ver a la concubina que llegó ayer.- dijo la sultana.

-En estos momentos se encuentra terminando sus labores en el jardín debe estar casi por llegar, pero si usted quiere puedo ir a buscarla.- mencionó un tanto ansiosa.

-Bien, te espero aquí.- mencionó llendo con su hija hacia los asientos que estaban dispuestos para ellas, que anteriormente dos guardias se habían encargado de acomodar.

Algunos pocos minutos después la puerta del harem fueron abiertas haciendo que la sultana dejara de observa a su hija, la cual le daba una breve demostración del nuevo idioma que iba aprendiendo, al subir la mirada se topó con Firial y una joven de atrás de ella con la cabeza gacha, a simple vista no la reconoció.

-Sultana, está es la concubina.- mencionó haciendo una reverencia.

-Levanta la cabeza.- ordenó la sultana, cuando la criada levantó la cabeza la sultana soltó un jadeo, dando paso así a una sonrisa en el rostro de la concubina.- ¿Tú…?.- preguntó incrédula, pronto los puntos se unieron en su cabeza, ¡Por supuesto! ¿Como no pudo imaginárselo? Claro que el buen humor de Ana tenía responsable, rápidamente se recompuso, con al frente en alto y la mirada altiva se paró de su asiento tomando la mano de su hija, una pequeña y malvada sonrisa cursó sus labios.- Firial ordena que nadie entre al harem, no mientras esté yo aquí y lleva a Mariham junto con Abi.- ordenó haciendo que su hija la viera incrédula, la pequeña sultana iba a protestar pero rápidamente fue silenciada por su madre.- Sin reproches Mariham, ve con la señorita Firial.- La menor asintió y tomó la mano que le ofrecían para salir, no sin antes darle una mala mirada a la nueva concubina de su padre, luego de que ambas estuvieran solas en el harem la sultana soltó una risa incrédula.- Debi suponerlo si la víbora mayor estaba aquí por supuesto su cría bastarda vendría.- mencionó sonriendo con crueldad.

-Elizabeth o debería decirte Melek.- dijo con burla.- Ya ves estoy aquí, y no por mi padre si no por mi Sultán.- mencionó burlona haciendo que la sultana riera.

-¿Tú sultán? Por Allah.- mencionó aún riéndose.

-Si mi sultán, sabes esa noche fue increíble, es un hombre muy guapo ya veo porque rompiste las reglas para estar con el.- mencionó viéndola altiva.- Tan solo me vio una vez en el jardín, una vez, y eso bastó para que pidiera por mi.- dijo con orgullo.

-Claro.- mencionó la sultana.- Es como si fueras a un mercado, ves una tela que te gusta, de buena calidad, pero es muy cara, esa vendría siendo yo, así que vas por la mas barata que se asemeja a la primera, la copia de la original pero es de mala calidad, tú.- dijo con burla.

-Deja de decir idioteces Elizabeth.- mencionó furiosa.- Estoy aquí, soy una favorita, pronto daré un hijo, tú pasarás al olvido, te quedarás sin nada, y no podrás regresar a Inglaterra porque mi madre no lo permitía.- mencionó con furia en su voz. Antes que la sultana respondiera las puertas del harem fueron abiertas por ellas entró Ana, con una sonrisa en su rostro.

-Oh.- mencionó con inocencia.- Al parecer ya viste quien está aquí.- mencionó con una sonrisa.

-Por supuesto, ya sabía yo que el olor a basura se me hacía extraño en el palacio.- mencionó la sultana parándose frente de ambas Bolena's.- No se que planeas Ana pero no te saldrás con la tuya.

-¿Y quien te dice que estoy planeando algo?.- preguntó con inocencia.

-Claro.- dijo ironía. Las puertas del harem volvieron abrirse esta vez dando paso a Catalina de Aragón que entraba analizando la situación.

-Catalina.- mencionó con desprecio Ana.

-Prostituta.- mencionó con bríos esta vez Catalina.

-Cuida tus palabras Aragón.- advirtió la Bolena mayor.

-Que sensible.- se burló de nuevo Catalina.- Como si yo no hubiese dicho la verdad, ¿O acaso ya luego de 21 años sabes si quiera quien es el padre de la víbora menor?.- la sultana soltó una risa burlona por los comentarios de su madre.- A propósito ¿Que haces aquí?:- le preguntó a Pilipha la cual iba a responder pero la interrumpió.- No me digas, es la nueva concubina,¿Cierto?.- le preguntó a su hija la cual asintió.- De tal madre tal hija.

-Cierra la boca.- gruñó Ana.- La historia se repetirá con nuestras hijas, mi hija quedará como la esposa principal, y tu hija quedará en el olvido, morirán en la pobreza, mientras mi hija y yo nos damos el lujo de que gobernamos desde Inglaterra hasta Turquía.- mencionó con burla logrando que la sultana carcajeara.

-Enserio ese es tu plan.- mencionó aún riendo.- Aver tú plan fuera excelente, siempre y cuando el objetivo no fuera yo.- mencionó viendo a ambas Bolena.- En primer lugar, si yo llegara a irme de este palacio sería bajo mis términos,¿ y adivina a donde iré?.- mencionó viendo cómo la Bolena mayor palidecía.- Exacto a Inglaterra, a gobernar junto a mi hermano, mientras aquí mis hijos siguen con mi legado. En segundo lugar tu querida hijita no tendría poder aquí, pues en cada sultanato solo puedo haber una Haseki, y esa soy yo, independientemente que no viva aquí hay un contrato de matrimonio que solo se rompe con las firmas de ambos contrayentes, y yo no firmaré ningún divorcio.- dijo con burla.- Así que porque mejor no te pones a hacer un listado de los hombres con los que estuviste hace 21 años a ver si por fin le das un padre real a la pobre Pilipha.- mencionó caminando con su madre hacías las puertas del harem.- Además, ¿Enserio piensas que mi padre permitirá que tú bastarda y tú se salgan con la suya? Te cortará la cabeza y a ella también desde que se enteré de que tú hija se acuesta con mi esposo.- mencionó viendo cómo ambas palidecían.- Pero no se preocupen, sus cabezas no rodarán…. Aún.- mencionó yéndose.

-Te sugiero que empieces la lista Ana.- mencionó con burla viendo a ambas Bolena’s.- Tienes muchos nombres que escribir.- dijo yéndose de ahí.






























Espero que les haya gustado este capítulo, los amo <3




















Créditos: Lissette411

La Sultana MelekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora