CAPÍTULO 4

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La mañana de ese lunes prometía ser un hermoso día. El cielo estaba completamente azul, solo un par de nubes blancas se hacían presentes, el sol por su parte brillaba intensamente y los pájaros cantaban alegremente a la distancia. "Perfecto" pensó el chico mientras disfrutaba del paisaje que lo rodeaba y pedaleaba su bicicleta lentamente. Tenía tiempo suficiente para llegar a su nueva escuela ya que se había levantado muy temprano para evitar cualquier retraso. Sintiendo el aire en el rostro, trató de no pensar en los nervios que invadían su estómago y despejó su mente. Todo saldría bien. Estaba seguro.

Una vez divisó el enorme edificio, que pisaría de ahora en adelante durante todo un año, bajó la velocidad de su pedaleo, se bajó de ella y asegurándola con un gran candado, dejó su bicicleta en el amplio estacionamiento para bicicletas con el que contaba el colegio.

Cuando comprobó su trabajo, caminó nerviosamente hacia la entrada principal del enorme edificio. Subió las escaleras para pasar las puertas y un enorme pasillo le dio la bienvenida. A los lados se encontraban algunos casilleros de color gris pulcramente pulidos, de donde algunos estudiantes tomaban sus cosas y los cuales no lo miraban. "Genial" pensó. Siguió caminando, tratando de encontrar la dirección, tenía que hablar con el director para saber su horario de clases. Al llegar al final del pasillo, se encontró con dos pasillos más, uno a su derecha y otro a su izquierda, se decidió por el más corto, pero sólo lo llevó a dos puertas en los que se leía "BAÑOS". Regresó por dónde había llegado y decidió tomar el pasillo contrario. En este ya encontró más puertas, "ADMINISTRACIÓN" "SALA DE MAESTROS" "DIRECCIÓN". "Al fin" pensó. Dubitativamente llamó a la puerta. Un "adelante" se escuchó del otro lado, y entró.

-Bu...Buenos días -dijo el chico.

-Buenos días, ¿en qué puedo ayudarte? -respondió un hombre vestido de traje y muy bien peinado. Tenía un semblante amable.

-S... soy nuevo en la escuela -tartamudeó. - Vine por mi horario director... Lee -leyó el pequeño letrero en el escritorio.

-Ah... así que usted es el nuevo estudiante, joven...

-Chae. Mi nombre es Chae Hyungwon.

-Ya veo. Pase a la oficina de administración. La señorita le dará su horario.

-D... de acuerdo señor. Con permiso - dio media vuelta para marcharse, pero entonces el director lo detuvo.

-Joven Chae. Bienvenido a su nuevo colegio -esbozó una sincera sonrisa.

-Gracias -le devolvió la sonrisa.

En cuanto tuvo entre sus manos su nuevo horario, agradeció a la señorita con una sonrisa tímida y se encaminó a buscar su salón. Ya había más movimiento en los pasillos, las personas pasaban a su lado, pero nadie le prestaba atención. Se sentía un poco desorientado por las indicaciones del plano que le habían dado y estuvo a punto de preguntar, pero al ver que todavía tenía suficiente tiempo, decidió arreglárselas él solo.

Observó detenidamente el plano, concentrándose los suficiente y se alegró consigo mismo cuando lo captó. Tenía que salir al enorme patio, el cual lo sorprendió debido a la fuente que reposaba en medio y la gran vegetación que la adornaba. Se obligó a apartar su vista y continuar su recorrido, el tamaño del colegio por fuera sólo era una fachada, en realidad era mucho más grande por dentro.

Atravesó todo ese espacio y llegó a otro edificio, de acuerdo con los planos, su salón se encontraba en la tercera planta. Odiaba las escaleras, pero al menos podía ir despacio. En cada planta había varios salones, de los cuales salían y entraban alumnos riéndose, otros jugaban con diferentes balones y algunos otros simplemente estaban en su mundo.

By my sideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora