capitulo 7 ESPERAAA

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Abrió los ojos con asombro, me senté de golpe y me dijo, está bien, con las chicas; -Van a venir en cuanto la tienda cierre, si no te molesta- ambos sonreímos.

Eran las nueve de la noche cuando las chicas aparecieron con una torta riquísima, y unos cafés, y mi hermano se tuvo que ir porque a las nueve y media se iba la niñera. Tuvimos que pedir permiso para que se queden. La enfermera aceptó solo si no hacíamos ruido, no fue fácil, jugamos verdad o reto, dígalo con mímica, cenamos y nos dormimos.

A la mañana siguiente apareció Ariel con Augusto en la entrada porque mi bebé, no puede ir al jardín si no le doy un beso antes. Entró a la sala gritando MAMI. Y todo mi mundo se dio vuelta, el cree que soy su mamá, no puedo decirle la verdad, es algo que me duele mucho que no lo sepa. Le dije que no puedo alzarlo del suelo porque no tengo fuerza, golpeó sus manitos haciendo un pequeño aplauso que resonó en la habitación, un modelo a escala de lo que hace Ariel, se sacó la mochila y arrastró el sillón que está más cerca de mí. Mientras arrastraba el sillón dijo

- NADIE ME SEPARA DE MI MAMI-. Y cuando finalmente llegó, miré a Ariel a los ojos, él solo sonreía. Cuando vi a mi bebé sobre el sillón abrió los brazos y me dijo

- taraaaaaan!- automáticamente aplaudí, mi bebé es muy ingenioso. Se subió a la cama y se acostó sobre mí, Ariel se movió en un acto reflejo, pensando que tal vez Augusto me lastimaría o me haría doler y levanté mi mano para que se detuviera. Corrió el sillón y se quedó observándonos, hasta que mi bebé por fin dijo algo.

- Tu corazón hace pum pum pum... ¿el mío hace así también?- lo abracé con fuerza, con la poca fuerza que tenía, suspiré y le respondí

-vos y yo somos iguales bebé, nuestros corazones también hacen el mismo sonido que vos decís...-

-te quiero mami-

-y yo a vos cielo-

-mami... ¿me puedo quedar así te cuido? Porque el tío va a hacer tortas.-

Empecé a reírme y Ariel también, tan chiquito y ya tiene excusas para no ir al colegio. Ariel se levantó del sillón y le habló a Augusto.

-Bueno pequeño, a la escuela-

-¡ay no! Me quiero quedar con mami- Esta vez se aferró mas a mi golpeando la intravenosa que tengo en la mano. Esta vez si me dolió y Ariel lo levantó de golpe, mi bebé se asustó y me preguntó

-¿te lastimé mami? Sonreí al verlos a mis dos hombres más importantes en el mundo juntos y conmigo.

- Tenéis que ir al colegio, y a la tarde voy a volver a casa y vamos a cenar todos juntos ¿si corazón?-

-Señor, sí, señor- -si mami- dijeron juntos poniendo una mano sobre su frente como los militares, salieron y me quedé pensando.

-¿Venicio sabe que Ariel es mi hermano? ¿Por qué no me pregunta por Augusto? ¿Creerá que es mi hijo? ¿Sabe, acaso, que fue lo que pasó esa noche? Pero todos esos pensamientos fueron movidos cuando vi llegar a Venicio con una bandeja con un buen desayuno.

-Buenos días... Veo que el chico y tu hijo no están-

Y así lo deduje, era eso, cree es mi hijo. Su cara de preocupación me daba ternura, y pensé en jugarle una broma.

-sí, mi prometido lo llevo al jardín- Abrió la boca con algo de preocupación, y dejó la bandeja con lentitud sobre la mesita con ruedas a mi lado, me senté y empecé a comer, y él a dar vueltas por la habitación mientras se agarraba la cabeza, y decía

-No puede ser, vos estas comprometida... y me besaste... y te vas a casar... tenes un hijo... esto no puede ser... ay no, ay no-

Yo ya me estaba descostillando de risa, tuve que dejar de comer o iba a ahogarme, de pronto me miró con cara de odio, yo no voy a arruinar una familia, y se fue.

-ESPERAAAAAA- 

dolorosa tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora