Rutina

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Después de pasar algunos días con Eliot, llegó el momento de regresar a su hogar, el cual ahora daba una sensación distinta, al menos para Anthony. Desde que habían recibido la bendición para estar juntos, el rubio por fin pudo aceptar en su totalidad que la relación era algo más que un simple romance, podría decirse que el lazo que los unía iba más allá de lo físico y de lo emocional, inclusive más allá de lo espiritual y eso lo hacía sentirse un poco extraño y al mismo tiempo, completo consigo mismo.

Para Alastor la sensación no era diferente, el Alfa había pasado toda su vida amando al omega y ahora que sus sentimientos estaban sincronizados con los del rubio, sentía que no necesitaba nada más, si tenía a Anthony a su lado, entonces podía ser feliz. Pronto ambos se dieron cuenta que ahora era más complicado estar separados en los días en los que Alastor tenía que hacer guardias, de alguna forma ambos sentían una pequeña sensación de soledad cada que pasaban más de un día lejos y aunque tenían las prendas con los aromas del otro, no era suficiente para llenar esa calidez que tenían cada vez que estaban cerca.

Alastor intuía que era porque aún faltaba una tercera mordida para poder sellar definitivamente el lazo y aunque sabía que podía hacerlo cuando quisiera, deseaba cuando Anthony le diese su consentimiento.

-Tendré otra guardia- dijo Alastor mientras abrazaba con suavidad al rubio, notando cómo su cuerpo se tensaba un poco y se aferraba a su camisa, ocultando su rostro en su pecho

-... ¿Serán demasiados días?- cuestionó con pesadez el omega

-Solo 3 días- confirmó antes de abrazarlo con suavidad y así poder besar su cabeza, dejando fluir algunas feromonas para poder animar un pozo al rubio, quien sólo se pudo aferrar a él.

Ambos habían empezado a odiar los días en los que Alastor hacia guardia, sin embargo no podían decirlo en voz alta porque no querían causar ningún conflicto en el otro. Anthony no quería que Alastor dejase de trabajar y Alastor no quería que Anthony pensara que era por su culpa, buscaban protegerse de pensamientos intrusivos que pudieran arruinar la armonía que ya tenían. Era por eso mismo que aunque no estaban de acuerdo con la idea de separarse, simplemente permanecían en silencio e intentaban sonreír para dar ánimos al otro.

Al menos aprovechaban los momentos en los que podían estar juntos y el hecho de dormir ahora en la misma cama, hacia que todo fuese más fácil de sobrellevar.

-llevaré tu bufanda para sentirme junto a ti, mi adorable Angel- susurro antes de pasar sus manos a sus caderas, depositando un beso en su oído antes de frotar su nariz contra sus cabellos, aspirando su aroma.

-... Entonces creo que dormiré con tu saco- bromeó mientras comenzaba a frotar su cabeza contra el hombro ajeno.

-Debería darte un nuevo saco, ese es viejo-

-uno más caro por favor-

Ambos rieron un poco y cedieron al sueño, aferrados el uno al otro mientras que Fat Nuggets dormía en el sofá de la habitación, el cual era su nuevo lugar de descanso.

Cuando la mañana llegó y luego de disfrutar de los alimentos, Alastor partió, dejando a un desanimado Anthony quien sin poder evitarlo tomó asiento en la puerta, como si se tratase de un cachorro triste, sabía que podía hacer otras cosas para distraerse pero su mente no le dejaba en paz, recordándole que Alastor estaría 3 días fuera de casa, haciéndole sentir con pena. Fue gracias al cerdito que decidió alejarse de la puerta, pues este comenzaba a tirar de sus ropas con sus dientes, buscando llamar su atención.

-Si, si entendí- se quejo con pesadez antes de apresurarse con la limpieza de ciertas áreas, empezando por su antigua habitación. Desde que había empezado a dormir en la habitación con Alastor, rara vez entraba a ese lugar, sentía que ya no era suyo y que su lugar era en donde Alastor, así que se sentía un poco extraño al limpiar el sitio. Con cuidado tomó asiento en la cama y dejó caer su cuerpo, observando el techo, imaginando la figura de Alastor sobre él.

"En este mundo" Omegaverse /RadioDust Donde viven las historias. Descúbrelo ahora