CAPÍTULO CUATRO

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Indiferencia.

Nicholas

¡Noticia de la semana!

«El único hijo del empresario de Joseph Maxwell: Nicholas Maxwell, ¡está comprometido!»

«Resulta que tenía una novia desde hace un tiempo, y justo el día de ayer, nos revelaron que si está comprometido con Dione Murphy, la cual no tiene relevancia en el ámbito público, pero eso no evita que sea una chica muy hermosa e ideal para el futuro heredero.»

«Su boda será aproximadamente en dos días y todos estamos muy ansiosos en ver a la futura esposa y señora de Nicholas Maxwell, modelando su hermoso vestido de miles de dólares, junto con su anillo de diamante.»

Paro de leer esa jodida mierda, lo estrujo y lo tiro al basurero. De veras que la gente inventa cualquier cosa, mi padre sólo anunció mi compromiso con Dione, los periodistas vienen y se hacen series y películas en la cabeza.

La puerta de la cocina se abre, ruedo los ojos cuando la veo recién despierta y bostezando, con todo el pelo alborotado aparte.

—¿Qué haces acá? —rasca la parte trasera de su cabeza— ¿No deberías de desayunar en el
comedor?

—A ti no te debería de importar eso, preciosa —respondo mientras le doy un sorbo a mi café—. Desayuno donde yo quiera, esta es mi casa.

Me mira con la boca entreabierta mientras saca una risa seca y sorprendida. Se cruza de brazos y ya sé que viene a abrir su bocota.

—Te digo desde ahora que no me hables así, imbécil. Por si se te olvida, seré tu futura esposa, y aunque no quieras, debes de tratarme como tal.

—Te volviste loca si crees que haré eso, Dione —me levanto de la silla—. Sólo afuera fingiremos ser la pareja perfecta. Pero dentro, será todo lo contrario. No te diré ni los buenos días.

Se queda expectante porque no se esperaba esa respuesta. Toma ahí, preciosa.

—Bien —es lo único que dice.

Se quedó sin una respuesta la diva. A veces no siempre podemos sobresalir, y es lo que tiene que saber de por sí.

Salgo de la cocina y decido dejarla ahí sola con su propia humillación. Procedo ir a mi habitación, pero me encuentro a mi madre con una sonrisa y me saluda con un beso en la mejilla.

—¿Cómo estás, madre?

—¿Cómo pretendes que esté? —inhala y exhala— De sólo saber que te casarás en sólo dos días con esa muerta de hambre...

—Tampoco es para tanto, mamá.

—¿Ahora sí aceptas casarte con esa inservible? —hace una mueca de asco y evito no rodar los ojos.

—No la soporto y me tiene fuera de mis casillas —espeto—. Pero no le veo necesario que la llames así, no tiene la culpa de este compromiso.

—Pero ella aceptó, y es obvio que lo hizo por interés.

—Técnicamente, sí. Sólo está haciendo esto por su padre. Ella y yo nunca nos enamoraremos el uno al otro, es algo imposible, además, no es mi tipo.

El futuro Heredero✔️  (BORRADOR).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora