Capítulo 1. La primera visita.

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Al entrar en el coche toco el claxon una y otra vez y grito. Suelto todo lo que llevo dentro, pensando una y otra vez en las palabras de Liam, dándole vueltas. ¿Puede ser verdad que lo único nuevo que conseguí haya acabado mucho antes de empezar? ¿Puede ser cierto que todo se ha acabado? Las cosas bombardean mi cabeza deprisa, tan deprisa que casi ni me puedo parar a pensarlas. Harry, Liam, Niall, fiestas, besos, amigos... ¿A quién le importa toda? Ya nada me interesa, ya nada puede salir bien. Las lágrimas siguen saliendo y siento que nada podrá pararlas, que ya nada es suficiente como para hacerme parar.

En un momento de lucidez consigo dejar de llorar y pensar en mis opciones. Podría irme a casa pero la idea de quedarme sola llorando como una estúpida no me gusta nada. Otra idea que me asalta es llamar a alguno de mis amigos y Maggi es mi mejor opción. Me limpio la cara y me arreglo un poco y rápidamente arranco el coche. Conduzco despacio y mirando a mi alrededor. Las luces de la ciudad me hacen sentir aun más pequeña de lo que me sentía antes y de nuevo las lágrimas afloran.

Al llegar a la casa de mi mejor amiga aparco donde puedo y me quedo esperando unos segundos, respirando hondo e intentando calmarme. Al bajarme del coche noto como el viento me corta la cara. Sin esperar más corro a la puerta y subo las escaleras a prisa. Al llegar, sin pensarlo dos veces aporreo la puerta casi gritando.

-Maggi ¡ábreme! ¡Te necesito! – Al abrirse la puerta me quedo pasmada por un segundo, mientras sus enormes ojos azules se fijan en los míos. Niall me mira preocupado desde el umbral de la puerta.

-¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? – ahora me miro a los zapatos y dudo si contestarle o irme.

-Ah, no nada. Déjalo, ya vuelvo cuando esté Maggi – noto cómo me mira de arriba abajo y su gesto se descompone, preocupado. Antes de que pueda marcharme me agarra del brazo y me mira fijamente.

-¿Eres idiota? Pasa y la llamo. Vendrá en seguida – paso detrás de él callada y discretamente me siento en el sofá, mientras él se va del salón teléfono en mano. Mientras miro la tele apagada escucho su voz de fondo, pero no le presto especial atención, solo me dedico a escuchar las voces que rondan mi cabeza y a pasarlo mal.

-Bueno, estaban aún en la fiesta, pero ya vienen... Eh, no tardarán o eso creo... – Le miro un momento y parpadeo sin contestar -. Y ahora, quieres contarme qué pasa, porque no soy idiota. Si no fuera tan importante no habrías venido a las doce de la noche llorando y aporreando la puerta de mi casa – al levantar la vista del suelo veo que se ha sentado justo a mi lado y su mano reposa sobre mi pierna. Respiro hondo e intento dejarlo pasar pero el dolor me puede y me tiro a sus brazos, llorando desconsoladamente.

-Se ha acabado todo, me ha dejado.

-¿Qué? ¿Habéis roto?

-Sí, bueno no... Él ha roto conmigo – al mirarme en el reflejo de la mesa veo como se me ha corrido el maquillaje y tengo el pelo empapado. Vaya pintas... Al girarme veo como sus ojos azules recorren mi cuerpo, apenados y furiosos. Al mirarle siento un escalofrío, y sonrío un poco al oírle susurrar "vaya un gilipollas...".

-Eh, esto... ¿Quieres pasar al baño y lavarte la cara o algo?

-No, estoy bien.

-No sé, algo caliente, un café o una manta... ¡Mírate estás helada! – su brazo pasa por encima de mí y yo entierro la cara en su pecho -. Sí, vamos a la cocina, te preparo un té – me agarra de la mano, coge una manta y me lleva directamente a la cocina. En un segundo se pone a hacerme un té y yo me siento en la encimera, tapada con la manta y calentándome junto al radiador -. Bueno, cuéntame bien que ha pasado... Si quieres hablar del tema claro... Si no quieres no hace falta que me lo cuentes...

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2015 ⏰

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