capitulo 8 Te extraño

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No podía creerlo, así como así se fue, me dejó sola, creyendo todo lo que le dije... ¡DIOS! Pero ¿qué hice? No pude seguir comiendo, todo quedó en la mesa, media hora después la enfermera vino y me tomo la presión, dijo que tenía la presión alta; Me preguntó que me pasaba pero no quise decirle. Me dijo que no puedo estar sola si estoy así, puede hacerme mal.

Llamé a Ariel y me respondió que vendría después del medio día, estaba atrasado en unos pedidos. Toda la mañana intenté llamar a Venicio, pero no me respondía, le envié mensajes pidiéndole disculpas, diciendo que quería hablar con él, pero nada. Lloraba, no quería que él saliera de mi vida, lo necesitaba, o por lo menos quería disculparme por las cosas que inventé.

Finalmente llegó mi hermano y me vio, preocupada y le conté todo, me ahogué en llanto y él solo me abrazaba, no quería sentirme así,

- yo y mis estúpidas bromas- sollozaba, y rezaba porque me conteste, porque lea un mensaje.

PASÓ UNA SEMANA...

Me dieron de alta, fui a casa, volví a mi vida cotidiana, pero sentía que algo me faltaba de todas formas, aún así hacía todo por conseguir una mínima información de él. Esteban se fue definitivamente, no volví a verlo, en las noches lloraba, como deseaba pedirle perdón, no somos nada pero...

¡LO AMO!

Los días se me hacían eternos, las noches muy cortas, y la necesidad de escucharlo reír era más fuerte que yo. Hasta que ¡BINGO!

Al parecer era su cumpleaños dentro de cuatro días y me hicieron un encargo para 50 personas para llevar a su oficina. Cuando escuché por teléfono a una joven diciendo su nombre sentí como se iluminaban mis ojos. Estaba tan feliz, tan... tan... no sé cómo explicarlo

LO VOLVERÍA A VER...

Hice el pedido como la chica me lo pidió, y cuando llegó el día finalmente, me fui con Ariel, llegamos a la oficina, no puedo creerlo, estuve quince días sin oírlo y fue como si no hubiera sabido nada de él en años. Subimos la torta a la camioneta y nos fuimos a su empresa. En recepción tuve que pedir para hablar con Ángela que era la chica que me contactó. La vi salir del ascensor, era preciosa, me pidió que la acompañe hasta arriba, que a ella se le caería la torta. Subimos juntas y colocamos la torta en una inmensa sala de juntas donde había decoraciones en azul y plateado, igual que la torta.

Coloqué la torta en una mesa y empezó a entrar gente, la chica me pagó y lo vi, y me dije a mi misma:

-tranquila, espera a que te vea, no te vayas, tenes que disculparte, o decirle feliz cumpleaños. Respira profundo- Mi corazón iba a 1.000 kilómetros por hora, las piernas me fallaban pero me mantuve viéndolo, le había escrito una nota explicándole todo que decía

Hola Venicio, quería disculparme por la broma que te hice, la verdad es que no tengo hijos, ese niño es hijo de mi difunta hermana, a quien le hice la promesa de cuidarlo como mío, y el joven no es mi prometido, ni mi novio, es mi hermano, perdón por la broma, espero quieras volver a hablarme... porque

TE EXTRAÑO...

Le pedí a la joven que me pagó que se lo entregara, me sonrió con una sonrisa que dejaba ver todos sus dientes. Lo tomó y prometió llevárselo, cuando se fue hacia donde estaba él le dijo

- ¡Feliz cumpleaños mi vida! - y lo abrazó y lo besó, con toda esa melena de cabello rubio sobre ambos rostros. Cuando lo noté caían lágrimas sobre mis mejillas, y sollozaba, y mi conciencia me decía

- -ha... vos pensando en él y él ya se buscó a otra... es una idiota, como pudo hacerte esto, vi que la chica le dio el papel que le entregué y comenzó a mirar en todas direcciones con cara de preocupación, yo corrí al ascensor y apreté el botón varias veces, cuando estaba cerca de mí la puerta se abrió y ¡dios!

dolorosa tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora