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—Madison Kurt. —el muchacho de cabellera hasta los hombros le llamó a la pelirroja—.

—¿Qué quieres esta vez, Harry? —el muchacho rió ante las palabras de la joven-.

—¿Por qué rechazaste mi invitación? Creí que te gustaba estar con todo el que se te cruzara por tu camino —la joven le hizo una seña obscena al muchacho, quien soltó una risa de ironía— ¿De verdad? No me digas, ¿Eres de las que se creen santas? —.

—Mira Harry, sólo te voy a decir algo, no me interesa estar contigo; ni siquiera sé porqué humillas a Jennifer de esta forma, ten más respeto por ti y por ella; me gustan las chicas, jamás podría gustarme alguien como tú —la joven se dio la media vuelta metiendo sus manos en su chaqueta para luego caminar al auto de su madre, quien le esperaba afuera del estacionamiento del instituto.

Los Cullen miraron aquella escena con curiosidad, aquella chica que solía pasar desapercibida era la tua cantante de la vampiresa de cabellos rubios, gemela falsa del Hale.

Madison entró al auto junto a su madre, saludando a su hermana pequeña de ocho años, con quien solía pasar la mayoría del tiempo nuestra protagonista.

—Hola Maddie —pronunció la niña con una sonrisa en el rostro—.

—Katty, ¿Cómo te fue hoy? —la pelirroja miró a su hermana con un brillo especial en los ojos—.

—Bien, una de mis amigas me invitó a una pijamada —.

—Está muy emocionada —dijo la mujer— es la primera vez que va a una -.

—Lo sé, debe ser genial —.

—¿Y tú Maddie? —preguntó la niña con una sonrisa—.

—Uh, bueno, estamos demasiado ocupadas como para tener esa clase de fiestas... Pero un día iré a alguna, supongo... —la mujer sabía que su hija estaba mintiendo, realmente Madison tenía pocos amigos, realmente sólo tenía una mejor amiga y un mejor amigo—.

—Cariño, ¿Irás a tu trabajo de medio tiempo hoy? Necesito que cuides a Katty... Debo salir urgentemente a encontrarme con mi cliente de Seattle. —.

—¿Sigues con el caso de la herencia de la familia del tipo rico? —.

—Sí, es un caso importante, si logro resolverlo, tal vez me transfieran directamente a Seattle... Eso significa que podremos mudarnos... —.

—Supongo que es lo mejor... Ya sabes que no me gusta mucho tener que lidiar con la gente de Forks.

—Sé que es difícil tratar de cambiar la opción de la gente... Y más viniendo de un lugar así... Pero es lo que hay, y lo que importa es que estés cómoda contigo misma... Recuerda que yo estoy realmente de acuerdo con que te gusten las chicas... Y no debes preocuparte por eso... —.

—Lo sé mamá, gracias por eso... —.

—¿Entonces? —.

—Hoy no debo ir a la cafetería, tengo día libre... —.

—Entonces podrás quedarte con Katty.

—Sí.


(...)


La pelirroja dejó su mochila en el sofá en cuanto llegó a su acogedor hogar.

—Maddie —la niña miró a su hermana mayor— ¿Vas a cocinar algo delicioso para mí?.

—Claro que sí —.

La muchacha se dirigió a la cocina, el timbre sonó entonces.

—Iré a abrir... Quédate aquí, ¿De acuerdo? —la muchacha caminó a la puerta, al abrirla se encontró con un rostro conocido—.

—¿Rosalie? —su compañera de literatura estaba frente a ella-.

—Lamento no haber... Avisado que vendría, pero resulta que nunca nos pusimos de acuerdo para nuestro proyecto de Literatura... Así que decidí pasar a saludar y a resolver eso... Tampoco contestabas mis mensajes. —.

La pelirroja asintió.

—Pasa... —.

No era común que Rosalie se tomará enserio ningún trabajo en equipo, más que nada porque ella siempre terminaba haciéndolo todo, Madison se sentía mal por no ayudar en nada.

—Lamento el desorden, pero casi nunca estamos en casa... —la pelirroja levantó unos cuantos abrigos de los sofás- toma asiento, iré a dejar esto —.

—Claro, no te preocupes —.

La vampiresa observó con calma los retratos familiares, los adornos, las pinturas, todo, cada detalle que le resultara útil.—

—Ahora sí, humm... ¿Me permitirías un momento? —la rubia asintió, la pelirroja salió de escena entonces durmiéndose hacia la cocina— linda, ¿Quieres algo de pizza? Tengo que hacer un trabajo con una compañera —.

—Claro, ¿Puedo estar con ustedes? —.

—Claro, pero no hagas ruido —la niña asintió— si quieres ve a la sala de estar, llamaré a un repartidor.


(...)


—Tu hermana es realmente encantadora —Rosalie amaba a los niños de alguna manera—.

—Gracias... Supongo -el sol se había puesto—.

—No te preocupes más por la última parte, la terminaré en mi casa... —Rosalie le sonrió a la pelirroja mientras se encaminaban al auto de la rubia.

—Gracias, realmente tengo que ayudarle a mi hermana con sus cosas... Y debo preparar la cena... Tengo muchas cosas que hacer en realidad... —.

—Lo entiendo... —un cómodo silencio se hizo presente entre ambas— te veré mañana en Literatura, entonces.

—Claro, te veo mañana... Humm... Ve con cuidado... —.

—Claro, gracias... Descansa... —aquellas palabras, salidas probablemente de los labios de un ángel para Madison, fueron como música para sus oídos y una melodía que logró acelerar su corazón—.

—Igualmente... Hasta mañana —.

—Hasta mañana... —.

La rubia subió a su convertible para luego arrancar e irse, la pelirroja soltó un suspiro, para luego entrar de nuevo a su hogar.

—Tu amiga luce como una princesa.

—Lo sé Katty —.

—¿Te gusta? —aquella pregunta le tomó por sorpresa—.

—Sí... —Madison se sinceró sentándose en el sofá—.

—Debe ser realmente una princesa para que te guste. —.

—¿Estás de acuerdo con eso? —la niña asintió—.

—Eres mi hermana... Así que... Supongo que está bien. —.

—Gracias, me hubiera vuelto loca... —.

—Como sea, ¿Me ayudas con mi tarea? —.

—Claro, ¿Qué es lo que no entiendes? —.

Aquella noche tan simple y sencilla para la pelirroja, cambiaría por completo la vida de la misma; los sentimientos saldrían a flote y por fin la felicidad les alcanzaría.

MIDNIGHT LOVE - ROSALIE HALE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora