CAPÍTULO 3

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Al caer la noche, Hyungwon ya descansaba después de un día muy pesado. Una vez que lo aterrador de la situación de hace unas horas disminuyó decidió que era momento de limpiar el desastre de la fiesta anterior y su fiel amigo Kihyun no dudó en ayudarlo. Entre los dos el trabajo y el tiempo que emplearon para dejar todo en perfecto estado no fue demasiado. Cuando se aseguraron que cada cosa estaba en su lugar Hyungwon acompañó a su amigo hacia la salida, no sin antes agradecérselo y asegurarle un millón de veces que iba a estar bien y que en caso de que lo necesitara le haría saber.

Hyungwon estaba acostado en su cama mirando el techo sin saber qué hacer. Había una escena sobre la noche anterior en específico que rondaba su mente y que no podía apartar. Aquel momento cuando Jin y ese tal Jimin habían tenido la intención de probar drogas en su casa y frente a sus narices. Quería creer que después de eso, los dos chicos habían entendido su advertencia sobre guardar aquella sustancia pero por cómo estaban las cosas algo le decía que no. Las palabras de su amigo resonaban en su cabeza "Yo no sería tan confiado como tú Hyungwon".

Sabía que a Kihyun no le agradaban sus amigos "populares" como él les decía puesto que no tenían nada en común y también porque, debía admitir, que sus amigos nunca habían sido amables con el castaño pero eso no era suficiente para que los acusara de drogadictos. Sabiendo que no conseguiría resolver su problema de esa manera Hyungwon se dejó guiar por el sueño, esperaba que a la mañana siguiente despertara con la mente despejada.

La mañana del domingo fue mucho más tranquila que la del día anterior. Por la tarde, el número de mensajes y llamadas que había hecho a su novio y a su amigo Jin ya superaba dos dígitos, había pensado en ir a buscarlos pero pensando que todavía era muy pronto desechó esa idea. Quería darles su espacio para que el coraje cesara. Su celular sonó en sus manos y en su rostro saltó un destello de esperanza, pero este cambió a un semblante oscuro al ver de quien se trataba.

-¿Hyungwonnie? – una voz de mujer chilló del otro lado de la línea.

-Hola madre – dijo Hyungwon sin ganas de comenzar una conversación.

-Wonnie, solo llamaba para avisarte que no podremos ir a casa esta noche – "de nuevo" pensó Hyungwon – tú padre y yo tenemos mucho trabajo todavía. Pero sin falta nos veremos mañana ¿de acuerdo?

-Está bien

-De acuerdo. Adiós

Y sin más su madre cortó la llamada. Ni siquiera la oyó decir un "¿cómo estás?" "¿Ya comiste?" "te amo" "cuídate mucho". Nada. Pero ya no le sorprendía, así eran sus padres, poniendo en primer lugar a su trabajo y después a su hijo. Aunque no podía quejarse puesto que había estado rodeado de lujos y nunca le había faltado algo. Eso es suficiente ¿o no?

Su celular volvió a sonar pero ahora no anticipaba una llamada sino un mensaje. Un mensaje de un número desconocido.

"¿Estás listo para mañana? Mañana inicia tu infierno Chae Hyungwon"

Al leer el mensaje Hyungwon sintió un escalofrío recorrer su cuerpo y sin pensarlo respondió.

"¿Quién eres?"

"Mañana lo sabrás".

Decidió ya no responder y sólo se limitó a subir la escalera para dirigirse a su cuarto.

Los mensajes lo habían descolocado pero aún así se obligó a sumirse en el cansancio. Sin importarle que fuese muy temprano. Sin importarle que su amigo lo llamara por teléfono. Sin importarle el nerviosismo que le provocaron los mensajes.

Al día siguiente, el rubio se ahorró los largos pasillos de la preparatoria y fue directo a la cancha de baloncesto por una puerta trasera con la determinación de aclarar las cosas con su novio pues era el lugar en el que estaría con seguridad. Algunas miradas se posaron en él, mientras que otras personas murmuraban mientras lo veían pero el ignoró todo a su alrededor y no le dio importancia. Siempre le ocurría eso.

By my sideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora