capitulo 4 ¿celos?

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Hablamos de muchas cosas, y a medida que nos conocíamos nos amistábamos mas. Yo lo empecé a querer más que como un amigo. Me contó que trabaja en una excelente empresa como diseñador gráfico. Le gusta el deporte pero se destaca en el rugby, Explica bastante bien las reglas jajajaja; Vive solo con un gato, limpia ordena y sabe cocinar. ES GAY, o eso parecía. Se acabó la hora de almorzar, pero yo casi no le conté nada de mí, dejé que me contara todo de él, es bastante explícito cuando quiere.

Al llegar a mi tienda le pedí que viniera a cenar el sábado en la noche si era posible. Era viernes y estoy ocupada, ¿porque? ,  por una promesa tengo que criar a mi sobrino de 11 meses. Su madre, mi hermana, tenía problemas de drogas, durante el embarazo la llevamos a rehabilitación y meses después del parto sufrió una sobredosis y me hizo prometer que cuidaría a su bebé. Hasta los 5 meses lo tuve yo, pero ahora va a la guardería hasta las 17 hs. Voy por él y vuelvo a la pastelería, él queda en mi oficina viendo la televisión o sale a pasear con mi hermano cuando tiene tiempo que son todos los martes, aunque vivimos juntos, después de que nuestra hermana muriera, él me pidió vivamos juntos, no quiere que me pase nada. Se volvió muy sobre protector pero no me importa es mi hermanote jajaja.

Llegamos a mi tienda y me pidió mi dirección. No encontré ni papel ni una birome entonces lo hice pasar y me acompañó hasta mi oficina, le anoté mi dirección, y como un caballero besó mi mano y se fue. No sabía lo que me esperaba hasta que al fin salí de allí. Salí cautelosamente de mi oficina y ahí estaban, mis chicas aplaudiendo y gritando; Mis chicos no, ellos estaban en la cocina, con mala cara, y sea lo que sea que cocinaran se pasaba o salía crudo, se quemaban y maldecían. Me acerque a Esteban y le hice lo que siempre le hago cuando esta de mal humor, lo abracé por la espalda apoyándome por completo en ella; Pero alejó mis manos y se fue a cocinar a otra parte.

Me enojé, y pregunté qué pasaba; porque se comportaban de una manera tan odiosa. Ariel me explicó que nos vieron entrar a la oficina a Venicio y a mí; entendí que NUNCA entró un hombre a mi oficina, solo Esteban y mi hermano, estaba enojado por eso. El único en mi vida fue él, mi novio de la secundaria, juntos siempre y eso lo molestó bastante; siempre que entraba a la oficina y veía a mi niño,  reía y me decía – ¿ya cambiaste de modelo no?- y abrazaba a mi sobrino.

Lo encontré peleando con un merengue suizo que no se armaba, murmuraba insultos mientras su odio crecía. Lo abracé por la espalda nuevamente y no lo dejé escapar; Me dijo que lo suelte, y respondí fuertemente –NO- ; Bajó la cabeza con resignación y respiró profundo – hace lo que quieras- lo apreté fuerte contra mi cuerpo y le pedí que no se enojara. Lentamente recorrí sus brazos con mis manos hasta llegar a su muñeca y lo ayudé a mezclar bien el merengue. Fue un poco difícil ya que Esteban es alto, es grande y muy fuerte, es un gran problema a veces. Levantó su brazo derecho y me arrastró al frente de él. Apoyó su cabeza en mi hombro derecho y puse mis manos sobre las suyas y así con delicadeza  y algunos murmullos al oído cocinamos muchas cosas. Al final yo cocinaba y él observaba abrazando mi cintura con cuidado. 

A mis chicos les dio ternura, y seguimos cocinando el pedido para el día siguiente. Todos los ingredientes listos, los cupcakes sin decorar por un lado, los merengues por otro, las tartas por otra parte y la torta todavía sin hacer, era obvio, esa noche nos tendríamos que quedar a dormir, terminar lo mas que podamos y empezar el sábado muy temprano para que no se pierda la cadena de frío. Los chicos se fueron y Ariel se llevó a mi sobrino a dormir a  casa.

Esteban y yo cocinamos y decoramos como siempre, hacíamos una tarta o una de las capas de la torta la rellenábamos, decorábamos y la llevamos a la heladera. Para hacer los muñecos de la torta tuvimos que meternos en la heladera, es un cuarto refrigerado; solo nos quedaba para hacer dos capas de la torta, así que nos fuimos a dormir a la oficina. A mí me da miedo mi oficina así que le pedí que duerma conmigo sonrió y se acostó a mi lado pero sonó el teléfono, vi la pantalla, era Venicio. 

dolorosa tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora