Capítulo 28. Te vas.

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Domingo, bendito domingo, aunque las prisas lo arruinan... Miro el reloj mientras corro de aquí para allá. Las tres y media. ¡Es muy tarde! Le prometí a Liam que estaría puntual. Sí, es uno de los partidos decisivos de la liga y no puedo faltar. Llevo bien las clases, estudio a diario así que podría decirse que por una vez todo va a pedir de boca, excepto porque van a matarme por llegar tarde. Maggi y yo hemos quedado en ir a hacer de animadoras del partido, pero ella tenía algo antes así que irá con Niall. Naturalmente se ofreció a venir a buscarme pero creo que no es la mejor idea bajarme del mismo coche que mi amigo el rubito cuando Liam está histérico por el partido.

Respecto a Niall la verdad que no entiendo que le pasa. Vale, sí, hubo chispas pero de eso hace cuánto ¿6 meses? Podría fiarse de mí cuando le digo que no existe nada más que aire y una cordial amistad entre nosotros. Pero no, le es más fácil ponerse histérico cada cinco minutos y es algo que cansa... Maggs dice que hablará con Lou para que le comente algo él, a ver si así no se pone como un energúmeno y tenemos la fiesta en paz de una puñetera vez.

Me termino de vestir rápido con unos vaqueros oscuros y una básica de manga parisienne blanca. El último retoque al moño, el bolso y... ¡salir corriendo! Bajo las escaleras casi a punto de caerme, poniéndome el abrigo como puedo y bajando los peldaños de tres en tres. Al llegar al salón el poco buen humor que me quedaba se esfuma. El idiota del novio de mi madre está tirado en el sofá. Viendo la tele, mientras mi madre prepara una fuente de comida para unas treinta personas. La verdad, no es solo que el tío me cae mal y me parece un payaso, es que veo como ha anulado a mi madre completamente, veo como la manipula, como ella trabaja para él sin oponer resistencia, sin quejarse, y eso es algo que jamás ha hecho. No ha llegado a dónde está, siendo estúpida y dejándose manejar por el primero que pasa, y no entiendo por qué de repente es así.

Sin mirar a nadie ando hacia la puerta intentando pasar desapercibida. Ya estoy casi pero...

-¿ A dónde vas Lilian?

-Te he dicho mil veces que no me llames Lilian, mamá.

-¿A caso no te llamas así? - me giro despacio para mirarla. Ya estamos con las cosas raras. Jamás en la vida mi madre me ha llamado por el nombre completo y de repente, a todas horas me llama "Lilian", como si fuera una madre pija de las altas esferas. No lo aguanto.

-Te lo dije ayer mamá. Se acaba la liga y Maggs y yo vamos a ir a ver el partido de los chicos.

-¿No tendrías que estar estudiando?

-He estado estudiando toda la mañana, y no he salido viernes y sábado. Ya he terminado todos los deberes y llevo al día todas las asignaturas. ¿Me puedo ir, por favor? -. Reprimo todas las ganas de gritar y de mandarles a la mierda y sonrío. Ella me mira expectante y dirige la mirada al sofá. Es que es increíble, es como si necesitara su permiso para hacer las cosas...

-Creo que no debería ir, Zoey. ¿Qué pinta una chica como ella en un partido de fútbol?

-Es un partido de instituto, en el que juegan seis de mis amigos y al que van mis mejores amigas ¡Sólo quiero estar un rato con mis amigos! No estoy pidiendo tanto -. Alzo la voz más de lo que quería, pero no puedo evitarlo, me pone de los nervios. Miro de nuevo a mi madre y ella pierde la mirada en la cocina, intentando rehuirme.

Veo que nadie quiere hacerme caso, así que voy a la puerta y me dispongo a salir.

-Eh, estate quieta porque tú no vas a ninguna parte -. La voz de él me detiene e intento controlarme, pero no puedo. Esto me supera, así que me doy la vuelta y me dirijo a él directamente.

-Tú no eres nada mío, así que no tienes derecho a decirme lo que puedo o no hacer. ¿Me has oído? Tú no pintas nada en mi vida. No tienes ninguna importancia para mí. Ni tú, ni tu opinión. Además, tengo 18 años y puedo hacer lo que me de la maldita gana, ¿me has oído?

En El Momento Perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora