CAPÍTULO QUINCE

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Eviterno.

Dione

Estamos en el hospital. Estoy a punto de quedarme sin uñas, las lágrimas no paran de deslizarse por mi rostro, y la ansiedad me consume cada vez más y más.

Mi madre sufrió un accidente aéreo.

Las noticias dieron un revuelo en sólo horas, debido al avión que iba a aterrizar en acá, en Nueva York. Mi madre estaba en Carolina del norte junto con Celine Maxwell, la cual estaba en una de sus casas de "veraneo" y le dijo a mi madre que tenía que ir, lo peor es que no tenía opción.

Por ser empleada, la mandó en vuelo comercial, mientras que ella andaba en su jet privado. ¿Qué le costaba montar a mi madre al menos en los asientos de atrás?

Joseph y mi padre están conmigo. Mi padre está completamente serio, y Joseph quita la lágrima que se derramó en su rostro con su dorso.

El doctor aparece en la sala de espera y yo soy la primera en acercarme a él, llena de frustración.

-Doctor, ¿cómo está mi madre?

Él suspira y se cruza de brazos completamente desilusionado, trata de decir algo, pero lastimosamente, las palabras no le salen.

-¡Conteste, por favor! -espeta Joseph, desesperado- ¡Necesitamos saber cómo está!

Asiente lentamente.

-El accidente ocurrió cuando el avión iba a aterrizar, la velocidad estaba al máximo, los pilotos no lo pudieron controlar y chocó con un gran muro, lo que provocó que el avión explotara.

-¿Qué quiere decir con eso? -pregunta mi padre.

-Que todos los pasajeros, incluidos los pilotos, murieron. Y entre ellos, también está incluida la señora Ava -nos quedamos en un total schock-. Fue un ataque terrorista, y ella había muerto antes de que llegara aquí, le habían pegado dos tiros... en la cabeza.

-¡NO! -reacciono, finalmente reacciono. Caigo en el piso, luego de gritar un fuerte grito que me desgarró la garganta- ¡NO PUEDE SER VERDAD!

Ella me lo prometió.

Me prometió siempre estar conmigo, y se fue el día de hoy, que cumplo catorce años.

Mis cumpleaños no volverán a ser igual.

Nada será igual.

No puedo respirar, mis pulmones se contraen, mis músculos y huesos se encogen... aunque yo esté viva, una parte de mí, se fue con ella.

Y lo peor fue cuando entré, cuando el doctor quita la sábana, y cuando me desmayé en el momento que vi toda la cabeza perforada de mi madre. Sin vida...

El grito agudo que se escucha en toda la habitación me pone alerta, pero me pone más agobiante al darme cuenta de que soy yo la que está gritando. Otra vez.

Respiro entrecortado y siento que se me va la respiración, me quito las sábanas y las tiro al piso para obtener más aire, pero sólo llega más frustración.

El futuro Heredero✔️  (BORRADOR).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora