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I'm feeling good
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Querido diario:
??/05/11

He tenido ese sueño otra vez, he visto a mi padre una vez más, y como cada noche, aquél sueño me trae recuerdos que duelen y me traen lágrimas y nostalgia. Nos encontrábamos una vez más allí, la vieja casa de campo que los abuelos le habían heredado, el sonido de las cigarras se sentía lejano, y el viento que movía los árboles y la hierba nos acogía de vuelta, una vez más, él me enseñaba a mezclar la pintura en su pequeño lienzo.
Probablemente sea algún recordatorio de que su aniversario luctuoso se acerca, de todas formas, no soy capaz de pensar en que si todavía estuviese conmigo, las cosas serían diferentes. Realmente no sé qué pensar acerca de mi condición, ¿Mi padre sería consciente de que yo...?  Dean ha mencionado  que las brujas sifones normalmente nacen con un gemelo, con quien en cierta edad deben combinarse para formar al próximo líder del aquelarre... Pero mi condición, yo no he tenido ningún gemelo, aunque la posibilidad... No podría ni pensarlo. Supongo que algún día lo descubriré. Aún así, la ausencia de Rosalie también me tiene pendiente, preocupada, y hasta cierto punto asustada, con el miedo de no volverle a ver...
Me preguntó si algún día ella realmente volverá.

—¿Has terminado? —Claudine apareció en las escaleras del patio trasero.

—Supongo... ¿Has tenido noticias? —Madison cuestionó con esperanza.

—Isabella no está en casa, supongo... Que algo sucedió, prefiero no darle importancia.

—Alice y Jasper fueron a buscarnos. —Dean apareció con la mirada fija en la sifón— Jesamine les dijo que no nos encontrarían, ya que pertenecemos a su clan. Leo se mantiene sin bajar la guardia.

—¿Eso significa que están aquí? —la pelirroja sintió su corazón latir desesperado.

—No... —Dean bajó la cabeza apenado.

—¿Entonces eso qué significa? —Madison observó al par.

—No sabemos si volverá. —Claudine suspiró.

Madison asintió, cerró su diario y luego se levantó.

—Supongo que era algo que debía suceder.

Ella respondió.

—¿Pueden darme un aventón al trabajo? —.

—Por supuesto —Dean replicó sonriente.

[...]

—Lleva esta orden a la mesa cinco —Madison asintió tomando la bandeja— luego puedes tomarte unos minutos.

—De acuerdo.

La pelirroja comenzó a caminar hacia la mesa, un par de risas provenían de aquél lugar, y finalmente, estuvo frente a la misma.

—Dos americanos, dos macchiato de caramelo y dos tartas de chocolate.

La pelirroja miró a los comensales, habían dos muchachos iguales, con los cabellos rojos y los ojos verdes, junto a dos muchachas, una de cabellos castaños y ojos azules y la otra de cabellos rubios y piel mármol.

—Gracias —la de cabellos castaños le sonrió a Madison.

Algo en ella se sintió extraña, como si hubiese algo en el cuarteto que le llamara. La pelirroja dejó las cosas en la mesa y se retiró.

—¿Viste a esos chicos? Son idénticos —la mujer de piel morena le mencionó a Madison cuando estuvo en la barra—.

—Sí... Eso es... Extraño.

—Jamás había visto unos gemelos, no es común por aquí. —la mujer encogió los hombros— de todas formas, tómate un descanso, tu turno termina en diez minutos, linda.

—Claro, gracias, Jenna.

—Gracias a ti por aceptar ayudarme hoy, Vicky se está recuperando de su parto y no creo que regrese pronto.

Madison asintió, tomó asiento en uno de los bancos de la barra y finalmente sacó su teléfono celular de su bolsillo. Revisó la hora y su bandeja de mensajería. Solo había un mensaje de Claudine diciendo que un tipo extraño había preguntado por sus padres en su vieja tienda de hierbas y demás.

No preguntó por más detalles y sólo replicó que debía tener cuidado. Sin duda alguna sabía que ella podría defenderse sin problema, aunque ante otras brujas, podría no tener el mismo resultado. También se encontraba preocupada, su amiga acababa de perder a sus padres, y sólo tenía a Dean y a Madison. Seguía preguntándose si algún día las desgracias dejarían de perseguirla y condenarla a la pobre Claudine.

El sonido de la campana de la puerta distrajo a la pelirroja de sus pensamientos, supuso que alguien entraba o se iba, de igual forma tampoco debería importarle demasiado. Guardó su teléfono celular lista para terminar su turno. Hasta que una voz llamó su atención.

—Hola otra vez, Madison. —.

La pelirroja miró a su derecha, encontrándose con aquél rostro que tanto amaba. No sé inmutó, sus labios se ensancharon formando una hermosa sonrisa. De inmediato le rodeó con sus brazos, sin importarle el frío que la vampiresa emanaba, la rubia replicó el gesto, la felicidad le inundó.

—Tú... Volviste. —la pelirroja se alejó lentamente de la rubia.

—Lo prometí. 

Minutos más tarde, ambas se encontraban fuera del local con las manos entrelazadas.

—En cuanto vi tu nota... Me dispuse a volver. —Rosalie explicó— no podría perdonarme el permitirme perderte una vez más, incluso después de lo de Claudine, tenías a más personas que podrían protegerte... Pero allí, tu sola... Lamento no haber vuelto cuanto antes.

La rubia sonó apenada, aún así, sintió la mano izquierda de Madison acariciar su mejilla, sus orbes ámbar se encontraron con las esmeraldas verdes de la pelirroja. La Kurt le sonrió negando.

—Yo lo entiendo, eras tú contra tu familia e incluso yo se perfectamente que la familia es algo que no se puede cuestionar la mayoría de las veces.

》Te extrañé demasiado, Rose.

La rubia sonrió avergonzada cuando sintió los cálidos labios de Madison plantarle un beso en la mejilla, ambas rieron suavemente comenzando a caminar lejos del local.

Definitivamente Madison creyó que todo estaría mejor, con Rosalie a su lado, y la felicidad devuelta, no creía que algo malo realmente les acechara, se merecía ser feliz después de aquellas otras trágicas vidas, se merecía la paz, se merecía más que un simple amor de media noche.

MIDNIGHT LOVE - ROSALIE HALE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora