Prólogo

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En este mundo... Ser omega es una sentencia, todo el mundo lo sabe, en un mundo donde las castas toman relevancia para la vida de las personas, nacer como un omega siempre traía desgracia a la persona. Sin derechos ni libertades, los omegas eran esa parte que la sociedad fingía no ver pero que hipócritamente necesitaba para existir.

En tiempos pasados, cuando el asunto de las castas comenzaba a hacer su aparición, los omegas tenían un papel más importante para la sociedad, se les veía como figuras sagradas a las que se tenía que respetar e inclusive había países que tenían como gobernantes a omegas. Antes tener un omega era un momento de alegría y bendición, sin embargo aquello cambió por completo, el mundo donde ser omega era algo positivo, poco a poco se torno en algo oscuro. Nadie sabe a ciencia cierta como fue que todo empezó, ni si fue un Alfa o un beta quien había decidido traer la desgracia a los omegas, lo único que se sabía es que ese fue el momento en que los omegas sufrieron mucho.

La sociedad creó sistemas en donde los omegas perdían todo lo que habían tenido en el pasado, la elección de amar, eran obligados a tener una pareja obligatoria, no podían elegirla por su cuenta, era asignada por el gobierno y muchas veces había dinero de por medio, los alfas que deseaban tener a un omega en específico pagaban demasiado dinero para quedarse con el. Los derechos humanos se perdían también, dejaban de tener voz y voto sobre otros y esto empeoraba con el género, mientras que las omegas femeninas podían tener un poco más de aceptación y libertades (según el Alfa con el que estuvieran), los omegas masculinos eran más humillados y olvidados.

Por otro lado los betas eran ese punto medio, vivían con tranquilidad sin enfrentarse a los problemas cotidianos de los omegas y alfas, como si para ellos, esas dos castas no existieran, aunque por supuesto, no podían aspirar a ser personas tan exitosas o tener puestos importantes como los alfas pero a muchos de los betas, no les importaba a aquello, mientras no naciese un omega en su linaje, lo que las otras dos castas hicieran, no les afectaba mucho.

Era por esto mismo que cuando una nueva vida llegaba al mundo, se hacían estudios de sangre para determinar la casta a la que ese ser humano pertenecería y de esa forma empezar a pavimentar el camino que llevaría. Si los resultados mostraban que el bebé era un alfa, se felicitaba a la familia y se registraba a la lista de alfas, si resultaba ser beta se dejaba ir sin más, pero... Si el recién nacido era un omega, se obligaba a la familia a firmar un documento de pérdida de libertades, este documento servía para cuando el omega cumplía los 18, fuese puesto a disposición del gobierno para ofrecerlo con los alfas o bien para mandarlo a las fábricas de bebés, lugares donde se elegían a los mejores omegas como incubadoras de alfas de alta calidad...

Así era el mundo para los omegas y aunque existían luchas para terminar todo aquello, muchos alfas no deseaban eso, una guerra social que no parecía tener final.

"En este mundo" Omegaverse /RadioDust Donde viven las historias. Descúbrelo ahora