CAPÍTULO VEINTE

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Sin gorrito, no hay fiesta.

Dione

Me despierto y doy un respingo cuando encuentro al cenutrio mirándome fijamente.

-¿Ahora me miras toda la noche mientras duermo? -digo, estirándome y somnolienta.

-Si dices cuando te veo mientras babeas y balbuceas -me exalto-. Pues... me encanta hacerlo.

-¡Yo no hago eso! -le doy un pequeño empujón, indignada.

-Sí lo haces, pero tranquila. Eso no interviene en lo que siento por ti, mi pequeña piraña.

Sonrío por lo bajo cuando comienza a besar lentamente mi cuello, produciéndome cosquillas el buen insolente.

-¡Nicholas! -digo entre risas y trato de apartarlo.

-Ya sé tus debilidades, pequeña piraña -él sostiene su rostro para besarme, pero aparto mi rostro.

-No me he cepillado.

-¿Y? -se encoge de hombros, indiferente.

-¡Qué tú estás duchado y cepillado, yo no!

Chasquea su lengua y rueda los ojos.

-Ya bésame, ridícula.

Abro mi boca para contestarle, pero el cenutrio pega sus labios a los míos y no puedo evitar acceder a su beso. Mis manos viajan por su abdomen desnudo y él inmediatamente levanta mi camisa de un tirón.

Una de sus manos agarra mi pecho izquierdo y lo masajea un poco brusco. Hago una mueca, sintiéndome un poco incómoda, pero lo ignoro, siempre lo hace cada que nos despertamos y nunca me duele, tal vez esté un poco sensible.

Su boca se separa de la mía y se desprende de mi pecho para comenzarlo a chupar, suelto un pequeño gemido luego de que poco a poco se vaya poniendo duro mi pezón. Da una leve mordida, y en vez de disfrutarlo, chillo un poco bajo del dolor y lo alejo de mí.

-Auch -cierro mis ojos con fuerza, ¿qué rayos me está pasando? He estado demasiado dramática por todo, además que como mucho y a veces poco.

Cuando abro mis ojos, noto a Nicholas totalmente preocupado cuando las lágrimas caen de mis ojos sin poder controlarlas.

-Joder, Dione -quita mis lágrimas con su pulgar-. Lo siento tanto, ¿te lastimé?

Niego.

-Es que estoy sensible, iré con mi ginecóloga hoy para que me revise. Se me olvidó ir a mi última cita.

-Voy contigo.

-No, tú tienes cosas que hacer hoy -me levanto de la cama-. De hecho, ya deberías de irte.

-Quiero estar contigo -me hala y caigo otra vez de espaldas en la cama-. No quiero que te pase nada, ¿y si me quedo viudo antes de tiempo?

Suelto una risotada y palmeo su hombro.

-Relájate, Nicholas. Son cosas normales que pasamos las mujeres, no me pasará nada malo.

El futuro Heredero✔️  (BORRADOR).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora