MIDNIGHT LOVE - ROSALIE HALE.

06

Rosalie escuchaba atenta al líder de su aquelarre, estaba interesada en aquella historia que tenía por contar.

—Fue en los años veinte, me encontraba en Chicago, fue justamente cuando me encontré con Edward y lo salvé. En aquellos años los rumores corrían como el viento, se creía que la familia original estaba allí, en especial el temido y aclamado “Klaus”.

”Pero se creía que era debido a un vampiro que había acabado con muchas vidas, un popular destripador, como solían llamarlo.

—¿Por qué lo llamaban destripador?

—Después de drenar los cuerpos solía despedazarlos y volverlos a armar por la culpa. —Rosalie sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando escuchó aquello.

—¿Y tú lo conociste?

—Digamos que lo conocí de la manera que hubiera deseado, en un antiguo bar de la ciudad, donde el Jazz prevalencia ante todo, la buena música y el baile era la diversión de esos años y en Chicago parecía que la gente no dormía.

”Una noche decidí salir un poco de la ciudad, había escuchado de varios pacientes que las noches eran buenas y que la fiesta no paraba en ese lugar, así que me aventuré porque creía que sería divertido.

—Sigi sin creer que fueras a esos lugares cuando pareces ser más tranquilo que todos nosotros juntos.

—No lo sé, tal vez creí que encontraría respuestas.

[Flashback]

Esa noche entré al lugar y me encontré con el ritmo del Jazz dándome la bienvenida, fue entonces que me encontré con una mujer rubia, casi tan hermosa como una diosa, a diferencia de otros muchachos llamé su atención y se presentó.

—Es un placer conocerlo cabellero, Rebekah Mikaelson —y a diferencia de las otras mujeres era también más atrevida para la época.

—Carlisle, un placer, señorita —incluso me invitó a bailar, pero yo sabía perfectamente que escondía alguna clase de secreto, su olor era totalmente distinto a cualquier otro que hubiera podido alcanzar a percibir en todo el lugar.

Esa noche también tomamos una copa de coñac, pero también conocí al popular destripador.

—Rebekah —el muchacho se acercó a nosotros, había un olor peculiar que emanaba de él, el de la sangre, supuse que se acababa de alimentar.

—Stefan —ella sonaba un tanto sorprendida por alguna razón— oh, Stefan, te presento a mi nuevo amigo, Carlisle.

En sus ojos pude ver la desesperación y la pena por haber asesinado a muchas personas, jamás había conocido a otro vampiro que tuviera esa misma mirada.

—Stefan Salvatore —estrechamos nuestras manos y fue allí cuando nos dimos cuenta de lo que éramos.

Cuando salí de ese lugar él me alcanzó.

—¿Eres como nosotros? —en su rastro había esperanza de algo que desconocía.

—No soy un destripador, lo lamento. —.

—¿Entonces de qué te alimentas?

—De animales —.