El futuro Heredero✔️ (BORRADOR).

CAPÍTULO SIETE

Este capítulo es un poco largo, pero igual lo disfrutarán mucho ;).

Luna de martirio.

Nicholas

Doy media vuelta y tumbo mi mano en el lado de Dione. La muevo lentamente y reacciono al notar que no está ahí, abro los ojos y efectivamente, no está.

Tomo mi teléfono para ver la hora. Son las 4:00am, ¿a dónde se mete a esta hora?

Me incorporo rápido y estrujo mis ojos, miro a todos los alrededores de la habitación y llego hasta la silla que está en el extremo, al lado de una encimera. Suelto un suspiro de alivio al verla ahí dormida, claramente está demasiado incómoda en esa posición en la que duerme.

Esa maldita diva... si cumplió lo de no dormir conmigo en la misma cama, pero ahora no le tomaré importancia.

Me levanto y me acerco hacia ella mientras me estiro y alboroto mi cabello. Le quito la sábana, la tiro en la cama, me acerco lentamente y coloco un brazo debajo de sus piernas, mientras el otro lo coloco en su espalda para poder impulsarla y cargarla.

Dione se mueve un poco en mis brazos y coloca su mano en mi pecho mientras se acurruca más a mí.

Ahora resulta que es una empalagosa.

Ruedo los ojos y la acuesto en su lado de la cama, la arropo con la sábana que tenía y me vuelvo a acostar del otro lado para volver a dormir.

No llego a acomodarme bien cuando Dione se voltea y coloca su brazo en todo mi torso para abrazarme. Me quedo completamente petrificado y sorprendido en tenerla así, si se despierta ahora mismo, se iría a bañar para desinfectarse.

Me encojo de hombros y cierro los ojos, ella misma es la culpable al estar encima de mí, aunque es imposible no poder resistirse a mis encantos.

Las horas pasan sin notarlo y mi teléfono vibra, lo alcanzo aún con los ojos cerrados. La luz del sol se cuela por el balcón y llega justo a mis ojos, hago una mueca de fastidio y contesto.

—¿Hola? —estrujo mis ojos.

—¿En serio aún siguen dormidos? —suspiro al escuchar a mi padre en la otra línea— Levántate y lleva a tu esposa a conocer ese lugar.

-Al menos nos debes una disculpa, ¿no?
-chasqueo mi lengua- ¿Crees qué fue correcto mandarnos sin tener idea a otro continente?

Suelta una risa burlona.

-Deja de quejarte, Nick. La vida no está para eso. Sé que has ido muchas veces a Francia, y tal vez no te sorprenda mucho ver lo que ya has visto -hace una pausa-. Pero no hagas sentir mal a Dione, lo hice más por ella, para que conozca nuevas partes ahora que tiene la oportunidad.

Me volteo y la miro plácidamente dormida, ya no está apoyada en mi pecho por suerte. Miro su pelo alborotado y disparatado por todas partes, sus largas pestañas y su boca un poco entreabierta, mientras respira acompasadamente...

-¡Nicholas! -me exalto y salgo de mis cavilaciones- ¿Estás ahí?

-Eh... sí, claro -sacudo mi cabeza, ¿en serio me quedé mirando a esa piraña?-. ¿Qué decías?