capitulo 21... AUXILIO...

19 1 0
                                    

OH DIOS... ES IMPOSIBLE...


Una bestia!!... NO... un loboooooooooo...

ahogué un grito, pero ese monstruo gigante notó mi presencia, era tarde, sentí como sus ojos se clavaban en mi; estaba tan asustada, corrí por el pasillo por donde había venido, miré hacia atrás... nada me sigue.

" Elisa cálmate, es solo un sueño, los sueños no pueden dañarte..."

Me paré en seco, miré a todas partes, aunque fuera un sueño era tan real, no estaba, volví al cuarto a ayudar al pobre niño amarrado, y a la chica brutalmente golpeada.

A ambos jóvenes pude deshacerles sus ataduras. Pero no salieron de allí, se escondieron.

-Quédense aquí... voy por ayuda-

-gracias señorita- el niño me tomó de la mano mientras me veía con ojos llorosos. Le sonreí con un nudo en la garganta, con qué derecho esa bestia o hombre le hacía esto a un par de jóvenes.

Corrí por el pasillo, a donde viera era pura oscuridad, tanteé las paredes y escuché una voz que hizo que me pusiera los vellos de la nuca de punta.

-¿qué estás haciendo?... no pensarás en ayudar a mis hijos a escapar verdad?-

No sabía de donde provenía esa voz en la oscuridad...

-N... NO...-

sentía su aliento en mi espalda.

-No me hagas daño... por favor...-

-sabes dónde estás?-

-no...AY!-

Cerré los ojos lo mas fuerte que pude,¿que me pasó?... DOLOR... mucho; Abrí los ojos unos segundos, estoy en ... ¿un hospital?... sentí una voz que me hablaba, una voz dulce, familiar, una voz que hacía que olvidara mis problemas

-Elisa... Elisa... ¿Qué estás haciendo aquí?...-

Una hermosa mujer de cabello castaño y ojos color miel se acercaba con un gesto de preocupación.

-¿Mamá?... ¿Dónde estamos?...-

Tocó mi mejilla, sentí una paz inimaginable.

-Hija sabes que no tienes que estar aquí...-

No importaba lo que dijera, yo amaba el echo de volver a mi madre, la abracé y sentí su calor. Ambas lloramos un tiempo, estaba tan feliz;

-¿y papá?... ¿y Dalia?...-

-Oh hijita mía, como haz crecido... -

-Bien mami... feliz... Ariel y Augusto están bien también...-

-¿Au_gus_to?-

-Ay, perdón... me había olvidado...Dalia fue madre hace casi cuatro años, en dos semanas cuatro años exactos...-

Me miró con asombro, la pobre estaba tan joven y tan preocupada a la vez...

-Hijita... tienes que volver, te necesitan todavía corazón...-

Comencé a ver borroso, mi corazón se aceleró.

-MAMÁ!!!-




Abrí los ojos, Augusto dormía y sollozaba, estabamos solos, apoyé mi mano sobre su cabecita y le canté una canción

Rosana- Llegaremos a tiempo

Si te arrancan al niño, que llevamos por dentro,


Si te quitan la teta y te cambian de cuento

No te tragues la pena, porque no estamos muertos

Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo


Si te anclaran las alas, en el muelle del viento

Yo te espero un segundo en la orilla del tiempo

Llegaras cuando vayas más allá del intento

Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo...


Si te abrazan las paredes desabrocha el corazón

No permitas que te anuden la respiración

No te quedes aguardando a que pinte la ocasión

Que la vida son dos trazos y un borrón


Tengo miedo que se rompa la esperanza

Que la libertad se quede sin alas

Tengo miedo que haya un día sin mañana

Tengo miedo de que el miedo, te eché un pulso y pueda más

No te rindas no te sientes a esperar


El sol entraba por la ventana, quería moverme pero algo me lo impidió... un dolor insoportable y agudo que dividía a la mitad mi espalda, quería llorar. Miré por toda la habitación.

-¿Ariel?...¿Venicio?-

Sentí una mano cálida apretar mi tobillo con ternura y cuidado; Instantáneamente se me erizó la piel.

-¿Quién es?-

Sentí una dulce fragancia a orquídeas. Cerré los ojos, amo esa fragancia...Sentí unos labios carnosos y con sabor salado, conozco ese sabor... Lágrimas...Quise abrir los ojos pero una lágrima calló en mi mejilla, provocandome un dolor intenso, como si en lugar de una gota se me hubiera caído una casa sobre mi pie.

Levanté mi mano y acaricié su rostro, se alejó instantáneamente y besó mis manos, su ternura, su calidez, y su amor por mí; Me hacía sentir amada, como nunca antes.

-¿Qué me pasó?-

-Nadie sabe amor...- Sus ojos escondían algo, cuando los vi inmediatamente me acordé del pequeño, la joven, EL... EL... EL LOBO...-

-¿Porqué me duele la espalda?...-

-emm... voy a llamar al médico, me pidió que le hable cuando despiertes-

Se fue, pocos minutos después volvió con el doctor que siempre me atiende cuando voy al hospital;

-Hola Elisa...-

-Hola doc.-

-¿Cómo se encuentra?-

-Mal doc. me duele la espalda... ¿Qué tengo?-

-No recuerdas como te lo hiciste?-

-no doc. pero... -

-¿pero?-

Quería contarle del sueño pero temía a que me tratara por loca.

-¿Qué es lo que me hice doc.?-

-Si te soy sincero...-

-shh-

Todos nos callamos, un sonido que me asustó...




dolorosa tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora