volví a la cocina en silencio mientras veía a mis hombres murmurar y mirarme, hasta que en un momento una especie de explosión o estruendo hizo que volviera al presente...
-¿Qué pasó?¿están todos bien?¿Qué fue ese ruido?-
Noté que no estaban, ¿se fueron?, los busqué por toda la casa, revise debajo de las camas, en los armarios, en las habitaciones, el patio, NADA...
-¿Dónde están?-
Comencé a preocuparme, las tazas estaban en la mesada con los restos del desayuno aún en la mesa, ¿habrán tenido una urgencia? DIOS QUE DESESPERACIÓN... MI BEBÉ, ¿dónde esta?
Buscaba mi teléfono, finalmente lo encontré tirado en el suelo; lo prendí, ni un mensaje de texto, ni llamadas perdidas, nada. Estaba asustada, llamé a ambos, NADA, amigos, vecinos, familiares no tengo ninguno cerca. Mi último recurso, llorar, salí a la calle en mi auto
-ruego a dios nos les pase nada, Dios no, por favor, no-
y me repetía ese mantra, recorrí la ciudad, pasé por los tres hospitales cercanos que tenemos, NADA, las plazas, el jardín, mi trabajo, el trabajo de Venicio... POR DIOS!
Volví a casa, agotada, me dije a mi misma, "ya van a volver, no te preocupes, tal vez fueron por un helado, o a pasear, o fueron secuestrados y en poco tiempo vas a ser la última de tu familia"
-NO, eso es imposible... ¿no?-
mi celular vibró en mis manos y del susto que me dio lo dejé caer haciendo que se desarme , por primera vez mi casa estaba en silencio, y no me gusta para nada, prefiero la risa de mi bebé, o el sonido de los botones de la play casi vibrando por la velocidad, el olor a comida, las peleas, las reconciliaciones, no me gusta estar sola, LOS NECESITO.
Levanté las partes de mi teléfono y lo armé, lo encendí y mi foto de encendido apareció, una foto de Ariel, Augusto y yo, comiendo helado, los tres sonrientes con helado rebasando los bordes de nuestras bocas. Me reí sola, amo esa foto...
Desapareció y terminó de encenderse mi celular, abrí el mensaje, era de Venicio, una imagen que me hizo llorar un poco de alegría y también de tranquilidad, era exactamente la misma foto, pero en mi lugar estaba Venicio, todos manchados con helado, guardé la imagen y la coloqué de fondo de pantalla, y al final un largo suspiro...
-ESTÁN BIEN-
Armé mi bolso y me fui a trabajar, más tranquila ya, sé que están bien pero ésta tarde voy a hacerlos sufrir. Al llegar a mi trabajo tenía dos pedidos para comenzar y como Ariel no estaba tuve que cubrirlo; y Oriana faltó por su mamá, se engripó, la pobre chica es lo único que le queda.
Trabajé como todos los días, a decir verdad, fue un día bastante aburrido, sin sorpresas, o eso creía; Llegué a casa y mis hombres miraban un pelea por televisión, aplaudían y abucheaban, reían, desde afuera de mi casa los oía; coloqué la llave en la cerradura y los gritos se calmaron, pero se escuchaba la televisión aún, abrí la puerta y la televisión estaba en un canal de cocina, Ariel buscaba cosas para cocinar y Venicio ordenaba el sillón,fingí indiferencia, creo que esperaban que empiece a los gritos por el desorden; pero no, puse el bolso en una silla y mi saco bordó arriba. Cambié el canal y puse la pelea de nuevo y comencé a gritar como ellos lo hacían antes de que yo entre, y enseguida comenzamos a reír a carcajadas, me levanté, los abracé y les pedí para cocinar yo.
Subí, me bañé, me cambié y revisé a mi pequeño, estaba durmiendo en su camita, se ve tan hermoso dormido, tan tranquilo. Bajé las escaleras y como dije "iba a cocinar"...
Con toda la tranquilidad se sentaron a ver la pelea y yo (cero ganas de cocinar) pedí comida rápida. Llegó el joven, pagué y llevé las pizzas a la mesa ratona con una cerveza, aplaudieron mientras me acercaba con una sonrisa de tonta, me hicieron un espacio y juntos nos pusimos a comer y ver la lucha, después pusimos una película de acción " Hansel & grettel cazadores de brujas". En medio del silencio, Ariel se fue a dormir, y Venicio se quedó conmigo hablando, pero no duro mucho... apenas perdimos de vista a Ariel se escuchó un grito que me puso los pelos de punta...
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dolorosa tentación
Teen FictionLa historia de Elisa, una jóven de 21 años que tiene un local familia que atiende con su hermano y carios amigos, ella cree que tiene todo bajo control hasta que Venicio le enseña que nunca se deja de conocer a las personas que nos rodean POR FAVOR...