El eco de las pisadas del retirado temporalmente símbolo de la paz resonaba por los largos y silenciosos pasillos del hospital, cada paso firme y marcado como si aún estuviera en medio de una batalla. A pesar de que su retiro era solo temporal, su presencia seguía llenando el lugar con una imponente autoridad, un recordatorio viviente de todas las veces que había salvado a quienes lo necesitaban. Las luces pálidas del hospital proyectaban sombras a lo largo de los muros blancos mientras avanzaba, y los murmullos a su alrededor se apagaban al verlo pasar. Todos reconocían la figura del hombre que, durante años, había sido el pilar de la paz.
Aquel día no era uno más en su vida de héroe, sino una pausa obligada que lo empujaba a una reflexión más profunda. Su mirada, normalmente resuelta y llena de determinación, ahora reflejaba una mezcla de preocupación e introspección. Sabía que su regreso estaba próximo, pero el tiempo lejos del campo de batalla le había permitido observar el mundo de una manera diferente. El hospital, con su quietud casi inhumana y el constante murmullo de los aparatos médicos, le recordaba lo frágil que era la vida, incluso para aquellos que llevaban en sus hombros el peso de ser llamados héroes.
A cada paso que daba, sentía el peso de las decisiones que había tomado en su carrera. Su retiro temporal no lo liberaba de la carga de aquellos que dependían de él, de aquellos que todavía miraban al cielo esperando ver su silueta.
—Es como volver a mis días de aspirante a héroe... —murmuró Izuku, inhalando profundamente mientras caminaba por los pasillos del hospital—. Incluso tiene el mismo olor a desinfectante de hace 15 años...
Se detuvo frente a una puerta específica y golpeó suavemente, esperando una respuesta.
—Adelante —respondió una voz al otro lado.
Izuku giró el pomo con cuidado, entrando en la habitación. Allí estaba el joven, su hijo, aunque la palabra se sentía pesada y extraña en su boca, un lazo que apenas podía comprender.
—¿Cómo estás...? Eh... ¿hijo? —preguntó Izuku con evidente incomodidad, su voz temblando mientras veía cómo el chico pelinegro fruncía el ceño.
—¿Hijo? —repitió el joven, con incredulidad y una pizca de molestia. Apartó la mirada, como si aquella palabra fuera una bofetada, algo que no quería escuchar. —¿Se te olvidó mi nombre acaso? ¡Izuku, miPACOTILLA! —espetó el chico, irritado, con una mezcla de enojo y sarcasmo en la voz.
Izuku parpadeó, sorprendido por la agresividad de su comentario. No sabía si debía reír por lo absurdo del apodo o sentirse aún más incómodo por la situación. Aún así, intentó mantenerse calmado.
Izuku suspiró, notando lo tensas que estaban las cosas desde el principio. Había entrenado toda su vida para ser un héroe, pero esto era un terreno desconocido. Ser padre no era algo para lo que estuviera preparado.
—No, no se me olvidó... —respondió, rascándose la nuca—. Es solo que... bueno, no sabía cómo empezar la conversación sin meter la pata. Y, parece que igual lo hice, ¿no?
El chico suspiró, cruzando los brazos y recostándose contra la almohada, sin dejar de mirarlo con ese aire de desconfianza.
—Lo hiciste, sí... —replicó, sarcásticamente—. Pero, ¿de verdad esperabas que después de todo este tiempo iba a ser fácil? ¿Qué ibas a venir aquí, llamarme "hijo" y todo se arreglaría?
Izuku agachó la cabeza por un momento, dejando escapar un suspiro profundo. Sabía que no podía esperar un recibimiento cálido, ni merecerlo aún. El chico tenía razón en estar molesto.
—No... no esperaba eso —dijo al fin, levantando la mirada hacia su hijo—. Solo quería empezar de alguna manera, aunque me equivoque. No puedo cambiar el pasado, pero estoy aquí para intentar... No estoy pidiendo perdón, ni que me aceptes, pero quiero ser mejor... y ser parte de tu vida si me dejas. —Lo sé... suena raro, incluso incómodo —dijo Izuku, intentando encontrar las palabras adecuadas—. No estoy aquí para forzar nada. Solo... quería verte. Comenzar de alguna manera, aunque no sé si lo estoy haciendo bien.
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IZUKU EL MAESTRO (PAUSADA TEMPORALMENTE)
FanficIzuku Midoriya, alias el héroe número 1 Deku, alias el símbolo de la paz, de 33 años preocupado de la filosofía de los nuevos héroes, decide hacerse cargo postulándose para ser Maestro en la escuela más prestigiosa de todo Japón, la U.A., escuela do...