CAPÍTULO 46: SIN IDENTIDAD

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—Después de tanto tiempo... por fin pude conseguirlo... —susurró el pelinegro, sosteniendo un frasco de sangre en sus manos, observándolo con una mezcla de admiración y obsesión—. Voy a descubrir el ADN del héroe número 1.

Su sonrisa se ensanchó de manera inquietante mientras sus dedos tamborileaban suavemente contra el vidrio del frasco.

—Después de tanto buscar... de tanta incógnita... voy a saber sus componentes... y... saber si son compatibles con los míos... —murmuró con voz baja, casi hipnótica, mientras sacaba una jeringa de uno de los cajones de su habitación.

Se detuvo por un momento, observando la aguja bajo la luz tenue.

—Esto va a doler un poco... —dijo, más para sí mismo que para nadie más, su voz teñida de anticipación mientras acercaba la jeringa a su piel, preparándose para lo que venía.

  Tiempo después, la misma figura pelinegra salió sigilosamente de las habitaciones, su respiración controlada y su mirada fija en el alto muro frente a él. Con movimientos calculados, se acercó al borde, su cuerpo tensándose al prepararse para el salto. El ambiente estaba en silencio, roto solo por el suave roce de sus zapatos contra el suelo.

Con un impulso preciso, saltó el muro, aterrizando con una agilidad sorprendente. Ni un solo sonido delató su movimiento. Al enderezarse, miró alrededor, asegurándose de que nadie lo hubiera visto. Satisfecho, el chico echó a correr, sus pasos rápidos y decididos.

Su destino era incierto, sus motivos aún más oscuros. La única certeza era que algo había cambiado dentro de él.

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   Un fuerte zumbido resonó justo al lado de él, sacándolo de su inconsciente escape nocturno. Entre adormilado y molesto, abrió los ojos, sus manos tanteando a ciegas en la oscuridad en busca de su celular. Tras varios intentos torpes, por fin lo agarró y, entrecerrando los ojos por el brillo de la pantalla, vio el nombre que aparecía: Nezu, el siempre confiable, pero inoportuno director.

Con una mezcla de sorpresa y preocupación, deslizó el dedo para atender la llamada, sin poder evitar preguntarse qué urgencia lo haría recibir una llamada a esas horas de la noche.

—¿Hola, Nezu? —dijo, con voz cansada y algo ronca—. ¿Qué ocurre? Debe ser importante para llamarme a estas horas...

Izuku trató de no quedarse dormido, aunque el cansancio lo consumía lentamente.

-uno de los alumnos escapó, evadió toda la seguridad a excepción de las cámaras- preocupado, tomo la decisión de llamar a su mejor hombre 

—Uno de los alumnos escapó, evadió toda la seguridad a excepción de las cámaras —explicó Nezu, con un tono de preocupación evidente. Sabía que tenía que contactar al mejor hombre para manejar la situación.

—¡¿Qué carajos?! —exclamó Izuku, completamente exaltado. De un salto, salió de su cama, ahora totalmente despierto y alarmado por la noticia—. ¡VOY PARA ALLÁ! —gritó, colgando la llamada de inmediato.

Rápidamente se dirigió a su armario, apretando un botón secreto. El armario se dio vuelta, revelando su traje de invierno iluminado.

—No tengo tiempo de cambiarme, lo haré en el camino —dijo, decidido, mientras preparaba su salida a toda velocidad.

   Flotando a gran velocidad, Izuku maniobraba con precisión mientras sus látigos negros de energía le ayudaban a vestirse en pleno vuelo. A medida que se impulsaba entre los edificios, aprovechaba cada estructura para acelerar su avance, su mirada fija en el horizonte.

IZUKU EL MAESTRO (PAUSADA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora