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—Unfinished Conversations—

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Unfinished Conversations












ARES DIJO QUE VIENE EN CAMINO —mencionó Laurence, la matriarca puso una de sus manos sobre el hombro de Kat mientras Madison terminaba de preparar un poco de café— Por suerte estaba en Oregon, ya sabes... Trabajo...

—Estar con su manada reunida le hará bien... —dijo la pelirroja, luego miró a Kat— ¿por qué no vas a dormir un poco? Si algo pasa yo iré a despertarte. —la castaña negó antes de encoger los hombros.

—Él se quedó despierto toda la noche cuando yo estaba cambiando, no le daré la espalda. —Madison sonrió suavemente, luego asintió.

—Entonces... ¿Qué te parece si vamos a ver al Doctor Cullen? Ya debe haber terminado.

La menor asintió más tranquila, Laurence en cambio se quedó en la cocina. Madison había llegado preocupada a su hogar después de recibir una llamada de su madre diciéndole que un neófito le había roto la mitad de los huesos a Alec después de proteger a Leah. Aún no sabía tampoco qué tenían ambos, la mujer lobo no se había despegado del pórtico de la casa totalmente afligida.

Al entrar a la habitación, Carlisle estaba terminando de guardar sus cosas en su maletín, en el fondo de la habitación estaba Alec empapado de sudor frío, estaba recostado en su cama completamente inmóvil.

—Lo peor ya pasó, va a recuperarse rápido... —avisó, la pelirroja y la castaña dejaron salir un suspiro lleno de alivio— Le di morfina pero su cuerpo la consumirá rápidamente, regresaré para darle más.

El vampiro miró a Madison y a Kat antes de que estas lo acompañaran a la puerta.

—Gracias —dijo la sifón cuando el rubio estuvo en el pórtico.

—Para mí, sigues siendo de la familia. —replicó amablemente, luego miró a Leah, quien esperaba recargada en su camioneta— Está preguntando por ti.

Madison vio a Carlisle irse en su auto, y luego a Leah acercarse, ambas se miraron con cierta incomodidad en el aire, hasta que las tres se adentraron en la casa, Kat se alejó hasta la cocina mientras Leah caminaba junto a Madison. Al entrar a la habitación, la pelirroja decidió dejarlos solos, todavía se preguntaba cómo es que había terminado en esta situación, ¿cómo se sentiría Alec sabiendo lo que había pasado entre ambas? Entre más lo pensaba era mucho más incómodo, se detuvo en el marco de la puerta de la cocina, su madre miraba su teléfono celular.

—Le dije a Alec que quería ir con él a Alaska. —soltó de repente, la mujer miró a su hija, sus ojos negros repararon en el rostro afligido de su hijas, pero en cambio sonrió dulcemente.

—Lo sé, él me lo dijo... Y estoy bien con eso.

Madison se acercó y luego alzó una ceja.

—¿estás bien con eso? —la mujer la tomó de las manos y luego contestó.

MIDNIGHT LOVE - ROSALIE HALE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora